Añorado amor
mío:
Pese a no haber recibido contestación alguna a mis
anteriores cartas, y al temor añadido de que hayas sufrido algún daño, o contratiempo que
te obligue a permanecer en silencio,
lejos de mí (Ruego a Dios que estés bien, que no te haya ocurrido nada malo) y a cansarte, repitiendo siempre lo mismo…
He de repetir vida mía, que te amo como jamás había
amado y que la necesidad de ti, deshace mis entrañas en pedazos, corroyéndolas
por deseo de volver a verte.
Verte, amor mío... Verte…
¿Qué no darían mis ojos por disfrutar tu imagen, aunque fuese de lejos?
¿Qué no sería capaz de hacer, por un solo instante de
tu presencia?
Amor…
Vida mía, porque sólo tú eres mi vida, mi único
anhelo, mi único motivo para respirar, y continuar viviendo.
Esta mañana mi madre, se encontró a tu vecina Julia,
la que vive junto a tu puerta, que ya sabes... son amigas desde que eran niñas, e
iban al mismo colegio. Tu vecina, le contó que te habías casado... y que no
pensabas ya en volver…
No te preocupes cariño, que no le he hecho ningún
caso, que la gente siempre se vuelve loca, por hablar y hablar... aunque no sepan
de qué hablan, y ella no lo sabe.
No sabe, lo mucho que tú me quieres.
Yo únicamente haré caso de ti…
De lo que tú me digas, porque sólo tu palabra, es
válida para mí.
No importará nada más que tu palabra, pues a parte de
ti, no existe nada importante, ni siquiera mi propia vida, pues no me interesa
vivirla si no es con la esperanza, de volver a rozar tus labios, sentir sobre mi piel, la miel
de tus caricias, y el rocío que destilan tus deliciosas palabras; precedidas por el calor de
tu delicado aliento, que acaricia con susurros mi oído, trasladándome el dulzor, del calor de tus
te-quieros.
Regresa amor mío, que aquí, llorando te espero y perdóname
si te he escrito eso tan feo, que ha dicho Julia a mi madre…
Yo jamás he dudado de ti. ¡Jamás vida mía!
Muero de ganas de ti… Son ya tantos días… Son ya
tantos meses…
¡Dios mío que no le haya ocurrido nada!…
No vivo sin ti...
Te quiero.
Y... no dudes nunca que te espero...
Y... no dudes nunca que te espero...
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Me ha parecido genial tu forma de contar esta historia como una carta. Ël no volverá pero ella lo seguirá esperando como Penélope. Excelente amiga
ResponderEliminarPobrecilla. Muchas gracias Jorge por compartir, por comentar y por todos esos + GRACIAS!!! Besitos
EliminarAyyyy lo que hace el amor. A veces no queremos ver lo que tenemos delante. Muy bien contado. Un besillo.
ResponderEliminarNo quiere que su amor se esfume en el aire y lo conserva dentro de sí.
EliminarGracias María, besitos
¡Hola Mercedes! muchas gracias por visitar y unirte a mi blog :) ¡Yo también me he suscrito al tuyo, me ha encantado! :D
ResponderEliminarUn abrazo, nos leemos!!
Muchas gracias Tulkas Hammer Pain Todo un honor Gracias
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