Desde hace nada menos que dos
mil diecisiete años, tres mujeres reclaman un olvidado protagonismo, lloran su
descontento con la congoja de quienes son relegados al olvido.
Sí, queridos amigos, los Reyes
Magos, viajaron con ansia de descubrir el misterio que encerraba una estrella
caminante y, peregrina que anunciaría el milagro del nacimiento del niño Dios.
Viajaron los Reyes desde el oriente lejano, dejando huérfanos a sus pueblos de tres
buenos y singulares reyes. No pensaron en nada más que en montar en sus
camellos, envolver sus presentes para ofrecer al “milagro” sus exquisitos dones
de los más exquisitos Reyes.
Sus esposas, las reinas
cónyuges, sufrieron los mismos avatares, las mismas escaseces de agua en el
desierto, las mismas penurias lumínicas que en tiempos lejanos, se sufrían al
viajar por la noche, pues su única y exclusiva luz, era la emitida por la
estrella, y la luna, en algunas ocasiones.
Las Reinas Magas, no únicamente
hicieron el tortuoso e inacabable camino, que duró tanto como la gestación de
María, la Virgen Madre del Dios divino… Las Reinas Magas de Oriente, se
implicaron en los motivos, en los majestuosos regalos, en la maravilla de la
maravillosa estrella… En la adoración a su llegada al portal, y se ven
implicadas año tras año en la representación, en el majestuoso recordatorio de la
fecha de llegada que año tras año, desde hace dos mil diecisiete años, llena de maravillosos
presentes a los niños del mundo, no como simples ayudantes, si no, como
verdaderas protagonistas que el machismo ancestral, ha mantenido oculto en el
más sepulcral de los más absolutos silencios.
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Mercedes del Pilar Gil #AbuelaTeCuenta Copyright © 2017
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