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sábado, 20 de junio de 2020

El aroma del recuerdo

El aroma del recuerdo
Del primer trozo arrancado por mis dientes saltó la chispa de encendido que da salida a la carrera del recuerdo.
Al instante, pude visualizar ante mí mis pensamientos, volando, cogiendo la altura suficiente que les permitiese ir surcando los escollos causados por el paso inexorable del tiempo.

Vi, que, cruzaron distancias, cuyas medidas serían tomadas en kilómetros, y en las más largas unidades de tiempo.
El fresco pedazo, en el interior de mi boca excitó a las papilas gustativas de lo dulce, las primeras que acompañaran mi niñez, y que poco a poco se han ido rezagando en el rodaje del gusto, para dar prioridad a sabores más neutros o salados.

Mi saliva espabilada de momento, se percató del regusto añejo, para alertar a las glándulas salivares que prestas, y espontáneas vertieron sus líquidos que ansiosos, esperaban tan trascendental momento de ser mezclados con el néctar procedente de la más antigua de las memorias.
Y ahí, mientras masticado por mis dientes, el pedazo vertía todo su encantador jugo contenido, era triturado en diminutos fragmentos, cuya finalidad sería, la de ser tragados.
De camino al tracto digestivo, mi aparato olfativo puso en marcha un camino paralelo, hacia la tarde, a la aburrida hora de la siesta no dormida, y el trasiego de camino que conduce hacia las manzanas.

Las manzanas guardadas en el desván de mi abuela, esparcidas sobre pajas, cuyo olor transgredía a la quietud, y al pensamiento, para convertirse en nada más que tentación sublime; “en el pensamiento único y vivo de la serpiente bíblica por tentadora de manzanas”…

Los jugos en mi boca evocaban aquel tedio, de aquella casa enorme que contenía tres viviendas, y una única habitada.

La casa de mi abuela, donde la hora de mayor respeto, sería la más aburrida; la inacabable hora de la siesta…

Mientras… una niña traviesa, se columpia en la puerta batida del patio, asida a la misma por una mano, que asoma a través de la reja; mientras que, con la otra mano, sostiene el fruto de la delicia; el sabor de los sabores, ese fruto causante del deseo, de piel roja y carne blanca, portador del embrujado aroma... para al terminar de ser degustado, regresar al camino de la apetencia, en que las portadoras del olor embriagante y del gusto, descansan tan felices, esparcidas cada vez a mayor distancia las unas de las otras, sobre pajas frescas que, como el más amarillo de los oros, relucen doradas, para sin querer, hacer resaltar el rojo vivaz de un fruto, hoy convertido en el más hermoso contenedor del recuerdo.
© Mercedes Del Pilar Gil Sánchez

Felicitación y Excusa

Felicitación y Excusa salieron a pasear,
Felicitación recusa invitación a jugar…

—Felicitación, amiga, vente conmigo a jugar.
—Excusa, mi amiguita, no te quiero molestar,
Pero es tarde, a las ocho, he de ir a confesar.
He quitado a mi hermana, su pedacito de pan.

—¡Tenías hambre, mi amiga, no podías esperar!
—Sostengo ahora mi aliento, y no puedo respirar

—Es tu conciencia, cariño, lo habremos de reparar…
Ven ahora a mi casa, mi mamá lo arreglará.

La mamita de Excusa, sacó una barra de pan
De la que dio a la niña, un mendruguito igual…

Igual al que había cogido, su amiguita sin pensar.

Felicitación rebosa, su cara de felicidad.

—¡Repondré hoy lo robado… y saldremos a jugar!
Prometió así la niña, a su amiguita, sin más…

—¡Excusa, lo has arreglado… Mil gracias, por tu amistad!

Copyright Mercedes Del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta

Merceditas y el miedo

—Mamá ¿Qué es el miedo?
—Cariño, el miedo no es más que un estado de alerta que presenta nuestro cuerpo, como medida de protección hacia lo desconocido…
Es miedo, lo que sientes al entrar en un cuarto oscuro, y que se alivia después cuando enciendes la luz; o cuando imaginas que un ser extraño ha tomado por vivienda el suelo ocupado por tu cama.
—¿Mamá, el miedo es igual a un susto?...
—Un susto es… algo muy similar, sí; aunque la mayor diferencia entre ambos, es que el susto tiene un efecto momentáneo; el miedo, podría permanecer en nosotros, hasta mucho después de que desaparezca la primitiva sensación que produjo el miedo.
—¿Es contagioso el miedo?
—¿Contagioso?... Claro que podría ser contagioso, y extenderse como epidemia incontrolada hacia múltiples lugares, hasta invadir poblaciones, o países enteros.
Bastaría con creer, sentir, o acontecer una sucesión de hechos inexplicables… Se trataría entonces, de un pánico colectivo… Algo bastante complejo para explicarte a ti, Merceditas…
—¿Pánico mamá?... ¿Colectivo?... ¿Epidemia?... ¿Qué son, mamá?...
—¡Ay, Merceditas… qué difícil me lo pones!...
—¿Por qué mamá?
—Porque es difícil para las madres no usar palabras que las niñas como tú no comprenden…
Verás, mi Marisabidilla… El pánico es muy similar al miedo… Colectivo, es que reúne a mucha gente… y… una epidemia es algo que se extiende descontrolado.
—¿Cómo un chicle, mamá?
—Bueno… en otro momento te lo explicaré mejor… Ahora, mamá está haciendo la comida… y… ya no sé si le habré echado la sal al guiso…
—¿Qué guiso mamá?
—Del que le gusta a mi preciosa Marisabidilla…
—Ah…
¿Existe algún elixir para el miedo?...
—¿Elixir?… Ummm… Bueno, pudiera ser que la autoconfianza, no nos dejarse llevar por creencias imposibles… ¡No sé; Merceditas… No sé si existen elixires para el miedo!
Los elixires son pócimas mágicas, y no siempre tiene fuerza la magia para invertir el pánico, o deshacer hechizos…
—¡Los hechizos son de brujas mamá!
—Pues entonces, tú eres mi brujita preciosa…
—¿Por qué?...
—Porque tienes hechizada a mamá mi tesorito… mi caramelito canela; mi chiquitina… ¿A que aquí tienes cosquillas?...
—¡Ja ja jaja!!!!
—¡Te como!
—Mamá… ¿El miedo es hereditario?
—Muchas veces sí…
¡Ya está… No contesto más! ¿Quieres probar el guisito?...
—¿A que las mamás no tienen miedo?....
—Las mamás tienen miedo siempre, mi pequeña pecosita.
©Mercedes Del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta
👧

viernes, 19 de junio de 2020

En el confinamiento qué has hecho?

No sé si os habrá pasado lo mismo que a mí durante el confinamiento; En principio no me afectó demasiado estar en casa sin salir, pues la fuerza de la costumbre ha consentido que mi casa, no sea para mi mente concebida como un lugar de reclusión, sino más bien, como la zona de confort a la que todos acudimos para sentirnos al amparo de la, protección; ya que por motivos de salud, gran parte del año, mi vida se desarrolla en su interior, más pasiva, o activamente, pero aquí entre estas paredes; ya que la concibo como el lugar más seguro para mis dolencias alérgicas. El confinamiento, no ha sido pues, para mí, más que una continuación adaptativa de encierro natural, eso sí, disfrutando de mayor compañía, al estar obligado también mi esposo al encierro, cosa que para mí es como un regalo y una maravilla, de disfrute total. Lúa, mi perrita ha hecho las monerías más grandes de su vida, encantada de que nadie abandone este lugar que cuida ella con tantísimo y esmero.
Sí he echado en falta al resto de mi familia; a mis pequeñines, que obligatoriamente han estado alejados, y jamás pensé el bien que hacen unas imágenes de un vídeo casero.
Han ocurrido durante esta insólita normalidad casera, algunas extrañas coincidencias con los aparatos eléctricos; quienes como poseedores de un cerebro cómplice, han decidido chamuscarse, para dejarnos fríos de imágenes, de lavado, y cocinado... pues se han ido de paseo, el televisor, la lavadora, el microondas y hasta la bombilla de la entrada se ha ido; no teniendo estos últimos más de unos pocos meses aquí, con nosotros, haciéndonos compañía.
Ha sido un tiempo de sufrimiento intenso, de pensar, y de bloqueo, de sentir lo que siente alguien que tiene en su familia un ser expuesto en un hospital, al maldito coronavirus, viendo además que al principio no existía protección para ellos y verle después irreconocible vestido con un epi...
Y aquí estamos, escribiendo e intentando respirar para continuar sobreviviendo sin querer hablar del dolor que en el alma han dejado los que lo han sufrido y el horrible balance de muertos.
Ni de cuántas horas dedicadas a la desinfección, de mandos, botones, tiradores, zapatos, suelos, vasos, platos, ropa; esta última se ha ido quedando llena de lunarcitos lejieros.
Y tú? el tuyo cómo ha sido?
Cómo has llevado el tiempo del confinamiento?
Mercedes Del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta

La imagen puede contener: una o varias personas y calzado

martes, 16 de junio de 2020

Javalíes en peligro

SALVEMOS A LOS JABALÍES!!!!
Qué lástima de jabalíes en Madrid, pobrecitos. Por qué no les devuelven a su entorno y les ponen comida para que no hallan de migrar a las ciudades para mendigar en cubos de basuras?.
Me indigna que se sacrifiquen animales a los que se les ha sido usurpado el terreno, y el medio de vida. Devuélvanse a sus vidas pacíficas en el monte o donde sea que vivan. Pero, qué lástima, los javatitos al lado de sus padres. Dejadlos vivir!!!!

Las jaulas situadas en la Casa de Campo han atrapado a 31 jabalíes; adultos y rayones, que son trasladados a un centro de cuarentena

sábado, 13 de junio de 2020

Te vi

Te vi llegar como a la luz del mundo
y sembraste de sol a mi luna nueva...
insuflando vida, a la vida muerta.
al cobijarme en tu ser, existí,
junto a los anillos de tu existencia...
y vistió tu rayo, a mi luna quieta.
intentaste prevenirme de satélites
perdidos, en órbitas caducas, ya muertas.
Advertiste, de su oculta presencia...
una red de nubes tupida, extensa
que solo disfruta, urdiendo mentiras
hundiendo los brillos de lunitas nuevas.

Copyright #MercedesdelPilarGilSánchez #AbuelaTeCuenta

La imagen puede contener: noche

viernes, 12 de junio de 2020

A pasito lento


La aurora, el sol, la luna...

Merodea la aurora
meciendo el oriente
a pasito lento.

La noche desprende
perfumes de rosas,
de espinas, de cardos,
de suspiros lentos.

Se esconde la luna
quemando sus rayos
a fuego muy lento.

Hoy nace una luz
de cielo cercano,
y un sol soñoliento.

© Copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta

miércoles, 10 de junio de 2020

Y todo vuelve, y todo, regresa


Y todo vuelve, y todo regresa...

Volverá la bajamar
a llevarse el agua de la marea.
Volverá a verterse el fuego
que conforma el centro
del planeta Tierra.
Volverá a partir,
el refrescante sol
que inundó de flores la fugaz primavera.
Volverá a salir el sol
que esta tarde produjo
en el cielo una roja puesta...
Volverá a poblarse el firmamento
de las más lucidas
y bellas estrellas...
y volveremos tú y yo,
como vuelven las aves
a cruzar el estrecho
en exuberante estación verde
a forjar de amor los sueños,
a llenar los nidos de polluelos hambrientos,
a vivir enseñando el amor
a unos cuerpos revueltos
rebozados de de vida,
rebosados de sueños.


© Copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta

martes, 9 de junio de 2020


Tú...

Llegaste como la luna,
entraste, como la estrella
y te bañaste en mi playa
y te tumbaste en mi arena.

Y te ofrecí de mis aguas,
calor de una vida nueva.
Rumor de sentido aliento,
rumor, de sal y de arena.

Y te mecí con mis olas,
te moví al flotar en ellas,
para bañarme en tus risas,
para llenarme de estrellas.

Y lucí en mí tus brillos,
me llené de luna nueva.
Deshojé tu amor de rosas,
Me bañé en tu primavera.

©copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta

Así llegaste tú



Así llegaste tú

Llegaste como la luz,
traspasando mis sentidos
Dejando atrás una estela
de multitud de caminos.

Llegaste como el sonido
llega a entrar en los oídos
Erizando mis cabellos,
llenándolos de poemas
De deleitables silbidos.

Llegaste a mí como llega
el agua a un remanso...
de arena, de mies y olivo.

Llegaste como la marea
Acariciando mi orilla
Mesándome la ribera.

Llegaste como esa ola
Que despeja los calores
Que sosiega los suspiros.
Que agasaja y que peina.
que remueve los sentidos.

Legaste como la espuma
de aire y mar concentrada
de viento, que arrastra al humo,
de belleza y seda blanca.

©copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta

Una carta al viento


En San Fernando, Cádiz, día 9 de Junio y del Sagrado e Inmaculado Corazón de María, en el año 2018 d.C.

Muy señora mia, apreciada y delicada dama, querida "dependienta de nubes y ensueños", amiga virtual (de momento):

Agradecí y acepté la invitación a la presentación de tu primera novela, ayer en el auditorio del antiguo "Cine Almirante", !que tiempos aquellos!; no porque me gusten las novelas, ni las escritas -tan magníficas y fantásticas, ya vetustas ya modernisimas y comerciales , ni las radiadas -que tanto hicieron llorar a las féminas de nuestra generación, ni -por supuesto- las televisadas, tan enemigas de la unión matrimonial como el fútbol o... iba a decir "el loco de la colina", ¡que insensatez!; dejémoslo ahí.

Asistí a tu virtual invitación, desatendiendo ciertas frivolidades de mi agenda - que no me interesaban, e incluso cambiando la hora de mi asistencia diaria a la Eucaristía (el Señor lo entiende y aprueba por aquello del segundo mandamiento, que Él mismo promulgó); y, claro que fui, incitado por tu deseo de quererme conocer en persona que era recíproco desde que, ha tiempo ya, leo tus preciosos apuntes poéticos en nuestro cómplice Facebook.

Te confieso un secreto a voces: Soy sordo; y mi discapacidad -obviamente- me iba a impedir escuchar todo lo que se hablaría durante el evento. Realmente, poco me interesaba lo que dijera el presentador que, no quiero elucubrar, quizás aprovechó la ocasión más para presentarse una vez más a asimismo, no porque el señor Montiel tenga por costumbre "faldar" y menos de lo que no es ni sabe, sino porque los españoles hemos entrado -todos un poco, o un mucho- en el laberíntico trasmallo del postureo y el figurar, donde terminan todos ahogados en su propia insensatez... Y así nos va. Pero él no... pienso y quiero creer.

Después tomó la palabra Ignacio, como era de correspondencia y protocolo, y -breve, conciso y concreto, como buen contable- fue al grano, sin ambages ni florituras, pero acertadísimo a la hora de hacer balance, resumiendo las cuentas en una cifra sin números: "auténtica". ¡Que palabra tan comprometedora, qué concepto para adjetivar a una persona pública o privada de tantísima responsabilidad!; "Auténtico": dícese de la persona que "es realmente lo que parece o lo que se dice de ella".

Y yo te miré, miré una vez más esa cara dulce, tímida, inquieta, nerviosa, emocionada, amigable, sencilla, humilde, de vuelta de todo y expectante por cada nuevo segundo, un rostro que nada tiene que ver con las fotos de Facebook que son estáticas como tales fotos que son, un rostro vivaracho, simpático donde los haya, ameno, agradecido por lo vivido y por lo que está por venir, un rostro lleno de paz y de amor sin nombres ni apellidos, pero con mucho amor. Ese rostro era, es, el reflejo de esa palabra que Alguien le bisbiseó a Ignacio: Auténtica. Y te miré una vez más, y te admiré.

Dice el dicho que "la cara es el espejo del alma".
"De la abundancia del corazón habla la boca", esta es -¡ahí es nada!- Palabra de Dios; la que me tomé la libertad de parafrasear para cumplimentarte al despedirme de ti.
Que la abundancia de tu corazón siga manando a borbotones por tu boca y discurra por los ríos de tinta de tu pluma. Tu poesía es fértil abono espiritual para muchas almas que te leen entre ellas, la mía.

Dios te bendice querida amiga.


Respuesta: Muchas gracias; releeré esta carta cada vez que mi ánimo se hunda; me servirá además para contrarrestar a las lenguas cargadas de envidia. Un abrazo.