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viernes, 5 de octubre de 2018

El hambre, el abandono, la muerte...

Están las calles sembradas de muerte; muerte que muere en las calles, porque no existe para el hambre y la necesidad ni saciedad, ni un futuro, ni tampoco un cobijo. ¿A cuántas vicisitudes puede hallarse expuesto un mísero habitante nocturno de las aceras? un destino al que están avocadas personas supervivientes, gentes honradas que anteriormente disfrutaron de un confort ganado con el sudor de su frente y de una vivienda que amparaba su soledad y su desierta convivencia.

Bajo mi ventana
hace una semana
falleció un mendigo.

De calor nocturno,
y nocturno frío.

De soledad y pena,
de niebla y astío.

Bajo condena
de hambre, y desatino…

¿Decidme de verdad,
si no es sentencia…

compatibilizar vida
con mínima renta?

Cuatrocientos euros
sancionan de muerte
a grandes imperios.

© Copyright © 2018 All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta

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