domingo, 21 de febrero de 2016

Libélula

Un helicóptero viviente
Aterrizó sobre mi mano.

Disfruté de sus colores,
De sus alas transparentes,
De su tono azul cobalto.

Pensé cogerla y guardarla,
Atraparla entre mis manos,
Para tenerla muy cerca,
En mi jaulita de mano.

Y poder ver sus colores
Mañana, u otro día del año.

Estaba tan viva y bella…
Tuve la suerte de verla,
Desde tan de cerca... 

Apoyándose aquí... sobre mi mano,
Que no pude traicionarla,
No quise hacerle daño.

Soplé para no tocarla,
Que se elevara despacio.

Supe que estaba contenta,
Cuando tras sobrevolarme,
Se me despidió llorando.

¡Adiós mi bella Libélula!
¡Gracias por tan lindo rato!
No olvidaré tus colores,
Ni tus alitas de encanto.

No te olvides tú de mí
Vuelve si es que quieres,

Jugar a mi lado un rato.
#AbuelaTeCuentA                                                                              

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