Enturbió el otoño mi flébil tronco de encina
descamando mi piel un esplín de cápsulas tribales
que conjeturó en dobleces, cuitas y males.
Enmascaró su venusto regazo, un impúber verano
enmarañando mis sangres, plúrimas de vida
y quedé atropando las hojas legadas a mi vida;
raqueando estelas de nostalgias debidas.
Ahogada en ti, arrimada de adarce,
en espera perpetua de tu dingolondango.
© Copyright 2018 Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
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