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sábado, 12 de diciembre de 2015

Esta misma mañana...

Esta misma mañana, he podido descubrir al otoño cabalgando sobre las áridas aristas del futuro.
Sin cogollos de hojas verdes, sin retoños, sin vistas de brotes recientes, que inunden al mundo con el color del mar de la esperanza.
Esta misma mañana, he revivido primaveras pasadas, que lucieron cuajadas de preciosas flores prometedoras, que hacían renacer los campos de brillos multicolores.
Hoy, se hallan marchitas, caducas, deshojadas...
Bellas flores, que por bellas, jamás fueron apreciadas.
Atrás quedan veranos de cálidas maravillas a orillas de las playas.
Hoy las playas, nos devuelven angelitos en la arena, procedentes de otras aguas.
Recuerdo dejar atrás gélidos, helados inviernos, rodeando a pequeñas estufas, en pequeñas mesas colocadas, y al amor de la lumbre, la familia congregada.
Cuando ahora nos calientan rumores negros  de metralla.
Cuando ahora, es la muerte quien se asoma a las pantallas, dejando atrás noticias de amores. Esos que han de ser, los que enciendan bellas llamas. 
Esos que deben cuidar el futuro, ondeando la bandera del amor. 
Sin más armas.
Esos, que deben velar por los cuerpos y las almas.
Amores, sí… Amores.
Amores hacedores de vida, de luz, de amor... 
Y... De nuevas esperanzas.

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jueves, 4 de junio de 2015

EL ESCAPARATISTA



Se levantó temprano aquella mañana pese al frío reinante en la calle y dentro de su casa, abandonó el arrullo de su edredón sin pereza, y... raudo, se dirigió hacia aquella dirección que marcaba el periódico en la sección de: Anuncios  por palabras.

Anuncio número 384;
Trabajos bien remunerados.
T. T. & R.
(Trabajo temporal y de riesgo)
Se necesita chico para escaparate
Cualidades:
Templado, y sin miedo a espacios cerrados.
Sueldo:
Se gratificará por tiempo completo de permanencia.

El anuncio resultaba un tanto excéntrico, raro, e implantó en su mente creativa, un escaparate nuevo, “novedoso”

Un escaparate diferente del que él sería autor único.

Quizá ahora los dioses o las hadas... o los elfos... o cualquiera de esos raros poderes, estaba por fin de su lado.

El ansia por comenzar le impidió dormir en toda la noche y se la pasó pensando en todas esas cosas que imaginaba, en las expectativas de promoción que le proporcionaría el nuevo empleo, y muy pronto anduvo el camino que, aunque alejado de su domicilio, se le hizo corto;  mientras andaba, iba dando forma en su mente a proyectos inéditos, diferentes a lo que jamás se habría hecho antes en temas de escaparatismo.


Al poco, se hallaba inmerso en su nuevo trabajo.

Sería igual que una apuesta, igual que un juego, pensaría en todo momento que aquello no era importante y así intentaría pasarlo bien.

 " ¡Has de tomar lo mejor que te vaya dando la vida!" 

  Solía repetir su madre cada vez que le veía dudar o con algún atisbo de desánimo.

   "¡Tú puedes, hijo mío!". 

Le animaba con aquella confianza de madre que de veras ama a un hijo y deposita en él lo mejor de sus sueños.

Pensó en ella.

Ahora que le faltaba, solo le quedaban para recordar, lo mejor de sus palabras.
*

Un enorme tarro como fabricado para dar cobijo a una mermelada gigante, le servía de habitáculo.


   Será un espectáculo maravilloso.

   Y el mejor de los experimentos.

  Será usted el hombre más famoso de la ciudad (o quizá del      mundo). — Explicaba el empleador al impactado empleado, incapaz de percibir con claridad la realidad de aquél trabajo...

   Pasará usted un mes metido en este tarro 

  No debe usted preocuparse por el aire, pues se lo insuflaremos a través del tapón. — Explicaba el dueño del escaparate displicente, sin dar importancia al motivo, ni al caso.

— Tampoco ha de preocuparse por la alimentación que se la   proporcionaremos líquida a través de ese tubo.

   Eso sí,  No podrá usted salir para ninguno de sus menesteres diarios. 

  Escuchó muy atentamente todas las explicaciones… y... como único comentario preguntó:

 ¿Podré fumar? 

*

Habían pasado ya quince días y el tarro se había llenado de inmundicia hasta la mitad y ya, le costaba mantenerse en la superficie y a salvo.

Cada día, el escaparate era admirado por miles de curiosos transeúntes que paraban, miraban y salían de allí completamente asqueados.


Cada vez que reclamaba con señales desesperadas e inaudibles la apertura del tapón; la parte contratante, (el dueño del escaparate) le mostraba a través del gélido vidrio su firma de permanencia plasmada en el contrato que le obligaría a permanecer en la inmunda prisión por un tiempo de treinta terroríficos y horriblemente nauseabundos días.

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jueves, 14 de mayo de 2015

VACACIONES PAGADAS



¡Vacaciones gratuitas para toda la familia!

Pronto volamos hacia aquella felicidad pagada.

Hallamos al llegar, extraños habitantes: mujeres que abrazaban acariciando a mis hijos advirtiéndoles con todo cariño:

“¡No pongáis las manos en el suelo!


"¡Por ningún motivo toquéis el suelo!"

Niños y mayores padecían diversas amputaciones de brazos o dedos que encogían el ánimo y hacían sospechar a mi familia que algo extraño se ocultaba tras las losas grises que conformaban el pavimentado del pueblo.

Los niños de los pueblerinos caminaban protegidos, transportados con sumo cuidado sobre los brazos de sus mamás o papás.

Enseguida se me vino a la mente la existencia de un virus o bacterias apoderados del terreno… Cuando...

Juanito, mi pequeño, cayó de bruces en medio de la calle.

En un instante, unas pinzas rojas enormes y pertenecientes a algún monstruo de tamaño descomunal e increíble brotaron, aparecieron rompiendo el empedrado de baldosas en el justo momento que levanté a Juanito cogiéndole de la cintura del pantalón y alzándole para protegerle hasta 
más arriba de mi cuerpo

Con el corazón encogido recordé que... 

El nombre del pueblo era...

“lost fingers babies”


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lunes, 6 de abril de 2015

MICHI

A cada vuelta del tambor de la lavadora se clavaban en mi cerebro extraños ruidos… Algo pesado caía seco, acompañado por una especie de grito.

Con toda rapidez, quité la electricidad, abrí la puerta de la lavadora.

Una cascada de agua jabonosa inundó el suelo, haciendo deslizar mis pies hasta chocar mi cuerpo contra el suelo. 

Desde mi posición acostada, tiré de la ropa y un grandísimo gato empapado, enfurecido y muy negro salió de la lavadora, clavando sus uñas en mi cara.

Quedé perpleja, cuando… Entró Pablito al cuarto de lavar con su ingenua carita graciosa.

-“Michi, taba susio”- 

Esa fue su explicación al gato de la vecina dentro de mi lavadora.



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viernes, 27 de marzo de 2015

CAPERULOBA

De todos los lobos que aquél valle habitaban, la que aullaba con más fuerza, la que más y más cazaba, la mejor de todas las lideresas, se llama Caperuloba la loba entre las lobas. 

Caperú, la loba Alfa.

Caperú, que así la llamaban, los que la conocían los que más la respetaban. Se crió entre los lobos para llegar a ser Alfa.

La adoptó bien pequeñita una loba ya abuelita, y la loba la adoraba. Cuenta la anciana loba, del día que la encontrara: Llevaba una caperuza como la nieve de blanca. La vieron crecer a sus lomos, pues la loba aunque anciana guardaba bien a la niña, arrullaba y muy bien la alimentaba.

Caperú bien protegida, creció y aprendió que respetar la vida es amar y alejar la muerte.

-          ¡Respetar para ser respetado!
-          ¡Amar para ser amado!
-          ¡Han de ser nuestras premisas!
-          ¡Evitar los cazadores!
-          ¡Alejándonos del ganado!

Explicaba Caperú a la reunión de Grandes lobos de las más grandes manadas.

-          ¡Respetar para ser Respetado! –
-          ¡Amar para ser amado! -

Gritaron al unísono todos los Grandes lobos asistentes.

Su grito, como un colosal estruendo, inundó el gran valle y llegó a los valles pequeños.

Desde entonces, los lobos son respetados, los rebaños protegidos. Los humanos han sabido hacer lo que antes no sabían. Amar la naturaleza, respetar los valles con todos sus animales, incluyendo respetar también todas sus fieras.

Cuenta la leyenda que la niña Caperú, vino al valle para borrar de las mentes humanas todo el daño que a los lobos, una vez hizo un cuento infantil que trataba de una niña con una caperuza roja.
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FIN


miércoles, 28 de enero de 2015

LA AMABA

La amaba.
Sí, la amaba. 

La amaba tanto 
que sus besos 
los hacía flotar en el aire, 
para no rozarla.

Para no manchar 
su tierna boca sonrosada.
Para no lastimar su dulce piel, 
delicada y blanca.

La amaba, sí, la amaba.

La amaba y su boca….
Siempre a solas lo gritaba, 
para no herir los oídos 
delicados de su amada.

Mientras… Siempre triste,
 ella…. Languidecía 
a la espera de ese amor 
que él callaba.

















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domingo, 25 de enero de 2015

HAMBRE DE TI

Hambre de ti.

Se perpetuó la noche en oscura eternidad, eximiéndole de dolor… Sentía una horrible dificultad de movimiento… Su pierna izquierda se rezagaba e iba sembrando el camino de un rastro pútrido, fétido….

El hambre de seres vivos se le hacía cada vez más insoportable.
El olor a sus congéneres traspasaba su pituitaria con la misma intensidad  con que la que al hocico de un lobo, llega el olor de la carne.  

¡Necesitaba comer... Beber, degustando el dulce sabor de la sangre!… 

¡Le dolía tanto el hambre!…

Algo similar a un recuerdo le hacía seguir un camino repetido tantas veces que se había hecho automático, instintivo, atrayente y que había sido guardado en lo más profundo de su mente, como lo es a perpetuidad lo más deseado. Su carne, su sangre… su piel que tantas veces había lamido...

La recordaba dulce, viva, vigorosa… lasciva...

*

Un hombre, sollozaba en el porche mirando al infinito. 

Y… desde allí, la vio llegar.... 

Se estremeció en medio de la penumbra, miró hacia el cielo oscuro de la noche y dio gracias por hacer realidad sus peticiones tantas veces repetidas a aquél lúgubre cielo... 

- ¡Devuélvemela Señor! -

Corrió hacia ella, la abrazó como siempre la abrazaba, con aquel inmenso amor de siempre....


Sin hacer caso del hedor, juntó sus labios con los de ella en un último, único y deseado beso de amor infinito que se haría ya... Perpetuo

























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