Dos de mis cuentos en los primeros puestos de Amazon
Siempre en busca de editorial. Como sabéis, mi NOVELA "Las Vacaciones que iluminaron Mi Vida" ha obtenido magníficas valoraciones. Gracias por vuestras lecturas y comentarios, ya que también aquí, escribo relatos, cuentos, o poesía Infantil. (Mis Cuentos publicados en Amazon, han estado situados en el nº 1 de ventas) Gracias por leerme. Comenta, no te cortes.
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domingo, 27 de agosto de 2017
martes, 22 de agosto de 2017
Tu amor, un eclipse
Eclipsaste el silencio, que
inundaba mi vida.
Eclipsaste la noche, que poblaba
mis días.
Eclipsaste la luz, que mis ojos
cegaba
en medio de la nada, habitada por penumbra.
Una vida derramada sin saber que no existía.
Una vida derramada sin saber que no existía.
Eclipsaste un sonido interruptor
de sueños,
del amor, que revitaliza a las
noches,
del amor, que florece de ensueños…
De tu amor, que penetra en mi alma.
De tu amor, que amanece anhelante.
De tu amor que en mí, renace deseos.
De tu amor que en mí, renace deseos.
viernes, 18 de agosto de 2017
Las palabras importantes...
Un día busqué tres letras
para nombrar a la PAZ.
Hoy busqué en mi diccionario,
palabras tan importantes…
Y en él pude encontrar:
Empatía, Simpatía,
Amor, y Afinidad…
Apoyo, Respaldo,
Ayuda, y… Solidaridad.
Adhesión,
Unión
Concordia, y Sinceridad…
Confianza, Salud,
Salvar, y Libertad.
Afecto, Apego
Ternura, y como no,
Amistad.
Éstas son buenas palabras
para hablar y practicar.
Para entender a los hombres...
Para amar y respetar.
jueves, 10 de agosto de 2017
Distrayéndote mientras comes...
_¿Cua, va a
pedí mamá?
_¡Er oxenta
y tré!
_¿Y eze de
qué eh?
_¡Er de “camarale”,
Xoxo. Er que pio siempre!
_¡Ay, mamá!
Quilla… ¿Camarale?....
_¡Tú ya
sabe cuá quio decí!...
_Mamá,
hiha, se dice ¡caramale!
_¡Qué má
da, quilla!... ¡Tú pon oxenta y tré!
Y otro de
trenta y tré de atún con lexuga…
****
_¡Mamá; ya tá quí er tío que llama y pretunta por ti!…
_Po dile:
Mire uté; ¿Podría llamarme en otro momento que e, que toy cagando?...
¡Dame, dame
er movi que yo se lo digo!...
¿Pero qué
quiere uté?...
Ah, sí. Sí.
Sí… Sí…
¿Podría
llamá dentro de do hora que toy en lo Montaíto de Zan Fernando?...
¡¡¡Anda
Xoxo, que e er de vodafon y me quiere hasé un dehcuento!!!
© Mercedes Del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
miércoles, 9 de agosto de 2017
Quién habita la escritura?
¿Pero quién habita escritura?
Decidme si sabéis…
¿Qué genio habita en la escritura
que arrastra con fábulas y locuras,
a las mentes más centradas y sesudas?
Que es capaz,
de arrasar las más tristes amarguras.
De llenar mentes cuerdas de locuras,
de lidiar con amor y desamores.
De oler, de las flores,
sus más diversos olores.
De visualizar con palabras los colores,
de cantarle a los vientos mil rumores,
gobernados por quimeras de autores.
¡Poderoso huracán de letras puras,
es el gran universo de escrituras!
© Mercedes Del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
Un poema que ha sido publicado por la Revista Literaria Azahar.
Un poema que ha sido publicado por la Revista Literaria Azahar.
Una Cucharilla de Café
El absoluto y estricto silencio decretado por Otto
Kretschmer se vio truncado
por una mano temblorosa que el pánico convirtió en torpe y descuidada.
Una mano
que había demostrado agilidad y firmeza, más allá del momento que ahora se veía obligada a vivir.
La presión del agua sobre su estructura comenzaba a causar filtraciones en
el U99 que descansaba camuflado en el fondo marino desde hacía más de tres horas. La
tripulación fallecía deshidratada por la exuberante hiperproducción de sudor, que provocaba el exceso de calor, y el excesivo estado de miedo.
El comandante que había prohibido el café por el simple y
práctico hecho de regular el consumo de agua, permitió la excepción de una taza
del codiciado líquido negro, más por estabilizar los nervios de la dotación y
por hallar el punto medio del bien común o grupal e intentar restablecer con
ello un ápice de confianza en sus marineros, en los que comenzaba a advertir
pérdida del nivel de alerta, y, que dejaban acrecentar en su interior un
pensamiento derrotista.
Flaqueaban las fuerzas.
La confianza en una hipotética salvación había huido
del submarino a mayor velocidad que la velocidad punta de crucero que pudiera
alcanzar con buena mar y buen tiempo el U99.
El constante, aunque intermitente pitido del sonar
volvía locos a los hombres a quienes por momentos, se les advertía acrecentar la necesidad de salir corriendo,
gritar, o luchar cuerpo a cuerpo a vida o muerte antes que quedarse a la espera
en tan dolorosa incertidumbre.
La mano del marinero klaus tembló presa del desconcierto y
del pánico, lo que terminó lanzando la cucharilla que serviría para endulzar el café hacia una de las chapas que
constituían la zona de descanso del submarino y en la que se amontonaba sigilosa
la totalidad de la tripulación en torno a una humeante cafetera.
El café se vertió ardiente sobre sus piernas y aún habiendo
ahogado el grito, los despabilados oídos del radiotelegrafista de un viejo y persistente destructor que en el sosiego
de la noche escrutaba al silencio, escuchó un “Clin” repetido por el choque de
la cuchara contra la chapa de la camareta, seguido del consiguiente “Clin”
producido por la colisión de la cuchara contra el acero del suelo.
La primera carga de profundidad hizo saltar en el
pecho los corazones de los cuarenta y un navegantes atrapados en la acerada mazmorra
que intuían ya, y sin remedio, su tumba.
Esa primera explosión fue seguida por cincuenta más,
repartidas en ráfagas de veinte en veinte minutos durante hora y media, que
explosionaban, “a Dios gracias” sobre el sumergible, ya que de explosionar bajo
su estructura, provocaría sin remedio alguno, la destrucción de la nave. No podían abandonar su posición y debían confiar en que los ciento cincuenta metros que les separaban de la superficie, resultasen suficientes para su supervivencia.
Unas horas después, cuando la tripulación del U99 se
sentía a salvo y libre del asedio, entró en batalla contra un convoy compuesto por cincuenta buques resultando en la refriega tocado de muerte; una vez en la superficie, su comandante, se vio obligado a ordenar
el abandono de la nave tras lastrar los tanques e inundar las zonas estancas,
quedándose en la cubierta del HMS. Walker, su verdugo - rescatador tras ser apresado, para contemplar el hundimiento de su uboot, que ocurriría a primera hora del 17
de marzo de 1941 tras haber hundido seis buques, entre ellos, un petrolero que tuvo la capacidad de convertir la noche en día, en horrible ignición comparable a la lejana y espectacular explosión de enana roja, antes de desaparecer para siempre tragado por las aguas.
El ingeniero
jefe, tras emerger, y ya dispuesto al abandono de la nave; celoso de los secretos que guardaba en su interior el U99, entró de nuevo al buque, para pasar a inundar la cocina, decidiendo en el último momento, quedarse por toda la eternidad a descansar en el buque sobre la arena de la más tenebrosa profundidad del océano, junto con su amada embarcación.
Murieron tres de sus tripulantes; Kretschmer, su comandante, y treinta y ocho de sus navegantes fueron rescatados por el HMS. Walker y
conducidos a Liverpool.
****
"Esta es una historia inspirada en un hecho real de la historia" Y... aunque no suelo escribir Ficción histórica o sobre temas históricos... No sé qué me ha ocurrido esta vez... Espero que os entretenga. Gracias por vuestra benevolencia.
©Copyright © 2017 All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
sábado, 5 de agosto de 2017
Letanías de Amor
Me encontré hoy contigo
Acudimos a tu huerto
rezamos mil letanías
Lejos de los padres nuestros
¿Me miras? Y te lo digo…
Te digo, que sí te miro…
¿Me quieres? Y, que te quiero…
¿Me abrazas? Y te abrazo
¿Me besas? Y te lo grito...
Gritos de miles de besos.
© Copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
lunes, 31 de julio de 2017
Me revestí de tu sombra
Me revestí de tu sombra,
y te quise tal cual eras,
para llenarme del lujo
de pasear a tu vera.
©Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
domingo, 30 de julio de 2017
Bendita paga extra!!!
La
paga extra de verano le llenó de satisfacción y pensó en el mismo instante que
fue cobrada en cómo deshacerse de ese dinerito inhabitual sin que supusiese para él
ningún problema de conciencia.
Esta vez, no ocurriría como cuando compraba zapatos, o algunas imprescindibles prendas para el diario vestir; ocurría siempre, que su conciencia le hacía reprocharse a sí mismo haber gastado más dinero del que debía.
Esta vez, no ocurriría como cuando compraba zapatos, o algunas imprescindibles prendas para el diario vestir; ocurría siempre, que su conciencia le hacía reprocharse a sí mismo haber gastado más dinero del que debía.
Los
tiempos estaban duros, y trabajar, no suponía una garantía de no pasar hambre, si no se
poseía una conciencia exhaustiva de los “gastos” realizados en el hogar.
Sabía
que el dinero de la paga extra volaría de un plumazo sin sentir, sin que
tuviese tiempo de degustarlo, de tenerle, de contemplarle entre sus manos…
¡Nada
importaba!
¡Nada impediría aquel gasto gustoso!
¡Nada impediría aquel gasto gustoso!
¡Nada!
¡Por
fin conseguiría, lo que tanto ansiaba!
Es
cierto, él únicamente pensaba “hasta ese momento” en bienes tangibles, como
podrían ser: Pasar a conseguir la propiedad de un coche, o poder gozar en su salita de estar, de una pantalla televisiva de esas enormes, led, de ultimísima generación de la que tantas ganas tenía…
Se hallaba seguro de que no habría lugar para contabilizar activos, o pasivos, a hacer balances, cuadrar
cuentas… Ocurriese lo que ocurriese, la cuenta final, vendría a conseguir resultados más que positivos.
Ya
había solicitado el billete desde hacía más de seis meses...
El
mismo tiempo que llevaba hablando con ella, dedicándole a través de internet las horas
de asueto que su vida laboral le permitía...
Necesitaba
tanto su voz…
Necesitaba el rumor de su aliento adentrándose en su oído…
Necesitaba...
Sentir en su piel las caricias que la cálida voz de la amada, entre susurros interrumpidos por un forzado clímax prometía.
Necesitaba...
Sentir en su piel las caricias que la cálida voz de la amada, entre susurros interrumpidos por un forzado clímax prometía.
Necesitaba
su boca, su cara, su piel, y enterrar las manos entre la negrura de sus cabellos, asirse a ellos y acercarla hacia sí con la máxima de las ternuras para una vez unidas sus pieles, estrujarla contra sí hasta dejar de sentir esa sensación de pérdida que le consumía por dentro, esa ansiedad provocada por la distancia, la angustia y la pena que el deseo de tocarse provocaba en él con mayor fuerza cada día transcurrido sin poder calmar la Ansiedad, el Deseo... La Incertidumbre... La Prohibición... El Desconocimiento... La PENA.
¡Sí,
la necesitaba! Más que el respirar, más que el saciado del hambre o de la más angustiosa sed.
Y era así como transcurrían todas sus conversaciones con Stella Maris, con un grito creciente día a día, acallando una necesidad palpable, más tangible que sus cuentas, que sus ahorros,
que un flamante automóvil o un televisor led de sesenta pulgadas.
Anoche,
repasó que no faltase lo más preciso en su maleta, y a las doce y diez de este mismo mediodía,
llegó a un aeropuerto madrileño con destino a Caracas, en Argentina.
El
letrero:
“Desde hoy, treinta de julio, y hasta nuevo aviso, quedan SUSPENDIDOS LOS VUELOS CON DESTINO A CARACAS”
Le dejó pegado al suelo como si éste estuviese anegado por un pegamento inconsistente, blando, que le tragaba sin consideración alguna, hasta una longitud que sobrepasaba la altura de su cuello.
“Desde hoy, treinta de julio, y hasta nuevo aviso, quedan SUSPENDIDOS LOS VUELOS CON DESTINO A CARACAS”
Le dejó pegado al suelo como si éste estuviese anegado por un pegamento inconsistente, blando, que le tragaba sin consideración alguna, hasta una longitud que sobrepasaba la altura de su cuello.
©Copyright © 2017 All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
sábado, 29 de julio de 2017
Una historia de AMOR
Sucedió una
mañana...
Ya bien
llegadas las dos.
Se
encontraron en un plato,
Cuchara, y
Tenedor.
Fue
flechazo de momento.
Fueron
miradas de amor.
Un Cuchillo
que cortaba,
se interpuso
entre los dos.
Pero
pronto, con dos manos,
un comensal
les unió.
Aprovechando
el momento,
se abrazaron
con pasión.
Crecieron, sus sentimientos,
Crecieron, sus sentimientos,
fueron
creciendo en amor.
Muy pronto ya, se casaron...
¡Qué feliz Doña Cuchara!
Luce tocado de boda,
y un merengue de mantón.
Será feliz para siempre,
con su galán, Tenedor.
Muy pronto ya, se casaron...
¡Qué feliz Doña Cuchara!
Luce tocado de boda,
y un merengue de mantón.
Será feliz para siempre,
con su galán, Tenedor.
Cucharillas, de mermelada,
Tenedorcillo de tarta,
de postre rico, de arroz,
Tenedorcillo de tarta,
de postre rico, de arroz,
nacieron,
como retoños...
De esta
historia de amor.
©Copyright © 2017 All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
©Copyright © 2017 All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
domingo, 16 de julio de 2017
Un conflicto mañanero
Por la mañana temprano
Llevo a pasear a mi
abuela
La llevo, a un
comercio
En el que venden
muñecas.
Le muestro el que me
gusta…
Con sus faldones y
tocas
Con biberón y sus
platos
Con sus trajes y
pijamas
Con mantones y
chupetas…
Demuestro, cuánto me
gusta…
Pregunto, a la
dependienta…
Del precio se
escandaliza
Mi comedida abuela…
¿¡Pues no dices que te
gusta!?
¿¡pues no has venido a
la tienda!?
¿¡Para qué he de
preguntar
Si no me lo compras…
abuela!?
©Copyright © 2017 All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
Un camino hacia el amor
Esta mañana temprano
comenzó un gran viaje
lavadora de abuela.
¿Deseaba vacaciones?
¿Se cansó de lavar ropas?
¿A dónde vas lavadora?
Pregunté con voz muy queda...
No respondió mis
preguntas
la lavadora viajera.
Se soltó de su enchufe
y corrí detrás de
ella.
En ese nimio instante...
Lavando a mano las
prendas
imaginé a mi abuela.
Lloré, pues esa imagen
llenó mis ojos de
pena.
Al comenzar sus
andares,
la seguí. Seguí sus
pasos…
Me intrigó a dónde
fuera
y concluyó su viaje
en alcoba de abuela.
Se enamoró Lavadora
de un aparato gastado...
Un aire acondicionado
chuchurrido, de mi abuela
que debió nacer con
ella.
Pude verles abrazarse,
en el cuarto de abuela.
Les vi besarse, amarse...
Les vi, olvidar tristezas...
Les vi, que ambos lloraban
de dicha alborozada,
de verse, la lavadora
abandonar la nostalgia,
verse de amor
cubierta...
Les vi llorar
extasiados,
Les vi quererse sin
penas…
Este amor viene de
lejos
me contó después abuela,
de un día acalorado,
que Aire Acondicionado
heló en la noche la
cena.
Lavadora, desde
entonces,
esperó al aparato
regresar junto a ella.
Le llamó con sus
ruidillos
y al no hallar
respuesta
decidió salir andando
hacia un amor de vida...
Hacia la vida más
bella.
No está sola, Lavadora
Tiene su amor con
ella.
©Copyright © 2017 All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
domingo, 9 de julio de 2017
Atrapando Recuerdos
Atrapando recuerdos
En mis viajes a la luna
suelo atrapar mil recuerdos,
reflejos de luna, luna,
que se prenden en mi pelo.
Collares de piedra luna
que saben a caramelo.
Pulseras de miel de lluna
cerradas pronto en mis sueños.
Remedios de luna oscura
para guardar los recuerdos.
¿Quieres venir a mi luna...
Que es volar tu anhelo?
Remóntate hacia mi nube
Elévate, apóyate en mis cabellos.
Llegaremos a mi luna
en su fase más redonda,
¡Patinaremos su hielo!
En mis viajes a la luna
suelo atrapar mil recuerdos,
reflejos de luna, luna,
que se prenden en mi pelo.
Collares de piedra luna
que saben a caramelo.
Pulseras de miel de lluna
cerradas pronto en mis sueños.
Remedios de luna oscura
para guardar los recuerdos.
¿Quieres venir a mi luna...
Que es volar tu anhelo?
Remóntate hacia mi nube
Elévate, apóyate en mis cabellos.
Llegaremos a mi luna
en su fase más redonda,
¡Patinaremos su hielo!
©Copyright Mercedes Del Pilar Gil Sánchez
viernes, 23 de junio de 2017
Una explosión pinturera
La calidez de la tarde hacía mella en mi cuerpo.
Llevaba horas pintando y el sudor invadía mis calzones después de haber
inundado y traspasado la ropa interior que notaba en extremo pegada a mi cuerpo. Pensé que si continuaba de ese modo, desaparecería en un charco de líquido exudado por mis glándulas sudoríparas en extrema actividad. Mis reflejos, intactos al clarear la
mañana empezaban a flaquear por acumulo de cansancio. Comencé a notar como
primer aviso la pesadez de mis brazos, la turbieza en la mirada, y en el pulso
de mi mano que obligaba a la brocha cargada de pintura a realizar líneas
onduladas en vez de las impertérritas rectilíneas que sin esfuerzo alguno,
deslizaba sobre la pared esta misma mañana.
Sin cejar en mi esfuerzo, llegué al tramo final del
techado que cambiaba un tono parduzco y sucio por un nítido y pulcro blanco inmaculado
que parecía haber inundado de suave luz el cielo de un pasillo que va del cuarto
de baño a la entrada de la casa.
Respiré de sano alivio al pensar en el merecido
descanso que me esperaba…
Moví la escalera y entonces…
En un ínfimo instante… El recipiente que contenía la
pintura cayó desde más de un metro de altura.
Su contenido chocó junto al cubo contra el suelo y como
en una estampida descargada por un trueno la pintura rebotó hacia arriba en busca de
todas las direcciones posibles, deteniéndose acá y allá como una ruleta de suerte
extraña; como un pintor poseído por la locura que intentase pintar sobre fondo
oscuro un cuadro de insólitas flores blancas.
Paralicé de pánico y estrépito…
Dirigí hacia arriba mis ojos que el sudor inundaba, y
al poco, se confundieron con el sudor dos lágrimas…
Lúa mi pequeña perrita acudió a ver qué me pasaba.
No tuve voz para detenerla. Me miró sin comprender nada. Mojó de pintura sus
patas y pintó florecillas de huellas en el pasillo, el salón, la cocina, la
sala… Repitió, repitió varias veces, las flores que al principio esparcía
solitarias, poco a poco, con gusto de unión, en nutridos ramos se juntaban.
No conforme mi Luita con formar ramos de suelos,
subió al sofá y formó en él ramos con hojas y ramas.
No me quedaban ganas de limpiar, no podía… mi cuerpo
no respondía, y optó por no hacer nada.
Me puse la camiseta, me revolqué en la pintura, me convertí
en “nube blanca”
Huí, salí de la casa justo por una ventana, floté en
el horizonte y llené mi nube de dulce blanca agua.
©Copyright © 2017 AbuelaTeCuenta All rights reserved #AbuelaTeCuenta
jueves, 15 de junio de 2017
Hoy, comemos en el jardín
¡Comeremos en un jardín!
Me prometía mi abuela
Mientras llevaba sus pasos
Hacia su casa de vuelta…
Mas… al llegar a su casa…
Abuela ¿Dónde está el jardín?
Me mostró una ensalada
Que había hecho para mí.
Me costó. Me costó mucho…
Me costó en un principio,
Ver a la ensaladera,
Disfrazada de jardín...
Apareció ya en mi plato,
Apareció para mí.
Como en un acto de magia
Como puesto por un hada,
De pronto… El jardín estaba allí.
Con su césped de lechuga,
Las margaritas de huevo
Canónigos que eran trébol,
Vinagrillos de maíz
Tulipanes que en tres tonos
Alegraban mi jardín,
Que se hacían de pasta,
En tres colores,
Entre ellos, el carmín.
Me gusta, me gusta mucho
Comer tan rica ensalada
Sentadita en mi jardín.
© Copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
lunes, 12 de junio de 2017
Ay, mi abuela que está tan loca...
En la mañana de ayer
fui a nadar con mi yaya
me llevó a la piscina
que está cerca de su casa.
Me enseñó a hacer la "boya"
una forma redondilla
que no es verso ni es prosa
que ella hace en la piscina
y no nada... Sólo flota.
Me enseñó a hacer la "gamba"
una forma en que ella nada,
que no es natación... Es broma.
Me reí, me reí tanto,
que casi, casi, la risa me ahoga.
Mi abuela que es chiquita,
encogida como boya,
desplazándose como gamba...
llorando de risa loca...
Y ella que siempre dice:
¡No me hagas reír...
que me ahogas!
© Copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
domingo, 11 de junio de 2017
Demasiado???
Cuando el tiempo se excede
y el aire que roza tu cuerpo,
te envuelve en: demasiado...
Cuando la esperanza se cubre
de ausencias, de pérdidas
excluyentes en demasiado...
Cuando los albores primeros
de vida cuajan en destellos
cobrizos en... Demasiado...
El dilatar del tiempo, el fluir de los días,
La esperanza huida...
La vida, el rutilar de estrellas,
el sol, el universo flotando...
El infinito embriaga tu cuerpo
que pierde medida,
y el tiempo revienta en sí mismo
en frutos corruptos de, DEMASIADO!
© Copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
sábado, 10 de junio de 2017
Un amor de letras
Esperaba las ocho de la tarde con ansia en desmesura,
con el deseo en efervescente incendio de llamas a duras penas contenidas. Le
deseaba, y necesitaba calmar todo aquello que precisamente por el sosiego forzado, por
la contención desmedida, por no dar rienda suelta a la apetencia, le embargaba en un halo de tristeza
y de una cruel melancolía.
No podía comer, su boca se llenó de miedos
pavorosos, de sentidos sin sentido, de dolores estomacales producidos por la desgana, y por tener que devorarse su estómago a sí mismo.
Llevaba tiempo hablándole e intentando huir del amor que letra a letra, notaba penetrar sin remedio por sus retinas, a través de letras que él tecleaba y ella leía con la avidez propia de lo necesario para seguir viviendo. Poco a poco las letras se habían transformado en su propia vida o en parte tan importante de ella, que no podría prescindir ya jamás de ese abecedario mostrado día a día, letra a letra, cada uno de los días y a través de internet.
Su problema principal, era el de la propia
incomprensión de sí misma. Leía las letras que amaba, y sabía que eran únicamente eso... Simples “Letras”
sin apoyo, sin una imagen, sin poder descubrir qué habría tras el monitor, tras el
teclado… ¿Quién podría escribir palabras embrujadas de amor? ¿Quién podría ser el ser especial que con tan
poco, le hacía sentir tanto? ¿Qué podría tener de especial ese alfabeto
utilizado por un ser oculto, sin imagen, quizá sin dedos… ¿Podría ser quizá un robot... Un automatismo capaz de llenar su alma y todos sus vacíos con un vocabulario de amor perfecto. Un ser cuyo cerebro creado, dulcificado y sentido para ser compuesto únicamente
de envolventes letras?
Las ocho de esta misma tarde, sería la hora que haría
poner transparencia a la opacidad, que llenaría de luz su oscuridad infinita. Por fin podría
traspasar la pantalla y ver... Convertir letras en humanidad, en descanso mental,
en dar plenitud a un amor que se hacía ya desesperado.
Una flor roja en el ojal le definiría entre un mar
de transeúntes, de personas que pululaban sin rumbo por la plaza monumental, cuajada de turistas, plagada de personas que… Quizá... cualquiera de ellas, cualquiera, podría ser el propietario de su idolatrado alfabeto.
A lo lejos presintió una presencia que también los
turistas presintieron… Un ser se acercaba con una flor roja en el pecho. La
gente, los transeúntes le abrían paso a la vez que le admiraban como prendados
de su figura, para una vez había pasado mirar perplejos al suelo.
Cuando le tuvo cerca, le reconoció, era tal como se lo
imaginaba. Su figura consistía en letras amontonadas flotando en forma humana. Él extendió un brazo que antes había doblado para arrancar de su pecho la flor y ofrecérsela extendiéndola hacia ella; en su brazo se juntaban en hilera, una tras otra, estas letras: Para ti, mi amor,
con el amor más grande y más extenso...
En el suelo, tras él había ido sembrando otras letras que ella comenzó a leer: Amor de mi vida, seré para ti el ser que esperabas…
Ella, lejos de decepcionarse le abrazó esparciendo
letras flotantes por doquier que se configuraban de nuevo para lograr una imagen igual a la primigenia de ser hecho de letras. Las letras desprendidas flotantes, al caer sobre ella se deshacían, la
penetraban y la envolvían en el más puro éxtasis del más genuino y bello amor que jamás había conocido.
Y todo vuelve, y todo regresa...
Volverá la bajamar a llevarse el agua que rebasó la marea.
Volverá a verterse el fuego que conforma el centro del planeta Tierra.
Volverá a partir, el refrescante sol que inundó de flores la feliz primavera.
Volverá a salir el sol que esta tarde produjo en el cielo una bella puesta...
Volverá a poblarse el firmamento de las más lúcidas y bellas estrellas...
Y... volveremos tú y yo
como vuelven las aves a cruzar el estrecho
en exuberante estación verde.
A forjar de amor los sueños,
a llenar nidos, de polluelos hambrientos.
A vivir enseñando amor
a unos cuerpos revueltos.
Rebozados de de vida,
rebosándose de sueños.
©copyright Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
martes, 6 de junio de 2017
Cabina
Se le antojó claustrofóbica, una
cabina de escasas dimensiones pintada en estéril blanco. Al poco, tuvo la
sensación de ser confundida con un acerico. Sin saber por qué, recordó a su
abuela y como clavaba y desclavaba alfileres y agujas mientras hilvanaba
prendas para probar a las clientas o para que sirviesen como guía sin pérdida a
la máquina de coser.
Le intrigaba el especial sentido
de profundidad de clavado que poseía su yaya para no taladrarse la muñeca ni
una única vez, ni se perforaba jamás el pecho, cuando hincaba en él
indiscriminadamente agujas o alfileres sin en apariencia,tocar piel… ¿Es
que acaso llevaba un acerico oculto bajo su sujetador. O le importaban tan poco
sus pechos como para atiborrarlos a pinchazos? Nunca halló respuesta para esa
incesante pregunta que jamás se había atrevido a formular.
Se le ocurrió pensar en las
posibles consecuencias funestas que podría tener esa costumbre si su
abuela fuese una mujer de hoy, y pudo visualizar en su mente, sin problemas,
unos implantes de silicona chorreando relleno a través de la piel que hasta
entonces, había sido capaz de ocultarlos bajo el músculo pectoral.
Un estremecimiento repulsivo la
hizo conmover mientras se sometía al tratamiento de acupuntura que le aliviaría
de rigidez y dolores y... como revulsivo, intentó leer un pequeño relato que
formaba parte del total en un libro de relatos; cuando recibió la advertencia
de Fernando, el acupuntor:
— No es conveniente mantener los
ojos abiertos—
Cerró los ojos, y al poco, perdió
la conciencia del lugar, del encierro y de la picazón que le producían las
agujas clavadas en su cuerpo.
Intentó abrir un ojo para mirar el
reloj, pero la luz se había apagado, no se escuchaba ruido alguno y se quedó
quieta…
Quince días después…
Fernando que regresaba de su viaje
a Londres caminaba hacia su consulta. Habían sido unas vacaciones perfectas.
Londres le premió con su clima singular… Desde siempre había deseado conocer la
famosa niebla más espesa que un puré de guisantes, que tantas veces había leído
en libros detectivescos, o escuchado decir en películas del mismo género...
Ahora conocía exactamente cómo era una "niebla puré de
guisantes" que tanto le había costado visualizar en su imaginación…
Se sentía reconfortado, le había
abandonado el estrés…
Cerca de su consulta, descubrió un
cartel pegado a una columna que soportaba una farola…
¿No era aquella su paciente?...
Un cartel reclamaba la presencia de
una mujer joven que él recordó…
La mirada se nubló a su alrededor…
El suelo se le acercaba, la calle parecía moverse…
En el portal de su consulta
existía un hedor imposible de soportar. Enseguida pensó en la gambas que habían disfrutado la última mañana de consulta como aperitivo a las doce del mediodía. Estaba seguro de haber bajado la basura...
Un sudor frío recorrió su espalda
convertido en profundo dolor…
Cuando abrió la cabina, la camilla
chorreaba una masa pútrida, infecta, corrupta, de la que podían aún reconocerse unos ojos cerrados y sobresalían a su alrededor a modo
de “pinchitos” metálicos un montón de agujas de acupuntura.
Fernando se apresuró, llenó una
bolsa de plástico con la masa informe y corrió con ella a cuestas escaleras abajo hasta el
contenedor de basuras más próximo sin que nadie le viese; antes que diesen las diez de la mañana
y llegase a la cita el siguiente paciente.
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