Cuentos sin límites de edades Presentación.
Alguien dijo alguna vez
que la profesión de abuelo es la más hermosa de las profesiones. ¿La prueba?
Muy sencilla, la paga que recibes por ella: el beso inocente de un niño. ¿Hay
una paga más preciada?
Si además ese abuelo,
abuela en este caso, tiene la fea costumbre de usar la imaginación para crear
cosas tan lindas como las que nos ofrece este libro, está claro que esa abuela
recibirá el pago más hermoso jamás imaginado, repito, el beso de un niño.
Aquí tenemos la
explicación, amigos, ¿por qué una abuela se decide a iniciar su creatividad
literaria? Sencillamente porque sabe que le espera uno de los premios más
gratificantes que pueda recibir. Y por eso, Mercedes se decide a iniciar su
experiencia literaria.
Corre el año 2012. La
mirada de una preciosa fierecilla se clava en su rostro. Expectante ante su
palabra comienza a soñar una aventura antes de que comience. Su imaginación se
dispara. La abuela se contagia y la historia surge espontánea, inunda el
espacio y dos almas se funden en ella. Es un cuento. Fue el primer cuento. Tras
él. Un fuerte abrazo se clava en el corazón de la abuela y…
Pregunta la niña:
Abuela ¿Qué son los cuentos?...
La abuela, esboza una
sonrisa tejida con hilos de ternura y responde:
Los cuentos no son historias…
Son principalmente ensueños...
La niña se envuelve en un manto de
fantasía, hiende su mirada en el infinito mientras, agarrada a la mano de su
abuela, dispara la imaginación tras los espacios siderales. Ella sabe que
Los cuentos, son fantasías,
que viven los pensamientos.
Y la niña agarra firmemente la mano
de su abuela. Eleva su mirada y parece adivinar en el rostro de la abuela unas
palabras que apenas fueron un susurro inaudible. Los recuerdos flotan a flor de
piel:
Nuestros primeros amores,
nos los mostraron, los cuentos.
Pero las palabras que sí afloran,
flotan suavemente en el aire:
Ay, mi querida niñita…
¡Todo eso, son los cuentos!
Sí, los cuentos son aquellos primeros
amores que florecieron en el corazón de un niño. Son, también, las fantasías
que enriquecieron los sueños infantiles, historias que se adornaron de hermosos
y fantásticos ropajes. Y esto, lo sabe el niño. Por eso espera ansioso ese
momento en que el día se despide amparado en la ternura de un cariño pleno
disfrazada de mano: la mano de la abuela. Y…
De nuevo llega la noche
y se aproximan los cuentos,
vienen vestidos de gala.
Se acercan, llenos de sueños.
Se desbordan por sus lados,
…
Las
consecuencias son fáciles de adivinar. Mercedes no quiso quedarse en abuela
real y familiar. Después de cobrar tan dulces emolumentos, se anima a seguir
escribiendo y se decide a hacer partícipes de sus sueños a otros niños
desconocidos para ella pero que, como buena abuela, también tienen un rinconcito
en su corazón. Amazón es la fuente elegida para hacer partícipes de sus
escritos a otros niños y mayores. Actualmente, nos tiene pendientes de alguna otra
de sus creaciones que, Dios mediante, seguirán a esta que hoy nos trae
aquí. “Las
Vacaciones que iluminaron mi Vida” es una de ellas. Esta vez se trata de una
novela, género al que también pertenece otra obra que aún se mueve por el país
de la creatividad.
Pero
el mundo infantil sigue pidiendo su sito. Y sale al mundo. Antes de dormir, la
niña confiesa que..
En la mañana de ayer,
fui a nadar con mi abuela.
que me llevó a la piscina
en que suele nadar ella.
…
Me reí; me reí tanto,
que esa risa, casi, casi…
Me sofoca.
…
Y
llega un nuevo día. Amanece y vuelve la realidad. La abuela acude a la lavadora…
que toma vida:
¿A dónde vas lavadora?
Pregunté con voz queda,
y... no asustar con preguntas…
A la máquina viajera.
…
Se enamoró Lavadora
de un aparato gastado...
Un aire acondicionado,
chuchurrido, de mi abuela.
Un aire que era tan viejo,
que debió nacer con ella.
…
Y
la niña dispara la fantasía a niveles insospechados. La abuela se transforma
bajo la influencia mágica de la imaginación de la niña:
Con piernas muy largas…
Con cara muy bella...
Con cuerpo delgado…
Y cintura estrecha.
La postura erguida...
De planta bien hecha.
…
Bajo
esta figura, joven, casi infantil, la abuela llega de nuevo al corazón de la
niña:
De nuevo
llega la noche
y se
aproximan los cuentos,
vienen
vestidos de gala.
Se
acercan, llenos de sueños.
…
Vestida
de sueños, la autora, feliz al ver ese rostro cándido pendiente de su palabra,
por fin se despide:
Con gran cariño te doy
A ti,
las gracias, lector…
A ti,
querida lectora.
Por elegir un Cuento
Que no es, un cuento, en prosa,
Que está
escrito en Verso…
Porque… A ti…
El verso, te mola.
Mil gracias,
ya que tu lectura,
PREMIO es…
Para mi autora.
Gracias,
amigos por estar aquí y gracias, Mercedes, por regalarnos tu palabra.
Mil gracias Manuel Cubero Urbano por tan preciosa presentación.