Eclipsaste el silencio, que
inundaba mi vida.
Eclipsaste la noche, que poblaba
mis días.
Eclipsaste la luz, que mis ojos
cegaba
en medio de la nada, habitada por penumbra.
Una vida derramada sin saber que no existía.
Una vida derramada sin saber que no existía.
Eclipsaste un sonido interruptor
de sueños,
del amor, que revitaliza a las
noches,
del amor, que florece de ensueños…
De tu amor, que penetra en mi alma.
De tu amor, que amanece anhelante.
De tu amor que en mí, renace deseos.
De tu amor que en mí, renace deseos.
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