Cerquita de la estación
va paseando Luita.
Me mira desconcertada
intuí en su mirada
cierta forma de pregunta...
y muy fija contemplaba
a los bagajes rodantes
que portan los viajantes…
con cara de cierta intriga.
Y bien pronto comprendí,
pues sus maletas se guían,
por una especie de asa
semejante a su correa.
Mi pequeñita pensaba
que los rodantes
legados
son semejantes a perros.
que guiados por sus amos
caminan junto, a sus dueños.
No son perritos cariño,
que son inertes valijas,
pobres bultos sin linajes
de muy vulgares talegas…
De quienes por necesidad
caminan hoy sin andar
sobre barrigas de trenes.
Volvió a mirarme Luita…
Enseguida le entendí.
¿Qué viajar también quieres?
Corrí a la ventanilla…
Páseme usted dos billetes,
para mí, y mi perrita,
que se me ha vuelto flojita
y pasear en tren quiere.
¿Que mi perrita no paga?
Deme usted ida y vuelta,
disfrutaremos más rato
mirando por la ventana
como los postes se afanan,
en correr atrás de lado.
A la vuelta, pasarán
Corriendo atrás con soltura
la playa de Cortadura,
con sus dunitas y olas,
su sol, sus nubes y cielo,
y si de la puesta es tiempo,
veremos del sol y las llamas
que surgirán a lo lejos…
Vuelve a mirarme mi Lúa
seria, y más pensativa…
¿Mamá, y las maletas pagan?
¡No mi amor, ellas pagan.
Ellas solo son “maletas”!...
Un ajuar de viajero
Un paquete sin más fuero
Que acompañar a su dueño.
¡Quiero pagar mi mamita!
Que pese a llevar correa
no soy yo una maleta.
Soy tu amiga y compañera
Soy tu perrita casera
yo soy tu pequeña Lúa
lo sabes, buena mamita
pues soy yo, quien pasea.
©Mercedes del Pilar Gil Sánchez
#AbuelaTeCuenta
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