Le
vio llegar
desde
tan abajo...
Como
se ven llegar
los
ídolos o dioses.
Elevando
aquella imagen
Más
arriba, allá, tan alta…
Que
la suya por momentos despeñaba,
Más abajo y más menguada.
Día a día, por el
borde
de
una sima paseaba.
Deslizada
sin piedad
hacia
la mina.
Poco
a poco su espectro,
Sumergía
en aquel terrible
Mar
de la agonía.
*
En
un descuido
de
las más altas alturas,
Cruzó
con él
una
efímera mirada.
Entregándole
en aquella
Leve
luz helada...
El
corazón
Conducido
por su alma.
Comenzó
ahí
su sin
vivir
sin
una vida.
Su
suceder de días
Exentos
de ningún día…
Su
sobrevenir
de
noches
Íntegras
sin noche...
Sin
luces
De
estrellas
de
esperanza.
Enterrada dentro
de una tenebrosidad
enormemente…Oscura…
Muerta…
Sola…
Apagada…
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Que historia triste, más aún sabiendo que se repite en cada momento y lugar. Unos versos para suspirar soñando con el renacer de quien murió en vida. Bravo Abuela. Cuentame más!
ResponderEliminarEl sufrimiento por amor a quien no merece ser amado. Muchas gracias Miguel Ángel. Que bonito tu comentario Gracias. Ojalá fuésemos capaces de saber huir antes que sufrir por ese tipo de causas. Muas!!!
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