—Mamá
¿Por qué los números sólo son diferentes del cero al nueve?—
—¡No te
entiendo Merceditas!
¿Qué
quieres decir?
Todos
los números son diferentes, no únicamente los que van el uno al nueve.—
—Ya,
mamá, pero… están compuestos por esos mismos números….
Sin
embargo, cada uno tiene un nombre propio, siendo que se repiten.—
—¡No
digas tonterías Merceditas!—
—¡Pues
no son tonterías!
¡Te lo
explico, mami!
El
diez tiene nombre propio. “Diez” pero sus números no son propios de él.
Para
que el Diez sea Diez tiene que pedir prestado un uno y un cero, no tiene un
número propio, tan propio como su nombre...
El
once, tiene que decirle a dos unos que se coloquen en fila para ser once, siendo
que su nombre es inequívoco. "Once".—
—¡Ay,
Merceditas cómo lo complicas todo!—
—No,
mamá, lo que es complicado es saber por qué los números cuando pasan del nueve,
tienen que buscar un compañero o más para poder formarse.
Imagínate
que por ejemplo... El mil encuentra tres ceros charlatanes para llevar detrás, y vuelven
loquísimo al uno. Pues ya no querrá volver a ser mil nunca más.
Si “mil”
tuviese un número propio como lo es su nombre… No tendría que soportar tantos
ceros.
Imagínate
mamá, que yo soy el uno, y mi amiga Mar, Marga y Tina, van detrás de mí todo el
rato charlando, porque ellas son iguales, como trillizas charlatanas, y yo más
tiesa que un garrote, sin brazos y sin poder taparme los oídos… ¡Sería horrible
mamá!—
—Lo
sería, sí. Jajajajaja.—
—¡Mamá
no te rías que esto es muy serio!—
—¡Jajajajaaaaa
No, si no me río cariño!—
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