- Tenemos todo el tiempo del mundo.
Explicaba
Luis como tantas otras veces.
- Todo el tiempo del mundo, querida mía, no sufras porque me tienes aquí
y aquí estaré para siempre.
- ¿Para siempre?
Repetía
ella deseando creer.
- Para siempre. Sí. Para siempre.
Se
ratificaba Luis tremendamente convencido de que lo que decía era la única
verdad.
- El tiempo es nuestro pequeña.
- Todo nuestro.
- Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo.
Dijo estas
palabras con sumo cariño, acariciando su cabeza y peinando su pelo enterrando
en él sus manos, un pelo que ahora se veía alborotado y un poco sucio por la
estancia prolongada en aquella cama de aquél hospital.
Él,
sostenía su cabeza sentado sobre la cama y de espaldas a la puerta de la pequeña habitación.
Ella le
vio llegar de lejos, por el espacio abierto entre la puerta y el marco de ésta que
dejaba al descubierto el pasillo.
- ¡Escóndete papá!
- ¡Ten cuidado que llega!….
Luis se
irguió de un salto, sin saber dónde meterse.
En el
marco de la puerta apareció Adela con cara de malos amigos y unos papeles en la
mano.
- ¡Aquí están los papeles!
- ¡La orden de alejamiento!
- ¡La orden de alejamiento!
- ¡Ahí los tienes!
Luis
miró incrédulo aquellos papeles firmados por un juez que alejaban de él al
mayor de sus tesoros.
Unió su pena a la tristeza de la enfermedad que amenazaba
alejarla de él para siempre.
Cayó al
suelo.
Sólo le quedó llorar.
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Puedes comentar, tus comentarios son valiosos. Contesto todos. Gracias
Conmovedor y triste, me has dejado el corazón en un puño, el relato que transciende de la pantalla para tocar el corazón.
ResponderEliminarSaludos abuela cuenta cuentos.
Vaya! Lo siento Jonh Madison. He estado a punto de eliminarlo. No pretendí en ningún momento herir escribiéndolo. Más bien ha sido una reflexión sobre tener o no tener el tiempo para nosotros. El tiempo siempre nos tiene en sus manos (pienso yo) Mis disculpas Jonh, Un abrazo y mi esperanza es que leyendo esto tan duro, se deje de utilizar a los niños como arma arrojadiza. Los niños son los tesoros de la humanidad Un beso
EliminarPerdona Jonh Madison por no darte las gracias por atreverte a comentar mi terrible relato. Besos y agradecida por siempre.
EliminarUn relato que conmueve, el mayor tesoro que se le pueda arrancar a alguien, su retoño.
ResponderEliminarFeliz miércoles!!!
Muchas gracias Alajandra Sanders por comentármelo Un abrazo
EliminarUn triste relato, una vez pensé que podíamos prometer estar juntos para siempre a alguien y que podíamos dominar el tiempo, pero es una gran ilusión que se cae a pedazos y hace una gran mancha en el corazón, me ha gustado de todas formas juega muy bien con el tiempo...
ResponderEliminarCronica de un viaje estelar, todos hemos pensado alguna vez que teníamos el tiempo para nosotros y lo hemos ofrecido a nuestros amores, pero él siempre individual y caprichoso, se queda con lo que considerábamos nuestro.
EliminarSiento que este relato te haya traído recuerdos que pensabas quizá enterrados en el tiempo. Muchas gracias por decirme aún así que te ha gustado. Un abrazo enorme, muchas gracias por leerme y por tomarte un ratito para comentármelo.
Buen relato,duele.
ResponderEliminarSiempre hay alguien dispuesto a estropearlo todo.
paola panzieri, lo siento, siento que me haya salido así con dolor. Muchas gracias por aún doliendo me lo califiques como bueno.
EliminarMuchos besitos y tiritas y curitas para el dolor que te he hecho pasar.
A veces el tiempo no perdona al igual que las personas. un besote
ResponderEliminarUna lástima, porque perdonar es siempre un acto de generosidad que deberíamos practicar a menudo? . El tiempo es otra cosa, él no sabe de perdón.
EliminarTremendo, muy conmovedor y muy duro Mercedes. Me gutó leerte, un saludo!!
ResponderEliminarGracias Sonia. Me has animado con tu comentario en el que dices "duro" pero también que te ha conmovido y te ha gustado leerlo. Gracias. Besitos
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