Dice mi niña
¿Frío que pela?
y entre mis brazos
Frío que pela,
Toco su hocico;
Y en su mantita,
Siempre en busca de editorial. Como sabéis, mi NOVELA "Las Vacaciones que iluminaron Mi Vida" ha obtenido magníficas valoraciones. Gracias por vuestras lecturas y comentarios, ya que también aquí, escribo relatos, cuentos, o poesía Infantil. (Mis Cuentos publicados en Amazon, han estado situados en el nº 1 de ventas) Gracias por leerme. Comenta, no te cortes.
Edel cumple
trece años comenzado dos mil veinte,
edad que ha
puesto mamá, como fecha o medida
de permitir a
la niña, ir al cine con amigas…
aunque la
juzgue joven, de salir con pretendientes.
Más… Gira el
mundo. En una de sus vueltas enloquece
el universo
se agita para cazar en sus redes,
un virus
hecho a medida. Una burla del destino
que sin
conciencia y sin tino, se multiplica y encubre…
Porta
principal misiva, de darle a la vida muerte.
Convulsan mentes
preclaras que no creyeron en nada,
al colapsar
hospitales, camas, ataúdes, funerarias…
Sucumbiendo
al villano miles de miles de almas.
El miedo da
paso al pánico como río desbordado
sin más topes
sin medidas, y se vacían las calles…
Visiones de
otros lugares, tales como las de China
muestras dan
con su presente, del futuro de la niña.
Ya que el
virus espantoso, ha de recorrer la Tierra,
sin pausa de
punta a extremo; sin pausa de extremo a punta…
Llegando el
confinamiento, que aísla sin duda a Edel
y se mueve
en su casa, de borde a borde de esquinas.
Y... online se comunica y entretiene la chiquita
y, online también
aprende, y le distraen los pucheros
trajinando
en la cocina; alimenta a la indolencia
con
plunkeys, o con galletas, con arroz o con natillas…
Edel sabe y
se resigna, a que la situación le oprima
quiere
salvar a sus padres, a sus abuelos y tías…
No quiere
que les suceda lo que a la abuelita de Tina
a la que
alcanzó el malvado, sin piedad y sin medida.
A las ocho
en la ventana, himnos de supervivencia
entre
aplausos y vivas, canta a la tarde la niña.
Aquellas
ocho la vio, la ambulancia que venía
a aquél
portal de al lado, en el que vive su amiga.
Vio salir a
la abuela, a quien ella, por ser de su amiga,
como si
fuese la suya, Edel, a la abuelita quería
Se la
llevaban los mozos, como astronautas vestían
y creció de
nuevo el miedo en mente de la chiquita…
©Merecedes del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta
Corrían tiempos difíciles, el mundo
Tierra se anegaba en propias y profundas aguas, compuestas por indiferencia,
odio y apatía.
Nadie creía en nadie la amistad como
castillo descimentado, se derrumba cada día, ya que la traición con aire impuro
convivía. Se destrozaban las almas que los cuerpos contenían, que morían
mientras les habitaban; desaparecieron las pocas palabras que pudiesen contener
en sí mismas simple atisbo de empatía.
No existen amigos o amigas…
No existe nada que pudiese recordar una
sonrisa… Ya nada ni nadie recuerda cómo mover los músculos faciales y esbozar
con ellos una mínima sonrisa…
Estaba todo perdido, el sol ya no
calentaba, y de salir y de ponerse sin más, se aburría; la oscuridad se hizo
dueña de la noche y del día, se marchitaron las plantas, y la humedad contenta,
igual que un moho sin claridad, y a su aire, como la necesidad, crecía.
Faltaba en el mundo lo esencial.
Y por esencial, lo primordial se moría.
En el Cielo, la Eternidad sin
descanso en pensamientos de enmienda, solo, se debatía…
Había que hacer algo…
Un día de diciembre en medio del
frío, aislado de todos, el Hijo de Dios nacía…
Se producía el milagro a horas de luz
más escasa y, una estrella que hacía poco había estado adormecida, se posó
sobre el Milagro, para marcarlo en el día.
Pastorcillos que hasta entonces de
los humanos huían, partieron de sus cercados para ofrecerle al Nacido, el futo
de todas sus vidas, el regalo de sus huertos que en sus hombros retenían.
Las caras de los presentes por vez
primera reían, y se rozaban las gentes, como se roza la vida… y nacieron las
palabras… Amor, Ilusión, Empatía… Y nos amamos gustosos, y más amor el Amor por
cada rincón repartía…
Se mejoraron los campos, las aguas
cobraron vida… La vida se abría paso
como un agua dulce vertida… Volvió a lucirse el verde a la luz del nuevo día…
Dios, y su Divino Regalo curó las
almas podridas, y fuimos amigos todos, y el pensamiento de muerte volvió por
fin a la vida.
Y Navidad le llamaron desde ese mismo
momento en que regresó la Luz a una Tierra corrompida, para llenarla de amor,
amistad, simpatía.
Navidad, Navidad por siempre… como un TE QUIERO a la VIDA.
Copyrght
©Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta #Navidad
🌟NAVIDAD🌟
Cruza
Rayito el invierno
temblando
de intenso frío.
Se
cuela entre dos nubes
que
arrumbaban los mares
sin
boato ni destino.
¿A
dónde vas tan hermoso,
tan
frugal y amarillo?
Voy…
Titubea el pequeño…
A
visitar al invierno,
de
un pueblito de montaña…
solamente
en la mañana
por
un chiquito ratito…
Mi
deseo es ver la nieve
blanqueando
sus casitas,
sus
patios, y sus caminos…
Quiero
ver si es tan fría
como
dicen mis amigos,
Ya
que yo, jamás la he visto.
Soy
rayo de primavera
vivo
en un país distinto
que
no alcanza la nieve
a
pintar de luz las calles,
ni
plazuelas, ni molinos…
Pues
disfruta tu paseo,
comenta
una nube blanca
que
transporta en su barriga,
pura
nieve, y buen granizo.
Rayito,
el velocista
que
así le llaman al chico,
llegó
rápido a su meta
con
ganas de rebozarse
en
nieve, como croqueta.
Soñaba
hacer un ángel
con
alas, de nieve blanca
de
espuma de nieve bella
Y
en el frescor de sus valles
poder
dormirse una siesta.
Vio
el valle blanqueado
desde
las nubes grisáceas
que refrigeran al blanco.
Pasó
contento Rayito
prometiendo rebozarse
cerquita
de aquél pino…
Apenas
se acercaba,
el
verde se renacía;
se
derretía la nieve,
nacían
como encantadas
aguas
claras de montaña
que
convergían en ríos…
Confuso,
nuestro Rayito,
se
alejó, como un pequeño,
que
huyese de un tropiezo
de travesuras de niño.
*****
No
puede la nieve soportar el calor del sol por mucho tiempo sin perder su
paciencia y, cual mantequilla al fuego, deshacerse y derramarse para nutrir de humedad a la tierra más sedienta de un largo invierno de frío.
©Mercedes
del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta
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