Aquella mañana, Ana se despertó muy temprano
y de un salto, se levantó de la cama.
Debía darse prisa en vestirse pues no quería
llegar tarde a clase.
El día anterior, la señorita Rosana la había
nombrado para un trabajo muy especial.
-Ana- Dijo la señorita Rosana –
- ¿Tú tienes mascota, verdad?-
- Sí, señorita, tengo un perrito que se llama
Yoda – - Respondió Ana encantada de ser escuchada por su profesora-
- ¿Mañana podrías darnos una conferencia sobre
el cuidado de las mascotas.? ¿Querrías?
- Sí, ¡Claro que quiero!. – Contestó Ana muy
convencida –
Y desde entonces, estaba intranquila,
pensativa y muy pero que muy nerviosa, quería hacerlo muy bien, así que se
pensó un montón de posibles preguntas y un montón de posibles respuestas.
Deseaba hacerlo muy bien y dejar en sus
compañeros una idea inequívoca de qué es una mascota, así que su preparación le
costó un poco de insomnio.
Tardó en dormirse preparando mentalmente la
charla de la mañana siguiente y hasta soñó aquella noche con conferencias,
perritos, gatos, y en muchas mascotas.
Se vio en sus sueños rodeada de animalitos a
los que cuidaba sin ayuda de nadie, dándoles de comer y beber sus piensos y
agua de la más fresquita que salía de un grifo grande, del que brotaba mucha,
mucha, pero que mucha y muy fresquita agua.
Ahora por la mañana, sentía un poco de dudas
sobre si lo haría bien, así que le preguntó a mamá.
-Mamá, ¿Las mascotas a que no son juguetes? –
- No, cariño, no lo son- Contestó mamá –
- Mamá, ¿A que debemos cuidar muy bien a
nuestras mascotas?-
- Claro, porque son seres vivos y debemos
extremar el cuidado con ellos para no hacerles daño –
- Mamá, ¿Por qué hay que extremar el cuidado
con nuestras mascotas?-
- Porque son seres vivos, cariño, y son seres
delicados a los que debemos cuidar-
Mamá estaba un poco extrañada por aquel
interrogatorio mañanero y no se imaginaba la responsabilidad de sus respuestas,
aunque había contestado muy bien a todas las preguntas. Notó a Ana un poco
acelerada pero no le dio mucha importancia. Puso el desayuno de Ana en la mesa y
siguió haciendo cosas mientras la niña se bebía su leche y comía una gran
rebanada de pan con una riquísima mantequilla extendida por encima.
Salieron de casa y en el coche, camino del
colegio Ana siguió con el bombardeo de preguntas sobre mascotas que intrigaban
cada vez más a mamá.
Entre preguntas y respuestas, el camino al colegio se hizo muy corto y enseguida llegó Ana al cole.
-Buenos días señorita Rosana- Saludó al
entrar en la clase-
La señorita Rosana había dispuesto las sillas en semicírculo en torno a su silla de profesora que iba a ser la silla de la conferenciante. Su silla de profesora, se veía muy grande en comparación con las sillas de los alumnos. Como un trono de reina que se dispusiera a hablar a sus súbditos.
El contexto era tremendamente formal y serio y esto a Ana la llenó de responsabilidad.
Debía hacerlo muy bien.
Debía parecer una reina en su trono.
-Buenos días Ana ¿Has preparado el "trabajito" de hoy?
-Sí, señorita Rosana- Contestó Ana muy firme
-Bien, pues cuando quieras podemos empezar-
¿o prefieres darnos la conferencia después del recreo?
- No, señorita. Empezaremos ahora. –dijo Ana
muy segura-
- ¡Adelante!, empieza cuando quieras –
- Queridos amigos, compañeros- Empezó Ana muy
solemne-
Quería que su pequeña conferencia fuese algo
muy grande para sus compañeros, así que la cubrió de solemnidad y de mucha
seriedad.
- Os voy a hablar de mi mascota Yoda-
-Prosiguió-
- Yoda es un perrito chihuahua muy gracioso y
pequeñito al que todos en mi casa queremos muchísimo porque es un perrito muy
bueno y muchas veces, mi compañero de juegos y aventuras.
- Es mi compañero de juegos, pero no es un
juguete.
Es muy importante que sepáis que las mascotas no son juguetes, sólo
son compañeros de juegos, por eso, no podemos hacerles nada que no nos gustaría
que nos hicieran a nosotros y además, debemos protegerlos de nuestros amigos
porque muchos no saben cómo hay que tratar a los animales.
- Ana, ¿por qué si juega contigo dices que no
es un juguete?- Preguntó María desde la segunda fila de sillas levantándose para que la pudieran ver muy bien.
- Yoda juega conmigo como un compañero de
juegos, como un amigo mío, pero no es un juguete. Los juguetes los puedes
desmontar o tirar al aire, o puedes golpearlo, pero a tu mascota ¡No!.
A tu
mascota tienes que respetarla siempre y no hacerle nada que no le guste, con
una mascota hay que ser responsable y cuidarla siempre, llevarla al veterinario
cuando está malita y seguir las enseñanzas que te da tu mamá y el veterinario
para que siempre se sienta a gusto a tu lado.
- Ana, ¿las mascotas entonces son aburridas?-
Preguntó otra niña
- No. Para nada, las mascotas son muy graciosas,
hay que saber jugar con ellas, rascarles, sacarlas a pasear, mirar como juegan.
Son divertidas.
Cada perrito tiene su -personalidad y cada
uno tiene su propia gracia.
-Mi perrita Mina que es muy grandota, porque
es una galga, lo pasa muy bien cuando sale a correr. -Le encanta correr. - Dijo Ana presentando así a su otra mascota Mina, una galga negra preciosa.
-¡Claro! Porque es una galga y los galgos
corren mucho- Dijo un niño que estaba sentado en la segunda fila muy orgulloso de que todos supieran que conocía esa raza de perro.
- La perrita de mi abuela, "Mafy", es muy
tranquila y no le gusta correr, sólo cuando le lanzo la pelota, o le hago sonar
el chillón.
Entonces sí que corre, jajajaja que graciosa, cuando coge la pelota
no la quiere soltar y gruñe mucho, pero de broma, porque nunca me muerde. -Explicó Ana presentándoles así a sus compañeros la perrita de su abuela.
- Mi perrito se pone de pie sobre dos
patitas- Dijo una de las niñas de la primera fila.
- El mío salta muy alto para coger la pelota-
- El mío hace pipí en el salón- jejejeje –que
guarro- jejejeje
- El mío sabe traer el periódico-
- El mío sabe hacer muchas tonterías. Se
quiere morder la cola y como no llega, da muchas vueltas, se marea y se cae.
Jajajajajaja-
- El mío, ha hecho una caca muy gorda en la cocina de mi casa. ¡Que peste, Dios mío!- Dijo otro niño tapándose la nariz.
Participaron todos los compañeros uno tras
otro contando las mil y una formas de comportarse de sus respectivas mascotas.
La señorita Rosana escuchó todo muy
atentamente y al ver que se había hecho un silencio dijo:
- Muy bien Ana, me ha gustado mucho tu
conferencia, veo que sabes tratar a tu mascota y que siempre te portas muy bien
con ella así que te felicito por tu comportamiento y también por tu conferencia
que la has preparado muy bien y ha sido preciosa.
- Niños dad las gracias a vuestra compañera-
- Gracias Ana- dijeron todos al unísono pero
un poco a destiempo. Como en un coro en el que cantasen sin un director que les
dirigiera.
- Gracias a vosotros por haberme prestado
tanta atención-
Contestó Ana muy pero que muy orgullosa de
haberlo hecho tan bien.
No podía ser de otro modo, Ana sabía muy bien
respetar a sus mascotas y podía transmitir sus conocimientos con verdadera
maestría.
La señorita Rosana estaba admirada del saber
de aquella niña pequeña tan buena y cariñosa pues a sus cinco años era capaz de
distinguir un juguete de un animalito indefenso. Dio un beso a la niña en señal de
felicitación y volvió a darle las gracias.
Ana regresó a casa contenta y orgullosa y al llegar le dio un beso a Yoda prometiéndole que siempre se iba a portar muy bien con él para que nunca deseara irse de su lado y que le quisiera para siempre. ¡Yo también te quiero para siempre Yoda! ¡Para siempre!