Me asomé a mirar y enseguida, me senté la primera y en la primera fila.
Escuché a mi abuela (que siempre va detrás de mí intentando controlar todo cuanto hago)… preguntar:
—¿La primera fila está reservada?
—No, mujer, puedes sentarte donde quieras…
—Es que la niña se ha sentado la primera, y veo que me está guardando sitio…
—Tranquila, mujer… Ja Ja Ja. Eso es que no se quiere perder detalle.
El interés siempre es de provecho, los niños ya se sabe, cuanto más interés presenten por los actos culturales, mucho mejor.
La veo muy contenta, y eso también es muy bueno… Pocos niños se dejan traer a estos actos…
Se la ve despierta y lista.—Mi abuela escuchó orgullosa y apartando alguna silla que otra, se colocó pegada a mí (literalmente hablando)
La amiguita de mi abuela, comenzó la presentación de su novela… No recuerdo demasiado bien de qué iba, pues mientras que ella hablaba, yo distraía mi mente con un blandi-blue rojo con ojos que cuando lo estiraba o encogía cambiaban de forma y posición, y que venía además acompañado por una réplica exacta de cucaracha fabricada con plástico del mismo color marrón oscuro característico de esos insectos o bichos… O lo que quiera que sean…
¡Sí, de esos que dan tantísimo asco!
¡Claro!
De esos que cuando te ven y se dan cuenta de que les has visto salen corriendo a la mayor velocidad que pueden dar de sí sus patitas.
Sí, de esas que cuando tú las ves, sales corriendo en dirección opuesta a la dirección en la que ella había salido corriendo.
¡JA, JA Ja!!!!…
Sería algo muy gracioso, si no fuese por el miedo que dan… Y… por ¡EL ASCO!!!
Después de un rato de esconder y asomar a “Cuky” (que así la bauticé) en el contenedor del blandi-blue…
La amiguita de mi abuela terminó de decir de qué trataba su novela.
¡Me alegré!
Guardé a Cuki en su bola y…
Al instante, me di cuenta de que sólo fue un espejismo…
Cuando dejó de hablar la amiguita de abuela, comenzó a hablar una mujer que había escrito también una novela…
No recuerdo su nombre, ni recuerdo de qué habló... Era algo de una peluquería y de cosas que gustan o no gustan a sus clientas…
Me resigné, y permití otra vez que Cuki saliese de su contenedor y volviese a jugar conmigo…
No me enteraba demasiado de qué decía la mujer, hasta que apareció una palabra rara…
Enseguida pregunté a mi abuela…
—Abuela, ¿qué es erotismo?—Mi abuela me miró y pensó un rato…
—Un género literario—Contestó.
Dejé de jugar con Cuki y presté mayor atención a las palabras nuevas y extrañas…
¿Por qué decía aquella mujer que echaba polvos?... Volví a preguntar a mi abuela…
—De la harina, porque es cocinera...
—¿Pero no habíamos quedado en que era peluquera?
—Pues serán del maquillaje—Contestó mi abuela…
Surgió otra palabra… sexo…
Mi abuela cogió la casa de Cuki, mi chaquetón, mis pañuelos, mi botella de agua, y dijo:
—¡Uy! Qué tarde es…
—¡Vámonos Ana!
Obedecí, a pesar de que se estaban poniendo interesantes las palabras raras… Pero más interesante estaba la calle con la iluminación navideña, la pista de patinaje sobre hielo, los caballitos, la montaña rusa de alces… El árbol enrome construído de luces…
La casa de Papá Noel, el portal de Belén pegado a la iglesia Mayor…
La calle, era un lujo reluciente, brillante y navideño…
Distraje a mi abuela para que ella también disfrutase de todo lo que la calle regalaba a nuestros ojos ávidos de luz y alegría, quería que impregnase su mirada de belleza, de armonía, de fraternidad y gozo festivo sin igual, que aflora del silencio invernal cada año en estas fechas…
Qué importaba un rato más…
…Cerca ya de casa…
—¡Abuelo, conozco un género literario nuevo!
—¡Qué bien. Cuánto aprende mi niña con su abuela!
¿Y qué género es ese?...
—¡El erótico, abuelo!
Ahora, en cuento llegue a casa, miraré en mi ordenador todas las palabras raras que han surgido en la presentación de la amiguita de abuela.
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All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
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