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sábado, 1 de agosto de 2015

Una isla al Sur

A San Fernando.

Una Isla de Sal,
revestida de nácar.

Cubierta por nubes,
de luna blanca.

Inundada de nieve,
de la mar salada.

De la blanca arena,
en vírgenes playas.

La circundan esteros
Cuajados de luces,
con  brillos de plata.

El sol la apadrina,
la luna, la ama.

Le ruge al oído, 
un león
Que por protegerla,
muestra sus garras.

Un viejo acueducto,
la sirve y la halaga.

Da vida a las Cortes,
la Constitución proclama.

Las mareas la nutren,
la cuidan, la ensalzan.

Una isla de espuma 
de mar, petrificada.

Una isla de nieve.

De  nieve... salada


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https://es.wikipedia.org/wiki/San_Fernando_(C%C3%A1diz)



miércoles, 29 de julio de 2015

DOÑA TRAPITO

Doña Trapito
Doña Trapito, es nana buena.
Doña Trapito, es muy morena.
Doña Trapito, cuida con gana,
Siempre a mi nena.

Del desayuno, hace mimitos.
Cuida su siesta... y si despierta.
De esos mimitos…
Hace una fiesta.

Mi niña come, y doña Trapito,
Cuentos hermosos, dulces, compone.
Si se adormece, pronto mi nena
Duerme trapito…
y el sueño llega.

Cuenta otro cuento, mientras se cena.
Mi niña escucha, siempre atenta.
La acaricia, con mucho orgullo.
Ser su trapito…
Le gusta mucho.

Si ve su cara, con churretones.
O  se le escapan, unos moquitos.
Sólo Trapito, está pendiente.
Cuidar su cara…
Es preferente.

Después se lava, dando mil vueltas.
La lavadora, ríe contenta.
Mucho le gusta…
Dar muchas vueltas.

¡Como es Trapito! juega en el agua
Mientras se lava, con jaboncito.
Canta una nana, como un arrullo.
Para en la noche…
Dormirnos juntos.

Doña Trapito, recoge flores.
Para deleitarle, con sus olores
y enseñarle... 
Sus mil colores.

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domingo, 26 de julio de 2015

El descanso por fin.

El descanso por fin.
Mercedes Gil (AbuelaTeCuenta)
Hará cerca de un mes que llegué a la playa. Al anhelado reino de Lop.

Atrás quedan las visiones, los desfallecimientos, las locuras febriles, el hambre, la sed  y todas las desgracias vividas en la antigua isla inhóspita y yerma.

En las primeras incursiones por mi reino, he ido recolectando semillas salvajes, no por ello menos comestibles y deliciosas que las cultivadas industrialmente. He desbrozado una pequeña parte de bosque para convertirla en huerto, intentando disimular lo más posible el cultivo intencionado para protegerme y disimular mi presencia. Ya han comenzado a brotar los primeros frutos, algo de grano (que aún está corto y verde) pero promete premiarme con buena sopa de trigo. Comienzan a brotar también las acelgas y algunas bayas. Desconocía de mí esta faceta y el gran valor de mis escasos conocimientos vegetales. Lo peor es, tras la identificación y la primera cata, a la que llamo “la prueba del pánico”.

Gracias a la estabilidad y el sosiego conseguido, dedico más tiempo a disertaciones con mi yo interlocutor que cada vez se hace más ágil y más experto en mí que yo mismo, así que mantenemos verdaderas discusiones sobre los temas más diversos y más versados. Este diálogo conmigo mismo, mantiene activo mi lenguaje,  rememora mis conocimientos y me acerca a veces a mis recuerdos.
Pienso en mi vida pasada. Sí, pienso y dedicamos muchas horas a esa parte de mi vida. También discurrimos sobre mi posible rescate, y hacemos planes de huída y defensa en caso necesario. Muchas veces recordamos, aunque otras… quizá debería decir “soñamos”.
Pienso, sí, pienso en mi vida pasada, en mi amada, en la civilización… Procuro no pensar… Debo mirar hacia delante. Pensar en lo perdido desestabiliza y hace perder el deseo de sobrevivir. Debo mantener mi cuerpo y mi mente alejados de pensamientos nocivos, manteniéndome ocupado. Ocupar el cuerpo para cansarlo con trabajos continuos y ocupar la mente en la consecución y perfeccionamiento de dicho trabajo.

He logrado gracias a este nuevo método de ocupación plena lo que tanto deseaba cuando la civilización circundaba mi existencia. Vivienda en la playa. En la atalaya, a modo de castillo, un refugio desde dónde otear el horizonte en busca de algún barco. Les he construido mimetizados con el terreno por si tuviese que utilizarlos como escondite en alguna desafortunada ocasión. He resuelto en lo posible una emergencia de defensa con la construcción de trampas en la periferia de mis refugios. Me he fabricado un arco y flechas con las que cada vez soy más diestro.

No he visto por aquí ningún depredador que inquiete mi integridad física, pero aún así, estoy muy atento a las huellas y a su identificación, así como procuro borrar las mías.

De momento, Eva permanece escondida, perfeccionada y reparada de los horribles daños sufridos en el viaje, pero dispuesta para la huída si ello fuese necesario.

Esta mañana amanecí espantado. Me ha parecido escuchar voces en la lejanía.

Voces incomprensibles para mí.

Corrí a mi castillo a otear el horizonte.

Me ha parecido ver restos de huellas en la arena.

Me he cubierto de pánico.
     ¡Dios, no me abandones! –
     ¡Que no deba combatir! –
     ¡Soy un ser de paz Señor! –

Mi yo interlocutor, salió en mi defensa para tranquilizarme diciéndome:
     Pueden haber sido fruto de tu imaginación –
     No te preocupes. –
     Aquí no hay nadie –
     Las huellas pueden ser de algún plantígrado que haya bajado a la playa. –

Me esconderé en mi refugio.

Necesito pensar y tranquilizarme…


Debo camuflar el huerto…
Un precioso dibujo que encontré en internet
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viernes, 24 de julio de 2015

¡QUÉ DÍA MÁS MALO!

     ¡Qué día más malo! –

     ¡Qué día más malo! –

Repetía Luzmila cuando me la crucé en el portal.

     ¿Qué ocurre Luzmila? –

Pregunté muy asustada.

     No creerás si te cuento.... –

Respondió.

     ¡Te creeré! –

     ¡Seguro que te creeré! –

Afirmé convencida.

     Esta mañana salí para hacer ejercicio por el parque… -

     No lo creerás, Virginia –

Asentí para afirmar, mientras  escuchaba.

     Iba campo a través, cuando una nave espacial paró en el aire. 

    Su luz cegadora me envolvió, aturdiéndome y  abduciéndome hacia su interior... 

    Recuerdo una sala de operaciones muy similar a la de un hospital...

    No recuerdo  nada de lo ocurrido después. –

     Me da miedo contarlo, temo que me tomen por loca. –

     No te preocupes Luzmila. -

  -    ¡Yo, te creo! –

Luzmila, presentaba un aspecto raro, extraño.

Era como si alguien recién aficionado a los puzles, la hubiese desmontado y una vez revueltas las piezas, no supiese volver a acomodarlas en su lugar de origen.

Vestía Luzmila unas mallas lila que cubrían sus piernas y  habían quedado colocadas en la parte superior de su cuerpo. 

Sobresalían sus piernas del lugar que correspondería a la cabeza, y ésta, emergía en lugar del brazo izquierdo. 

El brazo izquierdo hacía las veces de pierna, continuando el derecho en su lugar de origen. 

Andaba dando pasos cojos con los pies, en el lugar que deberían haber ocupado las manos. 

Una oreja sobresalía en de su pierna en  lugar de un pie. 

Una mano cubría su cara.

     ¡Te creo Luzmila! –

     ¡Te creo! -
          
        Luzmila desapareció tras cerrarse la puerta del ascensor con dirección al tercer piso, mientras sacaba con toda dificultad de su bolsillo un pañuelo para secar su nariz, que los extraterrestes, habían colocado justo al término  de su espalda.


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¡ABARROTADAS DE GENTE!!!


¡Abarrotadas de gente!

Me dio miedo utilizar las escaleras mecánicas del centro comercial. Mi hija me convenció. Ella, me acompañaba en las compras semanales. En el momento que deposité mi pie sobre el peldaño y comencé a subir, dirigí hacia arriba la mirada. 



Una niña subía tres peldaños superiores al mío cargada con un carrito de mano que pertenecía a su madre. Noté su mirada de preocupación que comprendí segundos después. El carrito se abalanzó escaleras abajo.

Quien viajaba en el peldaño contiguo, sorteó el carro dando un salto hacia la izquierda, e inmediatamente, cayó sobre mí arrollándome. 

Caí escaleras abajo y quedé clavada al suelo como un dibujo animado. Me levanté sin ayuda alguna y pronto vi que la gente de mi alrededor desaparecía.

— ¡Mi hija! –

— ¿Dónde está mi hija? –

¡La había perdido!

Recorrí todo el centro comercial buscándola sin parar. Preguntando a cada paso…

— ¿Habéis visto a mi hija? –

— ¡Gina! –

— ¿Dónde estás Gina? –

Regresé a casa agotada y llena de dolor.

— ¡Señor, devuélveme a mi hija! –

Supliqué.

Al entrar, la encontré llorosa, triste, acompañada de gente extraña.

La distinguí desde la puerta sentada sobre mi cama.

Pero… 


No puedo entender…


Por qué...

— ¿Yacía yo en la cama? -



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lunes, 29 de junio de 2015

Distinción Edupsique narrativas



juantobe1
PROPIETARIO
11:26
+Mercedes Gil Abuelatecuenta, el Equipo de Moderadores ha valorado tu blog como magnífico exponente de tus buenas creaciones en el mundo de las letras. He de comentarte que tu blog permanecerá anclado durante un día en la cabecera de la comunidad como justo merecimiento a tu participación y a la calidad de tus trabajos. Es para nosotros un placer contar con tu presencia y participación en esta comunidad. Que pases una bonita tarde (a ver si refresca, jeje). Abrazos y besos. ;-) El Equipo de Moderadores

+Maríjose Luque Fernández
+Alicia González.-
+juantobe1


 
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 Enhorabuena +Mercedes Gil Abuelatecuenta y como comentan todos, tienes un blog lindo lleno de aire fresco. Cuentos para niños... y relatos para no tan jovenes.... Lo disfrutamos sin duda...
Pasa un lindo día. Beasos y sonrisas para toda la semana.
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Juan Cabezuelo
14:20
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enhorabuena!!! a originalidad no te gana nadie, un gran blog de una gran escritora

Alicia González.-
MODERADOR
14:41
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Responder

Enhorabuena +Mercedes Gil Abuelatecuenta
Desde el primer momento que conocí tu blog, su por qué y el contenido, me enamoré. Me pareció una preciosa forma de dejar por escrito el cariño y el amor de una abuela hacia sus nietos. Seguramente éstos, a medida que se vayan haciendo mayores, tendrán la capacidad de no ver sólo "cuentos" sino que serán capaces de apreciar que tus palabras son un regalo precioso.
Enhorabuena, de corazón.
Ya lo he dicho y no me cansaré de repetirlo: ojalá todos los niños tuvieran la oportunidad de disfrutar de sus abuelos. Sois una pieza clave en sus vidas.
Un abrazo enorme para ti y tus nietos, espero que lo celebréis juntos y que vuestros cuentos e historias lleguen a muchos niños.
Besos.

El equipo de EDUPSIQUE NARRATIVAS MULTIFORMES ha tenido la gentileza de distinguir mi blog con una mención especial. Mil gracias!
Muchísimas gracias!!!

viernes, 26 de junio de 2015

PARA ESOS MOMENTOS BAJOS...

He de reconocer que de vez en cuando la vida nos besa en la boca, y de esos escasos y maravillosos momentos recopilados en nuestra memoria, vamos viviendo para compensar los tiempos aciagos (por desgracia, más abundantes en número y en el espacio tiempo).

Me gustaría hacer mención de algunos besos que hasta ahora la vida me ha ido regalando, para hacer con ellos unas cuentas de rosario que ir pasando una a una  cada vez que deba apoyarme y reconfortar mi ánimo en ellas.

Para esos momentos bajos:

La primera de las cuentas, corresponderá a mis amados hijos.

Los más bellos y dulces de todos los ángeles y los más valiosos de todos mis tesoros.

Cuando les veo en mis recuerdos, no les veo como son ahora, hombres grandes y perfectos padres. Les veo como eran de chiquitines y disfrutaba de ellos, de su presencia, a todas horas del día.
  
Antes, de que comenzaran el colegio (que es la primera de las separaciones que sufrimos las madres de nuestros pequeños).

Les veo tal como eran entonces, rubios, con sus cabellos dorados, llenos de alegría y ganas de descubrimiento. Cuando todo para ellos resultaba nuevo.

El vuelo de una mariposa.

Una hormiga recorriendo la acera, en busca de su hormiguero.

Las preciosas telas de araña…

La luna, en sus múltiples fases...

Cuando desde que amanecían hasta que mis niños se iban a dormir, todo era un juego dentro de mi casa.

El juego de vestirse, el juego de desayunar, que resultaba estar lleno de aviones, trenecitos, coches, barcos… con sus correspondientes hangares, parkings, túneles, atraques…

Los juegos de cuentos y canciones…

Y el más importante, el juego del baño antes de dormir.

¡Qué bien lo pasábamos!

Sus pequeñas heriditas dibujadas con “mercromina” roja, siempre locos por hacerse una nueva para que mamá usase el cuentagotas como un pincel y les pusiera un nuevo bichito en una pierna o en el dorso de la mano.

Qué bello vernos disfrutar rebozados de arena igual que una croqueta gigante dispuesta a ser metida en la sartén que era el agua de la playa para bañarnos después bien cogidos de mi mano. 

Los castillos de arena en la orilla.

Los viajes cantando las canciones pitufas.

¡Mis niños!

Mi delicia...

La más bella de mis cuentas.

Mi esposo, mi felicidad continuada a su lado y al que debo todo, con el que comparto la alegría y el amor hacia la primera de las cuentas relatadas.

Recordar con él la llegada del amor, la locura, el deseo, la pasión y el sentimiento único de dejar de ser niña para convertirme en mujer.

Mis nietos, que ahora forman la más grandiosa de las cuentas de ese rosario con el que dar gracias.

Este cariño nuevo y renovado, el descubrir que los hijos de tus hijos llenan el vacío dejado y devuelven la alegría a una casa que se había quedado ajada, vacía y silenciosa. Ahora, vuelve a llenarse de griterío infantil, de juegos, de juguetes esparcidos por el suelo, y todo resulta renovado por su fresca belleza  y regocijo.

Terminará el rosario con un Gracias vida por todos esos deliciosos besos en la boca con los que has decidido premiarme.

Aunque el primero y el más importante, ha sido mi mamá.

El ser más maravilloso que habitó la Tierra fue elegida para ser mi madre, de ella aprendí a amar a todos los niños y ver en ellos la grandiosidad que cada uno encierra dentro de sí, de saber que cada niño es un tesoro al que amar y hacer feliz.

Mamá, gracias por todo lo que de ti me has dado, porque todo lo de ti heredado ha sido “tan bueno”…


¡Gracias Vida por tan extraordinarios besos recibidos de tan inmenso amor!


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viernes, 12 de junio de 2015

BÁRBAROS Y ROMANOS

Un ejército de romanos emergía por detrás de un montículo. En un principio, cuando comenzaron a emerger, no podía imaginar de qué se trataba. Sus penachos rojos resultaban a la vista como un campo de flores crecientes con extraños tallos metálicos.

Poco a poco, vi crecer la imagen de arriba hacia abajo, el casco quedaba ya al descubierto infundiendo el mayor de los respetos, un respeto creciente a medida que crecía la imagen y dejaba ver cada vez mejor las partes componentes de su marcial uniforme. Jamás pensé que un hombre con “faldita” podría infundir tantísimo respeto y tantísimo temor.

Antes de que la imagen se completara hasta dejar ver los pies, eché a correr hacia uno de los lados despejados del campo en el que me encontraba. Corría sin dejar de mirar hacia mi derecha.

El sonido de los pasos del ejército romano se hacía ensordecedor, su desfile a paso ligero golpeaba el suelo multiplicando así la sensación de numerosidad grupal que dejaba sin saliva mi garganta.

No lo había advertido antes, pero a mi izquierda, oí como un eco multiplicado de sonidos, que  hizo girar mi cabeza. Entonces pude contemplar espeluznado un grupo tremendamente mosqueado de bárbaros acercándose a la carrera.

Golpeaban sus escudos con la rudimentaria espada. Sus pies se cubrían con pieles de lobo y en sus espaldas, lucían alas arrebatadas a horribles y enormes buitres negros. Sus vestidos no lucían idénticos ni trabajados como los romanos pero sí imprimían en ellos el dolor y el miedo que transmitían sus pasos.

El que sería su líder, montaba un caballo blanco y en su mano, a modo de estandarte, una pica con una cabeza romana teñía de rojo la mano que sostenía la lanza.

Aún permanecían lejos, los unos de los otros, pero el hedor cabalgaba a mayor velocidad que la furia, los pasos ligeros y la maldad que desprendían ambos ejércitos. El hedor estaba compuesto por los cientos de cuerpos sin lavar, por las cabezas en descomposición, por las horribles y asquerosas alas de buitre negro, por la falta de letrinas, por las feromonas y la adrenalina que brotaban a raudales de aquellos fornidos cuerpos, de jóvenes luchadores dispuestos a morir matando.

Muy cerca de mi posición, una piedra enorme cayó aproximándose a la avanzadilla de bárbaros que quedaban ya casi a tiro de los romanos.

Mi posición semi oculta detrás de unas cuantas hierbas altas, estaba a punto de ser invadida por los contrincantes bárbaros, así que me vi en la necesidad de abandonarla a toda velocidad, hasta alcanzar una pequeña elevación del terreno tras la que me escondí y desde la que percibía una más nítida imagen.

El primer encuentro de contrincantes, cercenó brazos, piernas, cabezas y descorazonó a cientos de guerreros. La técnica y estrategia romana no era esta vez ventaja, ante la kamikaze lucha a muerte del ejército bárbaro.

Todos… menos uno, que saltó a guarecerse de la guerra sobre mí. Apareció de la nada, le aparté de un empujón y eché a correr otra vez en dirección hacia mi máquina del tiempo.


Mientras la ponía en marcha y la programaba, el bárbaro alcanzó la nave sin puerta y con un único asiento donde ambos viajamos de vuelta, sirviendo yo de mullido cojín para aquél pestilente ser alado que veía llenarse de vómitos sin comprender su procedencia. Mi halo de invisibilidad, me salvaba la vida, pero no salvaba mi estómago ni mi olfato. Solo me quedó rezar por una pronta arribada y poder borrar de la memoria algún día aquella pestilencia y aquel recuerdo de muerte bárbaro-romana.

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miércoles, 10 de junio de 2015

HUELE A GAS


Salió, sigilosa, a estirar las piernas, no sabía entonces que aquella fuga podría haber producido un final que jamás habría querido imaginar. 

Pedrito abrió el gas con la intención de con sus pequeñas manos hacerse una tortillita que… 

(Siempre con el gas abierto), batió el huevo, buscó una sartén pequeña, vertió en ella el huevo batido y buscó después una cerilla...


Mientras intentaba encenderla frotando con la pequeña fuerza de sus mínimas manitas… 

Regresó mamá tan sigilosa como había salido, justo a tiempo de librar al pequeño del horrible peligro que se cernía a su alrededor estando ya la cocina, impregnada de repulsivo olor a gas.

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viernes, 5 de junio de 2015

EL PARO



Que no nos vengan diciendo

De estas cifras del paro,

¡Es culpa de los parados!

¿Que no estamos preparados? 

Esos eran otros tiempos.


¡Nos sobran conocimientos!

Somos súper preparados.

Gozamos de más carreras,

De más másters y posgrados.

Que quienes en buenos puestos,

Fueron allí “colocados”.


Se convierten facultades,

Depósitos de parados.

Nos sentimos en el paro,

De todos, desheredados.

Promulgan conocimientos

Para los no preparados

Se tutelan, se hacen cursos

Se les trata con cuidado. 


Médicos como auxiliares,

Psicólogos como apestados.

Cuantos más conocimientos,

Más y más somos denostados.


Me dijo la última vez

En que me apunté al paro.

Está usted muy preparad@.

Pero transcurrido el tiempo,

Sigo en las listas del paro.


© Mercedes del Pilar Gil Sánchez.