Número 17 en Bitacoras 2.016
Miles de millones de gracias por cada uno de esos preciosos votos que he percibido como el mayor de los cariños.
Yo, También Os Quiero!!!
Siempre en busca de editorial. Como sabéis, mi NOVELA "Las Vacaciones que iluminaron Mi Vida" ha obtenido magníficas valoraciones. Gracias por vuestras lecturas y comentarios, ya que también aquí, escribo relatos, cuentos, o poesía Infantil. (Mis Cuentos publicados en Amazon, han estado situados en el nº 1 de ventas) Gracias por leerme. Comenta, no te cortes.
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viernes, 4 de noviembre de 2016
martes, 1 de noviembre de 2016
Ocaso
Contemplé tu vagar desde arriba, y por unos minutos, te vi, reflejado en el agua.
En ocaso, sin vida, tu luz se perdía en la calma.
Mis alas extendidas planean sobre ti sin miradas, sin sentidas caricias, sin virtud, sin amor… Sin palabras.
Vi tus luces vencidas, que en destellos opacos brillaban y el regreso, el retorno hacia casa marcaban.
Esquivé las curiosas antenas que extendías airoso en tu pausa, y volé alejando mi cuerpo, de la sombra, que sin luz amenaza.
Elevé hacia el cielo mi cuerpo que, quedó a tus rayos asido... Voló enredado de tu alma.
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Hoy, Cabalgo en una Estrella
Subí
esta noche a la luna
cabalgué
sobre una estrella,
recorrí
todos sus picos...
En su
luz brillé con ella.
Cabalgué
la noche oscura
hablé, quedito
en su oreja.
Vi que llegaba un lucero
que su resplandor
me dijo
un saludo
de mil letras,
que brillaron descaradas
en sopa
rica de estrellas.
En lo
oscuro de la noche
tiré fuerte
de las riendas
y paré
ante el gran parque,
de las
pequeñas estrellas...
Y jugué
a peinar sus rizos
a mecerme
en sus linternas,
y acaricié los suspiros
de luces
de los cometas.
Delante
de mí jugaba
a encenderse
y apagarse
muy travieso, un planeta.
Que en
su código hablaba
del sonido de los mundos
y resplandor de otras tierras.
¡Paséame
por el cielo
mi caballito
de estrella,
que
quiero ver a mis padres
y a mis
queridas abuelas!
Paséame
a trotecito...
De quietud fija de estrella.
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La Abuela en la radio Onda Cádiz
En Onda Cádiz Radio; Maravillosa experiencia.
La Abuela en IslaCultura 2016 |
Puedes ver aquí el vídeo
https://www.youtube.com/watch?v=0sQCmAHfCSM
Leyendo en Islacultura
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Leyendo en Islacultura |
Con Patricia Cavada, la alcaldesa de San Fernando, en Islacultura |
Con Maricarmen Rubio. |
domingo, 30 de octubre de 2016
Hablando del Deseo
Te soñé
En mis
noches sin sueño
Te alcancé
Al
buscar mis recuerdos
Añoré
Tus
mensajes
Sin palabras... Sin
gestos
Mezclé
Tu
sonrisa con mis risas de viento
Deseé
Tus
caricias,
Tus
palabras no dichas,
Tu amor
En la
luz de mi amor.
Y tu
piel,
Que en
mi piel tatuada
Hablase
Multitud de poemas
Henchidos
De locura y pasión
Henchidos
De locura y pasión
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domingo, 23 de octubre de 2016
Esperándote
Las doce en punto y no estás.
He
fotografiado el naranjo a esa hora, como muestra de mi angustiada desesperación.
Desolado,
abandonado en soledad tal como si él fuese yo.
He
visto pasar las horas sentada aquí frente a él, he contado sus naranjas, las
amarillas de sombra y las más rojas también.
Puedo decir amor mío que hasta sus hojas más verdes... Puedo decir sin dudarlo, que se encuentran en sus ramas contadas de tres en tres.
Puedo decir amor mío que hasta sus hojas más verdes... Puedo decir sin dudarlo, que se encuentran en sus ramas contadas de tres en tres.
Él recibía
el sol mientras yo me asolaba, y son... casi ya las seis.
Te he
enviado mensajes, te ha llamado, he derramado en el móvil de lágrimas… Más de cien.
¿Por
qué es que no contestas?
¿Por
qué no llegas… Por qué?...
¿Es que
no ves amor mío que aquí estoy desde las diez?
Que me
tienes asustada, que… Sufro por ti, que muero, que me invade hasta la sed…
*
Pasó
por aquí hace un rato, Albertina (la del tren)
Me ha
dicho que… Acompañado te ha visto precisamente a las tres, que salías de un burguer
con una de mis amigas… Sí, la más guapa, Maribel.
Que la paseas
del brazo como si ella, fuese ahora tu mujer.
Espero…
¡Recuérdalo por tú muy bien!
Que si me entero, que si te veo con ella…
¡Recuérdalo por tú muy bien!
Que si me entero, que si te veo con ella…
La que
ahora te ama… No habrá de hacerte bien.
Y…
Ella, que yo no la vea, que se esconda, que…
¿Pero
es que no ves que te amo, como ella, jamás sabrá hacer?
¿No te
das cuenta amor mío que ella no te quiere bien?
Que
está enamorada de otro, al que tú conoces.
Tu
hermano Andrés, y sólo se acerca a ti para estar cerca de él.
Y como
ella te dañe… Como esa arpía te hiera…
No habrá lugar en la tierra donde se pueda esconder.
No habrá lugar en la tierra donde se pueda esconder.
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lunes, 17 de octubre de 2016
Una fiesta de Halloween
El día amaneció dentro de la cotidianidad:
Despertar, duchar y, desayunar son los tres actos más automáticos que Leopoldo
hacía después del latir de su corazón y de su respiración, que salvo en las
tardes de piscina y alguna que otra zambullida en la bañera, solía producirse a
su ritmo, y automáticamente. Y… el ir al instituto a dar clases... Aunque hoy
Existía una excepción, y es que hoy, es sábado y no irá a dar clases al
instituto de Educación Secundaria de “La Oleada del Tedio”
Sobre las once de la mañana, llamaron a la
puerta.
Desacostumbrado Leopoldo a que tales hechos
perturbasen sus días, se sobresaltó, aunque acudió a abrir sin demasiada
premura, aunque también, sin demasiada demora.
—¡Buenos días!—Saludó aquella especie de
cartero que asomó como primera muestra física de su persona, la nariz, aprovechando
el primer resquicio de apertura en la puerta.
—Buenos días. —contestó Leopoldo un tanto
tímidamente y en tono de sorpresa.
—Le traigo una invitación personal, que he de
entregar en mano. —Se produjo una pausa y prosiguió…
¿Es usted Don Leopoldo Grana Cerezo, profesor
director del Instituto de Enseñanza Secundaria de “La Oleada del Tedio”?—
—Sí, soy yo… Salvo por un pequeño error…
No soy director del Instituto. Soy profesor
de Ciencias Inexactas.—
—¿Querrá usted decir Ciencias Exactas. No,
Señor Leopoldo? —Rectificó el señor cartero un tanto escéptico.
—No. Ciencias exactas corren por cuenta de mi
compañero Demetrio. Yo, me dedico a impartir “Inexactas” y… No crea usted, es
una asignatura muy interesante. —Puntualizó el profesor, ratificándose en la
importancia de una inusual asignatura, pero con demanda de impartición y en
auge.
Es más, —Continuó Don Leopoldo. —Tenemos la
gran suerte de que La Oleada del Tedio, goce de la gran distinción de poseer la
única aula del pueblo que imparte esta sin par disciplina.
El cartero notó la inmensa gana de Don
Leopoldo en explicar su metodología y pormenores sobre la asignatura y
entonces, sin aviso previo, decidió cortar por lo sano interrumpiendo al institutor
bruscamente.
Sacó de su carpeta un sobre sellado, y sin
más preámbulos, se lo colocó a la altura del pecho (casi tocando al hombre) perturbando
su tranquilidad con la brusquedad del hecho.
Acompañó la sequedad del gesto, con éstas
secas palabras:
—¡Debe usted firmar aquí, para que pueda
justificar la entrega de la misiva…
Ha de poner la fecha y la hora, acompañadas
de su número de identificación social!...
—¿Identificación social? —Preguntó extrañado
el galeno —¿Quizá quiera usted decir que debo poner el número de identidad?…
—¡Debe usted poner el de identificación
social… Pero… si lo que desea poner es el de Identificación… Ponga usted el que
le venga en gana!
Cada vez más sorprendido, Leopoldo firmó,
buscó su número de identificación Social y lo plasmó en el papel ofrecido por el
extraño cartero. Firmó, y terminó de manchar el blanco del papel con la fecha y
la hora.
Cerró la puerta, el hombre que había
perturbado su mañana de sábado, bajó las escaleras, tal como había subido, sin
hacer ni pizca de ruido.
Leopoldo, rasgó el sobre sin protocolo
alguno, sin miramientos, tanto que el sello plasmado en su frontal y su nombre,
quedaron separados en dos mitades y con una rotura en forma de ese.
La envoltura del sobre, dejó al descubierto
una invitación diseñada con todo esmero y cuidado.
La invitación decía así:
Los Duques de
Oleada del Tedio tienen el gusto de invitarle a la fiesta que se celebrará esta
misma noche.
Como ya sabrá,
Señor Leopoldo, esta noche tendrá lugar en nuestro palacio la fiesta anual de
Halloween en la que será usted nuestro real invitado de honor.
Contamos con su ilustre
presencia.
Un saludo cordial.
Avarado y Bramuela
(Duques de Oleada del Tedio)
Jamás había oído hablar de los duques, aunque
sí sabía de un palacio en el pueblo, del que desconocía datos de inquilinos o
linaje. Leopoldo en un principio quedó un tanto desconcertado y, le embargó una
pequeña suspicacia, un atisbo de desconfianza que encogía su corazón. Releyó más
de una vez la misiva… y… Sacó en conclusión, que… Desde su perspectiva de
profesor de instituto, no halló en aquella invitación ningún dato que le
hiciese persistir en su desconfianza…
A la tercera o cuarta revisión, pensó que
estaría muy bien recordar aquellas noches de Halloween de cuando era pequeño,
el susto del disfraz…
Recordó aquella vez que mamá lo vistió de zombie,
cuando le mostró el disfraz y el maquillaje en el espejo… ¡Jajajaja! Cuánto
lloró al no comprender que tras ese maquillaje quien estaba allí era él mismo.
¡Qué susto tan grande!... (Pensó con el
cariño de un feliz recuerdo).
Aquella otra vez, que llegó de la calle y le
abrió la puerta disfrazado de vampiro, su hermano Edelmiro…
No podía dejar de llorar, y el susto fue tan
grande que se le cortaba la respiración, y corría peligro de perder el
conocimiento.
Recordaba a su asustada mamá intentando
tranquilizarle, diciéndole que los colmillos que presentaba su hermano asomando
entre sus labios eran de juguete, y que no servían para morder, por su
inconsistencia y su falta de filo.
—¡No pinchan, ves… No pinchan! —Trataba de
convencerle su madre aplastando los colmillos (ya fuera de la boca de Edelmiro)
una y otra vez, contra la palma de su mano.
Poco a poco, su hermano fue quedándose sin
disfraz (con lo contento y gracioso que estaba creyéndose un verdadero vampiro)
Mamá le fue quitando la capa, las pinturas
rojas que simulaban la sangre, sus espléndidos colmillos, la cicatriz escrita
con pintura negra… y el pico pintado en la frente, que asomaba por debajo de su
pelo.
Lo despeinó, le quitó el repeinado. Recordaba
la cara de Edelmiro risueña al abrirme la puerta, y como se fue enturbiando su
semblante a medida que su mamá le privaba de su presencia como vampiro; y como
terminaron los dos llorando. Él, de repente, a causa del pánico y Edelmiro, poco
a poco, a medida que iba perdiendo sus atributos vampíricos.
¡Pobre Edelmiro! Después recordó que hubo de
consolarle por chafarle la noche de dicha y protagonismo.
Hasta tuvo que prometerle hacer su tarea del
colegio por una medida inexacta de días, que se fue convirtiendo en costumbre.
Perdido en esos graciosos e íntimos pensamientos,
le asaltó una duda…
No había preguntado al portador de la carta
si debía ir disfrazado…
Halloween es la noche del disfraz —Pensó de
nuevo en la invitación… Y ello le hizo decidir que se trataba de una fiesta de
Halloween convencional. Como todas las fiestas de Halloween…
Según la experiencia de Leopoldo, eso
significaba que debía disfrazarse.
Se agenció un disfraz que confeccionó con una
sábana blanca, a la que pintó y recortó el contorno de unos ojos redondos y
grandes. Se lo probó, y… quizá por la excitación le invadió un repentino sueño.
Sobre las ocho de la tarde, despertó de su
siesta y se encaminó enfundado en la sábana hacia el palacio del pueblo.
Entró sin llamar.
Llevaba en la mano y en lugar visible la
invitación, por si alguien se la requería.
Le extrañó que nadie le mirase ni le diese
importancia alguna.
Aunque él… siempre tan cortés, saludaba a
quienes se le cruzaban, a quienes veía de frente, a quienes pasaban cerca…
Había saludado a todos los invitados al cabo de un rato de presencia en la
fiesta…
Le extrañó ver a alguien vestido de vampiro
muy parecido a su difunto hermano Edelmiro… y esto le provocó una sensación
entrañablemente agradable.
Y le extrañaba más que nada, que nadie
contestase a su saludo.
A la mitad de la fiesta; la duquesa, se subió
al palco de la orquesta y advirtió a los presentes…
—¡Recordad, que gozamos de la presencia de un
fantasma real… Y que habrá un premio para quienes lo adviertan!—
Esto intrigó a Leopoldo y le hizo poner
interés en su entorno.
—No estaría mal pillar a un fantasma —Se
permitió pensar
Aquella nueva expectativa, entretuvo sus
minutos siguientes en la fiesta…
Mas… Cada vez le chocaba más el despiste de
la gente, el sentirse como un extraño entre desconocidos…
Sí, realmente, Leopoldo era ignorado en aquél
lugar de jolgorio y fiesta.
Advirtió que había gente que por grupos se
hacían fotografías frente a un enorme espejo antiguo decorado con un marco que llevaba
una distintiva corona de escudo familiar en su parte de superior.
Sería bueno tener un recuerdo de esta noche…
Pensó Leopoldo.
Y… se colocó delante, haciendo el fantasma,
junto a un grupo que posaba para el espejo….
—¡Esto no lo puedo tolerar!—gritó muy enojado.
¡No puedo tolerar que me ignore también el
espejo!
Leopoldo, se arrancó la sábana que cubría su
rostro y su cuerpo…
—¡Fantasma!!!—
Gritaron a coro señalándole con el índice, todos los presentes.
Leopoldo, no comprendió qué había ocurrido aquella noche, en
aquella estúpida fiesta.
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sábado, 15 de octubre de 2016
Me alienaba la Luna
Me
alienaba la luna
Con su
luz de manteca
Su nariz
aplastada
Y su
boca rellena
Me alienó
a mí la luna
Y su
luz de manteca
Y esperaba
a la luna
En la
noche cubierta
Me alienaba la luna
Con sus dientes de nácar
de sonrisa perfecta
Me aliena la luna
Con sus valles de plata
Y su voz de canela
Me alienaba la luna
Con sus dientes de nácar
de sonrisa perfecta
Me aliena la luna
Con sus valles de plata
Y su voz de canela
En las
noches sin luna
De oscuridad
bien repleta
¿Dónde
te has ido luna
Que tu
luz no me acercas?
Te
esperaba en la tarde
Y la
noche te acecha
Te esconde
y te aparta
De mi
alma serena
De mis
días dormidos
De mis
noches despiertas
Me alienaste,
mi luna
Y tu
luz no me llega
Y buscando
tus rayos
La negrura
me quema.
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miércoles, 12 de octubre de 2016
El Mar y Tú
Me
acerqué al mar
para divisar sus olas,
Me
asomé al mar,
Me
envolví en sus aguas,
Bañé mi
cuerpo de espuma…
Me fui
al mar,
Recorrí
de norte a sur,
Sus
orillas…
Miré frente
a frente el mar
Viví el
azul de su mirada,
Rocé el
frescor de sus labios
Sentí
la sal de su garganta…
Las rocas
amables
De sus níveos
dientes…
La suave
luz
De sus húmedas mejillas
Penetré,
sus profundidades…
Y… Entonces
lo supe…
Supe,
que el Mar…
Eras tú.
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martes, 11 de octubre de 2016
El día en que morí
Poco antes de que llegase
a mi vida
el fin...
Ya despuntabas maneras,
ya se notaba en tus noches...
Que sentías,
estricta ausencia de mí.
estricta ausencia de mí.
Me deshacía en amores,
en halagos lisonjeros,
en deseos placenteros,
que dirigía
hacia ti...
Y tú… Centrado en tu mundo...
Tú... Sé, que Pasabas de mí.
La muerte llegó el día,
que doblando
una esquina,
te vi cerca... Aunque...
Lejos... Pegado a ella...
La que te apartó de mí.
Sé, que
entonces... morí...
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