Para ver a las perséidas, nos vestimos de
astronautas.
Unas botas, unos guantes, y también una bufanda.
Anduvimos un buen rato, hasta llegar a la
playa,
Buscamos entre las dunas, por ver la más adecuada.
Pronto la elegimos, límpida duna de arenas blancas,
Mullimos bien la arena y formamos una almohada.
La noche nos envolvía, la oscuridad nos mimaba.
Pronto llegó una estrella, que caía hacia mi cara.
Cerré rápidos mis ojos, y al abrirlos ya no estaba,
Se perdió en la noche oscura y ya nadie la
encontrara.
Miles de miles de estrellas amigas, en el cielo la
buscaban,
Hacia mi cara caían, después desaparecían.
Tras la primera se iban llenas de amor y esperanza.
La bóveda del cielo hervía, con luces de estrellas
vanas.
Que sus vidas allí perdían, lanzábanse sin
paracaídas,
Y sin seditas de araña.
Copyright © 2015 AbuelaTeCuenta All raights reserved
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