viernes, 27 de marzo de 2020

Los Gestos

Para hablar de los gestos debemos pensar en qué es en sí misma la cara.

Sin dar paso a que las caras puedan atraer más o menos por sus formas, por la belleza en ellas expuesta abiertamente, o, digamos que… encerrada; como es el caso de lo que llamamos “atractivo” ya que es ésta una forma de ver la belleza más abstracta que la convencional. Un modo de mirar, o una abierta sonrisa, pueden componer o añadir belleza a un rostro de rasgos más o menos imperfectos; pero no entraremos ahora en detalles de los llamados cánones de belleza.

La cara, esa forma de identidad única y diversa, está compuesta por cuarenta y tres músculos que utilizan para sus movimientos doce pares de nervios craneales y… esta zona de nuestra identidad que puede abarcar el pequeño tamaño de tu mano abierta, es la parte del cuerpo más compleja, y más difícil que puede abordar un trasplante, para el más experto de los “micro” cirujanos.

Hemos de remontarnos para comprender la importancia de la gestualidad, a la época en que el hombre, como primate, usaba sus músculos y nervios faciales para hacerse entender e interpretar los deseos de sus semejantes; para hacer saber a sus congéneres sus estados de ánimo, dar muestras de su disgusto, o de su contento; de una implícita amenaza, o dar a conocer una invitación para un confiado acercamiento amistoso. La gestualidad sirvió en esa época, en esos inicios de… ser seres humanos, como único recurso de comunicación, de formar sociedad, y de entendimiento mútuo; ya que mucho antes de hacernos comprender por medio de gritos más o menos guturales, prorrumpidos como alarma, amor, o como llamadas al relax de sociabilidad ya humana; el hombre únicamente disponía de su cara para convertirse en el ser social que siempre ha sido.

Otra de las características del rostro humano, es su diversidad, su irrepetible variedad de formas, que ayuda a distinguir al hombre como ser individual y único cuando la ausencia de llamada; la ausencia de nombres identificativos, nos podría haber hecho repetidos, sin personalidad, e idénticos.

Los ojos del ser humano, desde sus inicios como especie están dirigidos hacia el frente, con lo que perdíamos ante otros animales en lo que se refiere a vulnerabilidad, ya que el campo visual de un humano escapa a la lateralidad, y debería (cualquier individuo) para ver a un posible enemigo que se acercase por la espalda, girar su cuerpo junto con su cabeza… con lo que perdería un tiempo precioso y preciso para la huida; mas, esta pérdida, o menor tamaño del campo de visualidad, ha dado paso a la posibilidad de identificación individual por medio del reconocimiento del rostro.

Pero… volvamos a la gestualidad; como resquicio de aquellos tiempos primeros, en aquellos albores comunicativos de seres sociales que somos, y que siempre hemos sido; ha quedado marcada e implícita en nuestro ADN una impronta, como de actos reflejos, que tantas veces, realizamos de forma inconsciente, como resquicios de rechazo, que sobresalen de nuestros ojos en nuestras miradas, resquicios de deseo, que sin necesidad de indiscretos olfateos caninos, escapan delatores de nuestros inconscientes, más allá de nosotros mismos, sin permisos previos, poniendo de manifiesto íntimos sentimientos ante los ojos de congéneres, que más o menos expertos en diálogos sigilosos, son capaces de comprender tu malestar, tu indignación, tu oculto amor, o ese encubierto e íntimo deseo que ha trascendido precisamente, sin tu "deseo" de haber sido trascendido…

Muchas veces, la costumbre, y la comunicación verbal nos ha hecho descuidados, la utilización de la palabra nos ha ido invalidando para una comunicación completamente silenciosa, pero nos ha dotado de un "detector", un interpretador del subconsciente de nuestros interlocutores hablantes, que nos hacen diferenciar y discriminar entre quien nos aprecia de veras, y de quien nos muestra simplemente, una cara amable con miradas delatoras de su "no" entusiasmo y de su "insinceridad".

Quizá esta facultad de detección ancestral, sea para nosotros una maldición en un mundo de palabras...

Quizá...

O quizá nos sirva como lo que es en realidad, un "detector", como prevención de algo negativo...

Quizá....

O quizá, este atisbo de percepción extrasensorial, no sirva para más que para escribir unas cuantas letras en una red social....

Quizá...

Porque, para qué puede servir una muda gestualidad en un mundo poblado por palabras, que se dan cita en la mayor multiplicidad y diversidad de composiciones para expresar a través de ellas la mayor complejidad de pensamientos o expresiones...

Para qué sería necesaria la prevención de una mirada en el mundo de las letras y las palabras?
;)

© Copyright © 2018 All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta

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