Esta sería su primera actuación tras el terrible desastre que llevaba grabado en lo más recóndito de su cerebro, había acudido a
terapia psicológica, había recurrido a remedios caseros, recetas exclusivas y
magistrales prescritas por los mejores psiquiatras conocidos, pero el hecho acaecido, el horrible suceso, se había
resguardado, parapetado en su mente de tal forma, que toda acción tomada en
contra de su recuerdo había sido completamente infructuosa. En la última
consulta con el especialista se le había recomendado regresar a su actividad
cuanto antes…
Por su bien, y por el bien de su repetitiva memoria,
decidió que regresaría a los escenarios durante las fiestas. La noche de
Navidad, sería la fecha elegida, la fecha de su nueva oportunidad de olvido.
Horas antes de su esperada actuación, lo visualizó
todo mentalmente imagen por imagen, confiando en que sería esa su última vez…
Cuando llegó la hora, antes de salir a escena, se vio en el espejo como solía
hacer antes, cuando la seguridad en sí mismo no hacía aguas por ninguna rendija
mal soldada.
Se gustó, le sentaba bien el panti blanco que hacía
resaltar sus músculos; sus glúteos y cuádriceps lucían aún más inflados a
través de la delicada malla blanca de nylon, sus pectorales sobresalían de la
estrecha y escotada camiseta que vestía quedando éstos completamente al
descubierto, el minúsculo bañador de raso, hacía conjunto con una pequeña capa “que
dejaría sobre una silla antes de comenzar el número” y con un antifaz rojo.
Su ayudante, una deliciosa y escultural rubia apenas
vestida con un escueto maillot blanco con pedrería, tomó posición ante la tabla…
El recuerdo del desastre acudió a su mente.
Visualizó la sangre, el brazo de su antigua chica partido en dos… Un escalofrío
recorrió su espalda… Estaba seguro de que jamás podría volver a ocurrir. Había
tomado las medidas oportunas… Aunque no le había dado tiempo de probarlo, sabía
que nada dañino podría volver a suceder.
Lanzó el primer cuchillo y quince más en los quince
segundos contiguos al primer lanzamiento… Al estar fabricados con goma, los
quince cuchillos lejos de clavarse en el tablón, rebotaron en la madera y, como poseídos de las mismas características
propiedades que posee un boomerang, regresaron al punto de partida causando la
hilaridad del público y heridas contusas en el pecho desnudo del fornido lanzador.
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