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miércoles, 21 de junio de 2023

MariPí la viajera

Cuenta en su haber la Señora Maripí con una edad bastante cercana al centenar de años, y unas inmensas ganas de viajar a través del Mundo, como si éste, el propio Mundo, se tratase de un lugar pequeño, y de un tamaño reducido.

Hace unos escasos dos días, la han invitado a participar en un programa de televisión en el que prometían hacerle unas cuantas preguntas referentes al tema de sus viajes…

Ya en la televisión:

—Buenos días Maripí.

—Buenos días, encantada de poder participar en un programa tan divino, ameno y divertido como este tuyo, Manoli. Que sepas que te escucho todos los días, y que tu programa cuenta con mis preferencias.

—Muchas gracias, Maripí, siempre es un honor saber que nos escuchas y que además, contamos con tus preferidos en antena. Sabemos Maripí, que es muy difícil hallarte en casa, ya que te has hecho famosa, por tus viajes alrededor del Mundo.

—Oh, sí, no paro en casa, es como si la casa me quemase. —Dijo esbozando una sonrisa abierta, como de complacencia.

Como si tuviese fuego dentro, que no puedo apagar a no ser con mis viajes. Sí, ya sé que podría provocar cierta risa, pero así, tal como lo siento, aquí a ti, te lo cuento.

“Tal cual”

Entonces Maripí hizo un receso, como en espera de una nueva pregunta, más ante la mirada inquisitiva de la presentadora “Manoli”, decidió seguir contando el por qué de esa ansia de viajar. Debía contar la realidad de aquella ansia que le corroía por dentro, y por qué no… También por fuera.

Verás Manoli, como tú ya sabes, mi edad está llegando al límite…

—Mujer, tú estás muy bien, rebosas salud, y en realidad se te ve incombustible.

—Ya, ya… Pero me refiero a una fecha de caducidad, que… Aunque hipotética, por mi edad, ha de quedar próxima.

—Anda, anda, Maripí. Que tú estás muy sana y muy bien.

—No te lo discuto, porque yo también me siento así: “Como en perfecto estado” Por eso aprovecho y salgo a pasear por el Mundo, ya que de ese modo, si la “Señora Muerte” (Dijo este nombre en medio de una señal de la cruz) viniese a buscarme a traición en mi casa, que no me encuentre.

Siguieron hablando de otras cosas que no tendrían importancia alguna para este relato que ahora me esfuerzo por relatarles tal y como sucedió.

No pasaron muchos días desde el encuentro ante las ondas, cuando en las noticias de las tres de la tarde se anunció su muerte.

Cuenta un simpático periodista destacado a las puertas de su casa:

—Nos encontramos en las puertas de la casa de Maripí, la gran viajera para informarles de los avatares de su propia muerte. Estamos con Maripepa, su vecina y amiga.

Díganos Maripepa, cómo ha ocurrido el episodio de la muerte de su amiga.

—Pues, mire usted, hace dos días, se presentó aquí una mujer vestida de negro, con un velo “como una viuda” que apoyaba su mano derecha en una guadaña puesta boca arriba… “¿Vive aquí Maripí?” Me preguntó, Yo, contesté que sí, “con la cabeza” ya que me impresionó bastante y quedé un poco muda…

—Vaya, no soy capaz de hallarla en casa.

¿Me podría decir a dónde se ha ido?

—¡A Cancún! Contesté.

Me dio pena de que esa pobre tan huesuda viniese tantas veces a preguntar por mi vecina, y tuve que contestarle.

Al momento medio me arrepentí, pues se oyó como un trueno, y la mujer que preguntaba por Maripí, se convirtió en una sombra que corría como una desesperada, como si fuesen las tres menos cinco, y su tren saliese a las tres. Qué apuro, mire usted… Yo desde entonces estoy pensando que si  la muerte de Maripí estaría relacionada con ese hecho tan extraño…

 © Mercedes del Pilar Gil Sánchez; Copyright 

Todos los derechos reservados.

sábado, 1 de abril de 2023

El aroma del recurdo

El aroma del recuerdo
Del primer trozo arrancado por mis dientes saltó la chispa de encendido que da salida a la carrera del recuerdo.
Al instante, pude visualizar ante mí mis pensamientos, volando, cogiendo la altura suficiente que les permitiese ir surcando los escollos causados por el paso inexorable del tiempo.
Vi, que, cruzaron distancias, cuyas medidas serían tomadas en kilómetros, y en las más largas unidades de tiempo.
El fresco pedazo, en el interior de mi boca excitó a las papilas gustativas de lo dulce, las primeras que acompañaran mi niñez, y que poco a poco se han ido rezagando en el rodaje del gusto, para dar prioridad a sabores más neutros o salados.
Mi saliva espabilada de momento, se percató del regusto añejo, para alertar a las glándulas salivares que prestas, y espontáneas vertieron sus líquidos que ansiosos, esperaban tan trascendental momento de ser mezclados con el néctar procedente de la más antigua de las memorias.
Y ahí, mientras masticado por mis dientes, el pedazo vertía todo su encantador jugo contenido, era triturado en diminutos fragmentos, cuya finalidad sería, la de ser tragados.
De camino al tracto digestivo, mi aparato olfativo puso en marcha un camino paralelo, hacia la tarde, a la aburrida hora de la siesta no dormida, y el trasiego de camino que conduce hacia las manzanas.
Las manzanas guardadas en el desván de mi abuela, esparcidas sobre pajas, cuyo olor transgredía a la quietud, y al pensamiento, para convertirse en nada más que tentación sublime; “en el pensamiento único y vivo de la serpiente bíblica por tentadora de manzanas”…
Los jugos en mi boca evocaban aquel tedio, de aquella casa enorme que contenía tres viviendas, y una única habitada.
La casa de mi abuela, donde la hora de mayor respeto, sería la más aburrida; la inacabable hora de la siesta…
Mientras… una niña traviesa, se columpia en la puerta batida del patio, asida a la misma por una mano, que asoma a través de la reja; mientras que, con la otra mano, sostiene el fruto de la delicia; el sabor de los sabores, ese fruto causante del deseo, de piel roja y carne blanca, portador del embrujado aroma... para al terminar de ser degustado, regresar al camino de la apetencia, en que las portadoras del olor embriagante y del gusto, descansan tan felices, esparcidas cada vez a mayor distancia las unas de las otras, sobre pajas frescas que, como el más amarillo de los oros, relucen doradas, para sin querer, hacer resaltar el rojo vivaz de un fruto, hoy convertido en el más hermoso contenedor del recuerdo.
© Mercedes Del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta


Y el aire cantaba

Y el aire cantaba... (Título)

 

El rumbo llevaba, y el rumbo perdía,

hendiendo el aire, de la tierra mía.

El aire cantaba… su canto, decía…

“Retorna a tu tierra… ven, Rosalía”.

Te llaman los campos, el árbol, la viña,

te buscan las tierras, a la anochecida.

Reclaman tus pasos las blancas arenas;

las más claras aguas, las playas desiertas.

Desean tu cuerpo las olas más frías,

anhelan caricias las más bellas rías.

Solicitan tus versos, las calles vacías…

las luces más claras, el albor del día.

¡Regresa! Cantaba el aire… Regresa,

el viento, junto a su oído gemía.

El agua, la lluvia, el río, la orilla…

¡Regresa, a tu tierra… Vuelve, Rosalía!

 

Mercedes del Pilar Gil Sánchez

Recordando a Rosalía de Castro.


martes, 28 de diciembre de 2021

Botoncillos rojos

Se nota, se siente...
ya flota en ei aire...
lo notáis más dulce,
amable y hermoso?...
Se llena de luces,
de estrellas terrestres,
de hombrecillos rojos,
con barbas de nieve,
les preceden renos
con narices hechas
con botones rojos,
con intermitencias
de sonidos sordos,
que gritan al viento...
Navidad de estrella,
que seduce al viento,
con un velo blanco
del hielo del norte.
Es la Navidad, amigos
que a temprana hora,
por la puerta asoma.

Mercedes del Pilar Gil Sánchez


#AbuelaTeCuenta

jueves, 9 de septiembre de 2021

Detective Lila

El olfato fato,

de la Lila, lila

descubre el rapto

del perro salchicha;

Don Kufato Pato,

rey de la cocina…

denunció el caso

en la oficina

de nuestra perrita

Decía en la puerta:

“Detective Lila;

lo que usted no encuentre

se lo trae la Lila”

En el restaurante

de kufato Pato…

hoy hay una muestra

de buenas salchichas…

Don Ramón Romero

el gran cocinero

sirvió en un plato,

de un camarero

un perrito chato

que estaba durmiendo…

Logró rescatarlo

nuestra Lila, lila

cuando Don Valiente,

en medio de panes,

iba a hincarle el diente…

Si algún día algo

a usted se le pierde;

un cristal tintado

o algún pendiente…

Llamas a mi Lila

como buen cliente.

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez

#AbuelaTeCuenta

https://www.agapea.com/Mercedes-del-Pilar-Gil-Sanchez/Las-vacaciones-que-iluminaron-mi-vida-9788494695025-i.htm

 

Yo, me declaro en huelga!

Tres horas en la cocina,
revista al refrigerado
proceder al almuerzo;
que si recoge los platos…
Que si idas y venidas,
que si fregona, deshechos…
y entre las tres, o más horas,
el patio, permanecía 
como la boca de un muerto.
Ni ruidos de lavadoras,
ni campanas extractoras,
ni un piar de Doña Lola
ni el pájaro que se posa
en el alfeizar del cuarto...
Sale a tender la vecina,
y le pregunto al tanto…
¿Vecina, qué es lo que ocurre,
qué es lo que pasa en el patio?
¡Qué va a pasar hija mía,
la electricidad, que tiene
un precio de espanto!

¡Yo no soporto el silencio,
desde ya de cocina
en huelga hoy me declaro!
***

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez Mercedes Del Pilar Gil Sánchez


miércoles, 8 de septiembre de 2021

Qué voy hacer si me mira...

Me mira la Lila, lila…

La Lila me está mirando

con su hociquito de perla,

con su rabito encantado…

Apoyando sus patitas,

en su sillita de esparto…

Me mira, la Lila lila…

La Lila me está mirando.

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez


#AbuelaTeCuenta  Mercedes Del Pilar Gil Sánchez