No deseo más amor
que el de la noche.
Más amigo
que la luz
de un sol en la mañana.
No quiero más caricias
que tu nombre;
arrullando mis oídos
en la calma.
No quiero recorrer
más horizonte
que tu pecho,
latiendo junto a mí
de madrugada.
No quiero; no, no quiero...
más jardines
ni más flores,
que las rosas de tus labios
renaciendo en mi boca,
y en mi cara.
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