Tintineaba la lluvia en los cristales mientras Esther, sentada frente a la ventana, leía un primaveral libro cuajado de dibujos florales, mariposas, y luz, mucha luz.
La luz era tan importante...
Al cerrar los ojos veía aquél maravilloso sol luciendo en un cielo claro, y limpio de nubes que aliviaba su alma y todo su ser, permitiéndole respirar, llenar de aire sus pulmones encogidos e intimidados.
Se imaginaba en aquel sueño despierta, corriendo por un prado lleno de bellas y perfumadas flores multicolor, o tumbada al sol en una plácida playa.
La inundación destrozó uno a uno todos sus recuerdos.
El tintineo de la lluvia habitaba cual tortuoso taladro en su cabeza.
Necesitaba soñar.
Necesitaba soñar un sol radiante en medio de un cielo vestido de la más resplandeciente y bella luz de un delicioso verano.
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Este relato ha sido seleccionado para aparecer en un libro de relatos, en el que debía aparecer la palabra "lluvia"
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