jueves, 24 de septiembre de 2015

FRUSTRADA



¡Cuánta fuerza y qué poca puntería!

¡Protesté!

Pasaban casi dos meses de aquella noche, en la que liberé

mi cuerpo, mi alma y mi pudor ante aquel desconocido maravillosamente torneado a base de gimnasio, en el que 
se podrían estudiar uno a uno, todos los músculos de todo 
el cuerpo.

Llevaba esperando tanto tiempo una ocasión así…

Había sido una entrega absoluta. 

Hasta había puesto el mayor de los amores fingidos.

Quizá me faltó eso… 

Que no le amaba, pero le sentí como un amor...
Después de todo, había sido lo más parecido al amor 
que había conocido.

Han sido casi dos meses de ilusión, de sentirme mamá.

Grité enojada:

¡El músculo, no sirve absolutamente para nada!

#AbuelaTeCuenta 
Copyright © 2016 AbuelaTeCuenta All rights reserved


Copyright © 2015 AbuelaTeCuenta All raights reserved

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios son utiles e importantes

Gracias por tus palabras.