Tus comentarios me ayudan siempre.
Gracias
Al principio, le pareció imposible. Gracias
Cuando
escuchó la noticia, pensó que era alarmista y no necesitaría cambiar nada de lo
que solía hacer normalmente.
Eran
las seis de la mañana y como cada día, encendió el televisor.
Antes de acudir a
la oficina, escuchaba siempre el noticiario matinal.
“El
mundo, tal y como lo conocemos dejará de existir esta misma noche" Comenzamos desde ahora la irremediable cuenta atrás.
La noticia, le hizo esbozar una leve sonrisa. Seguro que se trataba de una broma.
No
encontró nadie en la oficina. Se alegró. Por primera vez era la primera en
llegar.
No se
alarmó hasta que pasaron dos horas y el edificio de oficinas continuaba totalmente vacío.
Salió
del edificio corriendo, asustada, una profunda agorafobia se había apoderado de
ella invadiéndola un pánico desconocido hasta entonces y que… Jamás hubiera
deseado experimentar.
Su corazón
se le salía del pecho con latidos desacompasados, rápidos y visibles a través
de su ceñida blusa blanca. Por el contrario, su respiración se había hecho
lenta, trabajosa… Comenzaba a sentir la falta de oxígeno en su cerebro en forma
de mareo y vómitos.
No sabía
el por qué le invadió aquel recuerdo del pueblo, de su antiguo novio, de las
tardes en el cine de verano, el verde de los campos y lo dura que fue la elección
de renunciar a él. A su amado Víctor.
Debió elegir… Su carrera o él.
No lo
dudó, echó a correr hacia su coche y como poseída por un autómata condujo hacia
su pueblo. Si había que morir, ella elegiría el lugar donde hacerlo y junto a
la persona que amaba desde que era una niña.
No
sabía que recordase tantos detalles de su pueblo y de su amor al lado de
Víctor. Recordaba hasta el mínimo los detalles de cuando descubrieron que se
amaban.
Todas las veces que él la defendía y la ayudaba en sus pequeñas exploraciones
campestres, le entregaba pequeñas flores recogidas en el campo, le tendía su
mano y siempre estaba tan pendiente de ella… Supo que le amaba aquella tarde de
domingo en el cine que él cogió su mano y acercó sus labios a su mejilla. Aquél
fue el primero de tantos besos de niños repletos de amor infantil, que poco a
poco fueron transformándose en besos adultos llenos de deseos de exploración de
sus adultos cuerpos.
La
carretera estaba atestada de vehículos intentando salir de la ya vacía ciudad (no
era la única que había pensado en huir y por un momento se permitió pensar en
cuál sería el destino de tantísimos automóviles)
Decidió
utilizar la carretera (el camino lleno de baches y polvareda) de servicio que
circundaba a la carretera principal y su coche adquirió tal velocidad que los
saltos entre bache y bache, se convertían en pequeños vuelos destroza
neumáticos.
Cerca ya de su destino, después de conducir durante unas siete horas, su coche se paró después de “volar” sobre el último bache, lo
abandonó allí mismo dando un portazo y echó a correr hacia aquella dirección retenida
en su memoria.
Llamó a
la puerta, le abrió un muchacho.
Por un momento, sintió que no habían pasado
ninguno de aquellos casi treinta años.
- ¡Víctor!
- Gritó mirando al chaval.
Tras el muchacho, apareció la imagen de una mujer con expresión intrigada.
- Víctor
está allí – Dijo la mujer mostrando ante la puesta de sol, un hombre grueso, mayor,
desaliñado y tosco al que no pudo reconocer.
Entonces
pensó en lo lejos que estaba de su casa, de sus hijos y de su esposo.
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