Juan
del faro, el farero,
Trabajador
de un faro,
Cuando
por ese trabajo,
Te
gritaban ¡Eh farero!
Antes
de sustituirlo,
Por otros
nombres,
Mucho más
tecnificados,
Y además
mucho más nuevos.
El
farero disfrutaba,
La
soledad del farero,
Vivía
de contemplar,
Su mar,
y el maravilloso cielo,
De recorrer,
pasear,
Orillas
de puro océano,
En
pescar o en cazar,
O su
linterna cuidar,
Gastaba
todo su tiempo.
Treinta
años él pasó,
En
oficio tan austero,
Y ahora
lo sustituyen,
Por
eléctricos relevos.
Añora
hoy con dolor,
Aquellos
bellos momentos,
La
soledad de la mar,
Blancas
arenas del suelo,
Su
techado estelar,
Su
hermoso sol en el cielo.
Cuando
en el faro aislado,
Se
sentía rey de un mundo,
De
estrellas, luna y albero,
Su
corazón que era el mar,
Vivo estaba
en movimiento…
Noches,
se daba en soñar,
Ser rey
de un nuevo universo.
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