viernes, 5 de mayo de 2017

Recordando a mamá

Es curioso que el recuerdo de mamá llega a mí ahora, a mis años, acompañado del tejadillo sobre el que descansaba la ventana de nuestra pequeña buhardilla.

La recuerdo en los días de lluvia cuando subía a tender la ropa a resguardo de gotas traviesas, deseosas de volver a remojar la colada.

Recuerdo la blancura inmaculada de las sábanas restregadas en la bañera sobre una tabla ondulada y rubia como el cabello de mamá.

¿La recuerdas tú también querido hermano?

Lástima que todo en este mundo contenga indefectiblemente un principio y un fin…

Todo, menos el recuerdo de aquellos días de niñez que permanecerá imperturbable, imborrable; perdurable en mí hasta el fin de mis días. ¿Sabías que de la memoria lo que permanece, lo que tardamos más en perder son los recuerdos de la infancia?

¿Recuerdas el huevo de alabastro que recibió mamá procedente de Rusia, el susto que produjo abrir un sobre tan pequeño y tan pesado?

Después todos reímos abiertamente al descubrir la maravilla que quedó al desnudo entre nuestras manos.

¿Y las vueltas verbales que dio mamá para describirnos y hacernos comprender el verdadero significado que contiene en sí la palabra “axioma”?

Creo que entonces, ella tampoco lo comprendía y era ese el motivo para que no pudiera concretar su significado con un mínimo de exactitud. 

Ahora recuerdo tu carita pensativa mirándole embobado que, estoy segura aún sin poder verme, que sería entonces un reflejo exacto de la expresión que mostraba la mía.


Qué recuerdos más hermosos querido hermano; qué bello es para los hijos poder recordar por siempre la belleza de una madre. 

© Copyright 2017 Mercedes del Pilar Gil Sánchez 

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