"Carta de una hija a una madre"
Carta a una hija:
Mi querida hija, te miro hoy como te miré el día en que te
pusieron sobre mi pecho por primera vez, y me mostraron que había nacido de mí una niña.
Mi niña, mi hija.
Mi niña, mi hija.
En aquél mismo instante, se hicieron visibles cosas que hasta
entonces permanecían ocultas a mi entendimiento. Comprendí a mi madre, tu
abuela, cuando por protegerme restringía mis ansias de libertad, frenando mis
deseos de vivir la calle, o una fiesta después de las nueve de la noche. Lo
comprendí todo mi querida hija, al verte sobre mí indefensa, pequeñita, con la
boca muy abierta para tomar aire y poder hacer notar tu descontento de sentirte fuera de mis entrañas.
Qué brusco fue para ti el choque de llegar a este medio aeróbico, y por el contrario, que
maravilloso momento para mí.
Recuerdo tus pequeñas manos agarradas a mis dedos índices,
aferrada para no caerte, no sabías tú, que yo, tu mamá estaba ahí para protegerte. Para
eliminar de tu lado todo cuanto fuese capaz de dañarte, y que nada ni nadie pudiese
hacerte daño alguno. No podrías caerte, niña mía, porque yo estaba a tu lado entonces, y para siempre.
Recuerdo tus ojos aún cerrados, y el momento en que los
abriste por primera vez y comprendí en ese instante, que sentías la misma emoción que yo sentía.
Tus pequeños pies de muñequita, frágil, tan frágil, tan
diminuta…
No quise besarte, aunque me moría de ganas por darte un beso,
me daba miedo lastimar tu piel con la aspereza de mis labios resecos por los esfuerzos del parto.
Mi pequeña, mi niña.
Y ahora, pasado el tiempo, me siento tan orgullosa de ti, tan
orgullosa de ser tu madre y leer tu carta…
Gracias mi pequeña, mi dulce niña, por hacerme sentir tras la lectura de tus
letras, la mamá más especial del mundo.
Te amo mi hija.
Te amo mi hija.
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