<<Relato de ficción; cualquier similitud con la realidad, será por pura coincidencia>>
Después de las últimas guerras que implicaron al mundo tierra, los distintos dictadores o dirigentes de los distintos países depauperados por las contiendas, toman como iniciativa común, impulsar la natalidad, incentivándola con distintos premios. Un asunto comprensible, había que sustituir por vida, a la masiva muerte…
Años después, entradas a gobernar las distintas democracias, en los distintos países, había que reorganizarlo todo, fomentando como norma, lo contradictorio a lo antes dicho: Las familias debían tener como máximo un único hijo…
Pasó el tiempo en conformidad, en el respeto a lo último dicho. Transcurren años libres de llantos infantiles; se prohíbe la entrada de niños en restaurantes “pues ya se sabe que… lo no usado u oído, puede llegar a ser molesto”.
Las nuevas parejas reproductoras, inciden cada vez más en esterilidad de alguno de sus miembros, ya que lo no usado…
La ausencia reiterada de infancia, envejece a la población, con lo que se hace necesario tomar medidas severas…
Una sigilosa cumbre se celebra en un país neutral; cuyo primordial tema son: el gasto consecuente del envejecimiento poblacional progresivo…
Lin Chu un inminente científico en genética molecular, es convocado a la cumbre… Los distintos ponentes proponen diversos métodos:
Gracias a la demostrada excedencia de otros países, se propone aumentar la infancia impulsando a la adopción.
Pero Lin Chu sabe que sólo él tiene el método infalible. Está más que harto de jugar en el laboratorio… Necesita ya, probarlo In Situ…
Está hartísimo de matar ratones viejos… Toca la prueba definitiva…
Salió de la reunión secreta con afán de resolutivo.
—¡Esta sí será la solución final!
Después de todo, siempre podré culpar a los murciélagos…
¿Es que acaso no lo ha hecho antes Bram Stoker con Drácula?
¡Puag! ¿A quién le gusta un murciélago?...
Lin Chu regresó a casa; entró furtivo en su laboratorio, y salió de él con un tubo de ensayo provisto de un tapón hermético, lo destapó mientras gritaba al mundo hinchiendo los pulmones a todo cuanto daban de sí.
—¡Soy el salvador del mundo!!!
¡Mueran los viejos! Y… ¡Viva por siempre la juventud!!!
Cuentan que, el joven científico, ha sido el primero en engrosar la lista de muertes por Cov19
Pero, quien sabe… quizá todo esto, sea invención de alguna escritora; loca, o... escritor…
¡Yo, por si acaso, ni lo firmo… ni lo afirmo!