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jueves, 22 de junio de 2023

¿Otra vez Huevos fritos?

El perrito Toby, era el ojito derecho de su dueño; un yorkye muy pequeño y peludo,  cariñoso a rabiar… así que su dueño Antonio, no hacía más que devolver al peludo, todo aquel cariño que cada día, su Toby le demostraba, así que el perrito, gozaba de plena impunidad en aquella casa que ambos habitaban, junto a la esposa de Antonio; 

Ädelaida era una mujer estricta, y muy poco cariñosa con el perrito, aunque éste, se deshacía por hacerle fiestas, lamiéndole la cara cada vez que se le ponía a tiro. Algo que a ella le desagradaba en grado sumo. Aunque a Antonio, aquella clase de cariño  le gustaba, y hasta se la reclamaba al perrito con ardua frecuencia. 

Le pedía:

—¡Toby, ven a darle un besito a papá! — Y Toby raudo como el rayo, obedecía al instante. Comenzaba siempre por el interior de la nariz,  para terminar lamiéndole el resto íntegro de la cara. 

A lo que su esposa, muy molesta le decía:

—¡Qué asco, Antonio, cómo se lo permites! —Protestaba inclemente, la señora Adelaida…

Pero ambos disfrutaban de aquella acción, que su dueño entendía como un acto de amor, una demostración viva de ese cariño incondicional que ambos sentían, y nadie, absolutamente nadie, iba a cambiar ese hecho.

Como ya he dicho, a la señora Adelaida, la podríamos calificar como una buena mujer, aunque tenía un ligero defectillo, y es que a la señora, le gustaban los juegos de azar, y esta mañana se había levantado temprano, y había hecho las tareas de la casa que ella misma se había asignado, con un vigor desconocido en ella  hasta aquel entonces.

Hacía ya más de dos semanas que no iba al bingo y esta era la mañana ideal; su marido le había dejado dinero abundante para la compra diaria… ¡Y,,, ni que decir tiene que esta era la suya!

Pasó por delante del bingo una vez, como con disimulo, para observar el derredor y que nadie conocido la viese entrar. Aunque a la siguiente vez que pasó por delante de la puerta, entró sin mirar nada más, y sin hacer caso de absolutamente nada.

Mientras que entraba le latía el corazón con fuerza, como si fuese tentada por su interior, y parecía decirle: ¡No lo pienses Adelaida! Entra, y juega. ¡Hoy vas a ganar!

Jugó Adelaida hasta que se le acabó el dinero aquel, que su esposo le había entregado para el sustento del día. Únicamente le quedaron en el monedero, poco más o menos tres euros, a contado en pequeñas monedas. 

Adelaida se sentó en un banco a llorar, y, lloró sin poder contenerse durante un buen rato. Hasta que pensó en la solución al problema… Corriendo se fue al mercado y compró media docena de huevos y dos patatas, (ya que el dinero no le dio para más).

—¿Me huele a huevos fritos; no me lo puedo creer. Otra vez huevos fritos? ¿Pero qué ha pasado con el dinero que te di esta mañana?

¡Adel, que tú has vuelto a jugar! —dijo Antonio con la voz atropellada por el disgusto.

—Verás Antonio, me levanté temprano, fui a la plaza y compré unas buenas chuletas de ternera, que me costaron carísimas. ¡Carísimas!

después he ido a tender la ropa a la azotea, donde me encontré a la vecina y estuvimos charlando de nuestras cosillas.

Había dejado las chuletas sobre la encimera, y, “te juro que te digo la verdad”._dijo con una voz que podría sonar convincente; como ensayada una y otra vez.

¡Tu querido Toby, se las ha comido!

__¿Y loa huesos? Donde están los huesos?

__¿Pero qué huesos; de qué huesos me hablas?

__Los de las chuletas...

__¿No te he dicho que se las comió tu Toby?

Antonio tocó la barriguita del perro como esperando encontrar señales del delito, pero  no halló nada.

Copiryght Mercedes del Pilar Gil Sánchez_Todos los derechos reservados.



miércoles, 21 de junio de 2023

MariPí la viajera

Cuenta en su haber la Señora Maripí con una edad bastante cercana al centenar de años, y unas inmensas ganas de viajar a través del Mundo, como si éste, el propio Mundo, se tratase de un lugar pequeño, y de un tamaño reducido.

Hace unos escasos dos días, la han invitado a participar en un programa de televisión en el que prometían hacerle unas cuantas preguntas referentes al tema de sus viajes…

Ya en la televisión:

—Buenos días Maripí.

—Buenos días, encantada de poder participar en un programa tan divino, ameno y divertido como este tuyo, Manoli. Que sepas que te escucho todos los días, y que tu programa cuenta con mis preferencias.

—Muchas gracias, Maripí, siempre es un honor saber que nos escuchas y que además, contamos con tus preferidos en antena. Sabemos Maripí, que es muy difícil hallarte en casa, ya que te has hecho famosa, por tus viajes alrededor del Mundo.

—Oh, sí, no paro en casa, es como si la casa me quemase. —Dijo esbozando una sonrisa abierta, como de complacencia.

Como si tuviese fuego dentro, que no puedo apagar a no ser con mis viajes. Sí, ya sé que podría provocar cierta risa, pero así, tal como lo siento, aquí a ti, te lo cuento.

“Tal cual”

Entonces Maripí hizo un receso, como en espera de una nueva pregunta, más ante la mirada inquisitiva de la presentadora “Manoli”, decidió seguir contando el por qué de esa ansia de viajar. Debía contar la realidad de aquella ansia que le corroía por dentro, y por qué no… También por fuera.

Verás Manoli, como tú ya sabes, mi edad está llegando al límite…

—Mujer, tú estás muy bien, rebosas salud, y en realidad se te ve incombustible.

—Ya, ya… Pero me refiero a una fecha de caducidad, que… Aunque hipotética, por mi edad, ha de quedar próxima.

—Anda, anda, Maripí. Que tú estás muy sana y muy bien.

—No te lo discuto, porque yo también me siento así: “Como en perfecto estado” Por eso aprovecho y salgo a pasear por el Mundo, ya que de ese modo, si la “Señora Muerte” (Dijo este nombre en medio de una señal de la cruz) viniese a buscarme a traición en mi casa, que no me encuentre.

Siguieron hablando de otras cosas que no tendrían importancia alguna para este relato que ahora me esfuerzo por relatarles tal y como sucedió.

No pasaron muchos días desde el encuentro ante las ondas, cuando en las noticias de las tres de la tarde se anunció su muerte.

Cuenta un simpático periodista destacado a las puertas de su casa:

—Nos encontramos en las puertas de la casa de Maripí, la gran viajera para informarles de los avatares de su propia muerte. Estamos con Maripepa, su vecina y amiga.

Díganos Maripepa, cómo ha ocurrido el episodio de la muerte de su amiga.

—Pues, mire usted, hace dos días, se presentó aquí una mujer vestida de negro, con un velo “como una viuda” que apoyaba su mano derecha en una guadaña puesta boca arriba… “¿Vive aquí Maripí?” Me preguntó, Yo, contesté que sí, “con la cabeza” ya que me impresionó bastante y quedé un poco muda…

—Vaya, no soy capaz de hallarla en casa.

¿Me podría decir a dónde se ha ido?

—¡A Cancún! Contesté.

Me dio pena de que esa pobre tan huesuda viniese tantas veces a preguntar por mi vecina, y tuve que contestarle.

Al momento medio me arrepentí, pues se oyó como un trueno, y la mujer que preguntaba por Maripí, se convirtió en una sombra que corría como una desesperada, como si fuesen las tres menos cinco, y su tren saliese a las tres. Qué apuro, mire usted… Yo desde entonces estoy pensando que si  la muerte de Maripí estaría relacionada con ese hecho tan extraño…

 © Mercedes del Pilar Gil Sánchez; Copyright 

Todos los derechos reservados.

sábado, 1 de abril de 2023

El aroma del recurdo

El aroma del recuerdo
Del primer trozo arrancado por mis dientes saltó la chispa de encendido que da salida a la carrera del recuerdo.
Al instante, pude visualizar ante mí mis pensamientos, volando, cogiendo la altura suficiente que les permitiese ir surcando los escollos causados por el paso inexorable del tiempo.
Vi, que, cruzaron distancias, cuyas medidas serían tomadas en kilómetros, y en las más largas unidades de tiempo.
El fresco pedazo, en el interior de mi boca excitó a las papilas gustativas de lo dulce, las primeras que acompañaran mi niñez, y que poco a poco se han ido rezagando en el rodaje del gusto, para dar prioridad a sabores más neutros o salados.
Mi saliva espabilada de momento, se percató del regusto añejo, para alertar a las glándulas salivares que prestas, y espontáneas vertieron sus líquidos que ansiosos, esperaban tan trascendental momento de ser mezclados con el néctar procedente de la más antigua de las memorias.
Y ahí, mientras masticado por mis dientes, el pedazo vertía todo su encantador jugo contenido, era triturado en diminutos fragmentos, cuya finalidad sería, la de ser tragados.
De camino al tracto digestivo, mi aparato olfativo puso en marcha un camino paralelo, hacia la tarde, a la aburrida hora de la siesta no dormida, y el trasiego de camino que conduce hacia las manzanas.
Las manzanas guardadas en el desván de mi abuela, esparcidas sobre pajas, cuyo olor transgredía a la quietud, y al pensamiento, para convertirse en nada más que tentación sublime; “en el pensamiento único y vivo de la serpiente bíblica por tentadora de manzanas”…
Los jugos en mi boca evocaban aquel tedio, de aquella casa enorme que contenía tres viviendas, y una única habitada.
La casa de mi abuela, donde la hora de mayor respeto, sería la más aburrida; la inacabable hora de la siesta…
Mientras… una niña traviesa, se columpia en la puerta batida del patio, asida a la misma por una mano, que asoma a través de la reja; mientras que, con la otra mano, sostiene el fruto de la delicia; el sabor de los sabores, ese fruto causante del deseo, de piel roja y carne blanca, portador del embrujado aroma... para al terminar de ser degustado, regresar al camino de la apetencia, en que las portadoras del olor embriagante y del gusto, descansan tan felices, esparcidas cada vez a mayor distancia las unas de las otras, sobre pajas frescas que, como el más amarillo de los oros, relucen doradas, para sin querer, hacer resaltar el rojo vivaz de un fruto, hoy convertido en el más hermoso contenedor del recuerdo.
© Mercedes Del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta


Y el aire cantaba

Y el aire cantaba... (Título)

 

El rumbo llevaba, y el rumbo perdía,

hendiendo el aire, de la tierra mía.

El aire cantaba… su canto, decía…

“Retorna a tu tierra… ven, Rosalía”.

Te llaman los campos, el árbol, la viña,

te buscan las tierras, a la anochecida.

Reclaman tus pasos las blancas arenas;

las más claras aguas, las playas desiertas.

Desean tu cuerpo las olas más frías,

anhelan caricias las más bellas rías.

Solicitan tus versos, las calles vacías…

las luces más claras, el albor del día.

¡Regresa! Cantaba el aire… Regresa,

el viento, junto a su oído gemía.

El agua, la lluvia, el río, la orilla…

¡Regresa, a tu tierra… Vuelve, Rosalía!

 

Mercedes del Pilar Gil Sánchez

Recordando a Rosalía de Castro.


martes, 28 de diciembre de 2021

Botoncillos rojos

Se nota, se siente...
ya flota en ei aire...
lo notáis más dulce,
amable y hermoso?...
Se llena de luces,
de estrellas terrestres,
de hombrecillos rojos,
con barbas de nieve,
les preceden renos
con narices hechas
con botones rojos,
con intermitencias
de sonidos sordos,
que gritan al viento...
Navidad de estrella,
que seduce al viento,
con un velo blanco
del hielo del norte.
Es la Navidad, amigos
que a temprana hora,
por la puerta asoma.

Mercedes del Pilar Gil Sánchez


#AbuelaTeCuenta

jueves, 9 de septiembre de 2021

Detective Lila

El olfato fato,

de la Lila, lila

descubre el rapto

del perro salchicha;

Don Kufato Pato,

rey de la cocina…

denunció el caso

en la oficina

de nuestra perrita

Decía en la puerta:

“Detective Lila;

lo que usted no encuentre

se lo trae la Lila”

En el restaurante

de kufato Pato…

hoy hay una muestra

de buenas salchichas…

Don Ramón Romero

el gran cocinero

sirvió en un plato,

de un camarero

un perrito chato

que estaba durmiendo…

Logró rescatarlo

nuestra Lila, lila

cuando Don Valiente,

en medio de panes,

iba a hincarle el diente…

Si algún día algo

a usted se le pierde;

un cristal tintado

o algún pendiente…

Llamas a mi Lila

como buen cliente.

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez

#AbuelaTeCuenta

https://www.agapea.com/Mercedes-del-Pilar-Gil-Sanchez/Las-vacaciones-que-iluminaron-mi-vida-9788494695025-i.htm

 

Yo, me declaro en huelga!

Tres horas en la cocina,
revista al refrigerado
proceder al almuerzo;
que si recoge los platos…
Que si idas y venidas,
que si fregona, deshechos…
y entre las tres, o más horas,
el patio, permanecía 
como la boca de un muerto.
Ni ruidos de lavadoras,
ni campanas extractoras,
ni un piar de Doña Lola
ni el pájaro que se posa
en el alfeizar del cuarto...
Sale a tender la vecina,
y le pregunto al tanto…
¿Vecina, qué es lo que ocurre,
qué es lo que pasa en el patio?
¡Qué va a pasar hija mía,
la electricidad, que tiene
un precio de espanto!

¡Yo no soporto el silencio,
desde ya de cocina
en huelga hoy me declaro!
***

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez Mercedes Del Pilar Gil Sánchez


miércoles, 8 de septiembre de 2021

Qué voy hacer si me mira...

Me mira la Lila, lila…

La Lila me está mirando

con su hociquito de perla,

con su rabito encantado…

Apoyando sus patitas,

en su sillita de esparto…

Me mira, la Lila lila…

La Lila me está mirando.

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez


#AbuelaTeCuenta  Mercedes Del Pilar Gil Sánchez



martes, 7 de septiembre de 2021

El amor

No es ciencia el amor

que es deseo y dinamita,

es un aire que te excita

desde el suelo, hasta la cinta

que te rebosa del pelo.

Nada pueden los sentidos

contra el amor verdadero.

Jamás pensará el amor

en qué es bueno o qué es malo;

conveniente o acertado…

El amor es sólo amor

y no se ajusta a debate

de sentimiento o de arte…

de aquí, o ninguna parte,

cuando el amor, es amor.

Cuando se vive en amor

él es único vidente,

a los amantes los vuelve

cegatos, y medio tuertos

y jamás se han de fijar,

si el querer de él, está vivo,

o por el contrario muerto…

No contemplará el amor

el hábito de un Monseñor

o compromisos previos

porque el amor es locura

y ha de beber de por vida,

la bebida prohibida

con ritmos de sacramento.

“Creced, y multiplicaos”

Así nos dijo el buen Dios

cuando nos creó a los dos

acoplables y acoplados…

Entonces nació el amor

y se hizo Dios el amor …

para los pobres humanos,

y quererse como hermanos

no es suficiente AMOR…

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez Mercedes Del Pilar Gil Sánchez


#AbuelaTeCuenta

 

lunes, 6 de septiembre de 2021

Las Pandemias y pandemias asociadas

Las pandemias; sabemos que de siempre han existido pandemias.

La historia medieval se encuentra plagada de muy distintas pandemias; aunque de la primera que se ha dejado constancia, vino a suceder durante el mandato de Justiniano, en la antigua Roma entre los años 541 al 549 y que tras investigaciones llevadas a cabo en tiempos recientes, se ha llegado a conocer después de arduas analíticas, que el culpable del estropicio habría de ser el mismo que despertara ochocientos años después con el nombre común de “peste negra; o Yersinia Pestis”. A la más reciente de las pandemias no hace falta nombrarla, pues forma parte del ambiente en el que hoy, y día tras día, intentamos sobrevivir…

Después de tantas y tan diversas experiencias, el ser humano ha venido a comprobar, que una pandemia es lo más semejante que existe a una guerra, y que como tal, una pandemia tiende a desplegarse estratégica y colectivamente; existiendo como en las guerras, nacionales, cuando el enemigo no se desplaza más allá de un mismo país; aunque su mano larga de muerte, consiga llegar a cualquiera de los lugares o poblados de la nación elegida, por alejados que unos de otros se encuentren…

Otras, sin embargo, tienden sus redes hacia cada punto del mapa mundial; como ocurre hoy… en el momento presente; aunque el dañino haya partido de un pequeño lugar perdido en uno de los más diminutos puntos de ese supuesto globo terráqueo que atravesado por un eje central gira sobre una mesa de escritorio; el insensato encontrará cómo expandirse, viajando entre los humanos que se desplazan aquí y allá en los más diversos transportes… No hará ascos el “bicho” a que se trate de un autobús cargado en multitud de gente, o que se trate de un simple ascensor con dos o tres personas; de una movida en una playa abarrotada de bañistas, o de una sala de estar ocupada por cualquiera de nuestros familiares. No, para él el tiempo o el volumen carece de importancia, ya que el bicho es paciente, y no se afectará por atacar en masa, o ir hallando uno a uno a cada individuo sacrificado, como si de un astuto juego del escondite se tratase…

Como en la guerra, los más valientes serán los primeros en caer, los que saliéndose del desfile, busquen el porqué del ataque; los que se dediquen a tratar a los heridos, los que recogen los cadáveres, o quienes sin miedo a la muerte traten de paliar mediante vacunas, las consecuencias causadas por el malvado.

Sucumbirán la mayoría de valientes, entregando lo más preciado que poseen, exponiéndose al causante, para dar nueva vida y oportunidad a la humanidad restante, por medio de vacunas, investigación de productos, y un largo etcétera de distintas pociones salvadoras de vidas.

Las pandemias al igual que las guerras allá por donde pasen, cambiarán la vida por miseria.  Colapsarán las tierras que no darán a basto para acariciar los cuerpos que inertes se acurrucan entre los granos de sus semillas. Colapsarán las empresas y los  recursos que éstas ofrecían. El paro se hará el dueño de las calles, junto con el hambre, que invadirá de tristeza las más concurridas avenidas…

Los hijos, que antes de la pandemia eran hijos de la vida, pasan a ser ahora  hijos de la carencia… y de la total carestía.

Las pandemias, al igual que las guerras, serán madres de pandemias, más larvadas, más cruentas… más sufridas.

La pandemia del desgaste; será la primera en hacer mella entre los sobrevivientes…

Una de las más importantes, la pandemia de todas las culturas, de la que los infantes van a ser como siempre los más perjudicados, o perjudicados de por vida, ya que a ellos habrá de faltarles tiempo de explicaciones científicas y tecnológicas, y la convivencia con el grupo, tan importante para las edades tempranas en las que el carácter nace y se renace día a día…

La pandemia del hambre; la más dolorosa de las pandemias que viene ahora a agravarse con la maldita pandemia energética que está elevando a pasos agigantados la bolsa de la compra, el alivio del calor, o el frío de loa hogares, y la convivencia diaria de quienes ya no tenían para abrir la puerta de la casa, y esparcir la mente con cualquier chuchería…

Existen pandemias, pandemias que se repiten en la historia de los pueblos, inevitables, tanto como muchas veces lo son las guerras…

Los virus son caprichosos, muy voluntariosos, resistentes, e inevitables…

Pero… ¿Y qué ocurre con las otras pandemias… Las pandemias asociadas... Qué ocurre con las que hacen que los pobres no puedan dar continuidad a sus días?…

¿Es justo que ocurra esto en un país del llamado primer mundo?...

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez