Cada día en Instagram leo jóvenes frases dictadas por un sinfín de desesperanzas.
Quizá lo de, esta red social o el postureo, el culto a la imagen, la superficialidad de vidas que se empeñan en mostrar perfecciones en quirófanos buscadas…
Viajes revelados al público que
conducen hacia ninguna parte, ostentosos lujos superfluos, y logros desmedidos…
Sin embargo, cuántos de nosotros
hemos visto a rostros bellos conocidos cambiar su belleza natural, por
imperfección pagada y perfecta… cuyo resultado ha sido una perfección funesta.
Todos somos hermosos queridos
chiquitos cargados de penas. Todos somos importantes, todos merecemos amarnos a
nosotros mismos. Nadie hallará la felicidad en la perfección exterior de un
cuerpo. Podrá hallar quizá en todo caso la admiración de personas afines, pero
quien busca perfección en una figura externa, se hará responsable de ella hasta
el punto de renunciar a todo cuanto el mundo ajeno a sí mismo le ofrezca, y
cualquier revés en su anatomía, habrá de llevarles hacia una frustración y a la
búsqueda de una perfección nueva, pues nada dura para siempre, y el espejo se
convertirá en el mayor enemigo de él o de ella, puesto que el alcance de la figura
perfecta jamás será sexista, y será buscado por ellos quizá, con mayor empeño
que por ellas.
Entendedme queridos amigos, yo no
juzgo que este método de búsqueda esté mal; porque no lo está mientras que a su
protagonista correspondiente, le haga alcanzar la tan difícil felicidad.
Mi pensar que podría ser único, o
contar con más adeptos… es que cada uno de nosotros buscase la perfección de su
propio ser, en aquello que más le gustase hacer, para llegar a aceptar y valorar
su entidad como única a la que amar y respetar, para así, concederle día a día el
deseo íntimo de seguir viviendo.
Y aquí quería llegar.
Verás, querido o querida amiga, la
vida está llena de altibajos por el mero hecho de ser vivida… A la vida no se
la puede hacer para perfeccionarla ninguna cirugía, pero es nuestra, y lo único
que realmente poseemos; el legado divino perfecto que se traduce en respirar
con armonía para dar continuación a un ritmo cardíaco capaz de oxigenar
correctamente a nuestro cerebro; nuestro órgano más importante, y verdadero
motor.
Es a él a quien deberíamos
perfeccionar.
Jamás debemos recrearnos en el dolor que
ha generado un pasado, o un día, porque la vida no es únicamente presente ni
pasado, la vida debemos basarla en acciones para el futuro, y ganarnos éste con
nuestras ganas de vivir el día a día.
Los sufrimientos pasados siempre nos
servirán de enseñanzas.
Tenedlo presente, ya que todos hemos
vivido falsos amores, y más falsos amigos que nos han llenado de daños morales,
para ser clavados en nuestras entrañas hasta convertirse en daños físicos. Pero…
¿Y qué pasaría si no existiesen esas
funestas enseñanzas de vida?...
Sí, enseñanzas, mis tristes niños…
“Estaréis hartos de esas frases que parecen frases hechas” Os comprendo… Ya lo
creo que os comprendo… Si no existiesen ese tipo de enseñanzas, repetiríamos
las desgracias, no sabríamos prevenirnos contra quienes no saben valorarnos o
simplemente nos envidian.
La envidia suele ser muy dañina ya
que quien te envidie gozará con tu pena, y si le es posible se disfrazará de la
amistad para tratar de agrandar aquello que te ha llevado hacia la desesperanza.
Por eso, no has de centrarte en lo
malo ocurrido, debes respirar con mayor fuerza, levantar tu ánimo y centrarte
en ti.
Nunca te concentres en lo malo que haya
o no ocurrido, concéntrate en ti, en la felicidad que la vida ha de devolver a
tus esfuerzos en ese merecido futuro que espera para ti a la vuelta de la
esquina.
Lucha querido ser entristecido, y
hazlo con todas tus fuerzas.
Comienza por poco, por decírtelo en
silencio al principio, para mirarte después al espejo sin miedo, y ya sin necesidad
de pensarlo, repetirle a la imagen que él lleno de bondad te devuelva:
¡Voy a ser feliz… Voy a luchar… Voy a
vivir… Voy a quererme desde hoy, a mí mismo/a!!!!
Grítalo al silencio si es que te
hiciese falta, pero quiérete y vive.
©Mercedes del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta
¡Vive!