Salió, sigilosa, a estirar las piernas, no sabía entonces
que aquella fuga podría haber producido un final que jamás habría querido imaginar.
Pedrito
abrió el gas con la intención de con sus pequeñas manos hacerse una tortillita
que…
(Siempre con el gas abierto), batió el huevo, buscó una sartén pequeña,
vertió en ella el huevo batido y buscó después una cerilla...
Mientras intentaba encenderla frotando con la pequeña fuerza
de sus mínimas manitas…
Regresó mamá tan sigilosa como había salido, justo a tiempo
de librar al pequeño del horrible peligro que se cernía a su alrededor estando ya la cocina, impregnada de repulsivo olor a gas.
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