Ediciones El Gallo de Oro, 2019
Hay libros de poesía que se apoyan en la métrica tradicional y permanecen en un registro que vinculan al libro en cuestión con recurrencias a una temática consabida en la poesía más o menos vigente.
Sin embargo, nos encontramos a veces con otras obras en la que tanto la estructura versal como su contenido pueden alejarse de los textos poéticos aludidos antes.
Con lo tenido en cuenta, nos atrevemos a considerar que lo importante es que el autor esté enamorado de la palabra, mejor dicho, de la palabra que gotea poesía, de la palabra fresca como una rama recién llovida del rocío mañanero.
Este es el caso de Enrique Montiel, narrador y periodista en ejercicio, cuyo forcejeo con el lenguaje, como en el poema de Bécquer (“domando el rebelde, mezquino idioma”) ha caído siempre, como en un pulso, hacia el lado de la poesía.
Ahora bien, su búsqueda en esta hermosa selva de los recursos se ha orientado más bien hacia el concepto que hacia la imagen. Y es que en Montiel la palabra va soldada a la sinceridad, no a la especulación estética.
Desde el “Fragmento de la Carta del Cielo”, poema dedicado a su padre, el autor va hilvanando retazos de sentimientos en los que se entretejen experiencias diversas como una unanimidad universal, hasta el poema “Consuelo”, donde creo que culmina el libro.
Todo cabe en este poemario como en una sinfonía en la que predomina un Bajo continuo, que es corazón.
Versos hay que pueden dar testimonio de esta observación: “…es esta mano /cuando sufres/que pongo en tu hombro/ este beso que te doy en la mejilla/ el curativo abrazo/ y la mirada/de consuelo”.
Podríamos decir con aquel título de Vicente Aleixandre, que este libro es la historia del corazón del autor.
No en vano esos versos citados forman parte de un poema dedicado a su hija May. Una trasposición de una Carta astronómica —una parte del cielo—, a una carta donde el cielo está humanizado, imposible aquí de medir por un Observatorio:
“lo imposible de medir/ con el metro de París/ como las emociones/ o las distancia exacta de un recuerdo/ el sonido de tus palabras…”. Enrique Montiel, que ha escrito páginas espléndidas (siempre llenas de experiencia de la vida y, por ello, de humanidad) de narrativa y artículos en Diario de Cádiz, aquí nos muestra la Carta de su vida.
Quiero decir, de su alma impregnada de cuanto le rodea: mundo, cultura, dolor por la injusticia y amor.