Gracias a la luz; e infinitas gracias, a los fotógrafos, y al mundo de la fotografía.
Y... el Supremo Hacedor;
Y... el Supremo Hacedor;
el Creador del Universo,
hastiado de oscuridad dijo:
¡Hágase la luz!
Y la luz reinó,
por encima del espacio Tiempo;
hasta atreverse a penetrar
el interior de una lúgubre
cámara oscura, en la que...
cámara oscura, en la que...
curiosa, y avariciosa,
de paisaje diurno
cautivó para sí
ese exquisito poema
que lleva implícito
toda fotografía…
Conoció la noche entonces,
el secreto guardado
por la siempre infinita,
claridad del medio día;
Resultó desterrado el negro,
claridad del medio día;
Resultó desterrado el negro,
por colores, y sabores
que de atractivo visual,
a la luz del sol se rendían.
Para proliferar después
en exquisitas imágenes
en exquisitas imágenes
de un mundo,
que por minúsculo,
de los ojos de su creador,
desconfiado, huía.
Poniendo de manifiesto,
que el Planeta Tierra,
desde el cielo más infinito,
a las profundas fosas marinas,
alberga imágenes,
alberga imágenes,
de infinita… Poesía.