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jueves, 4 de febrero de 2016

Aprieta el botón!!!

—Papá –
 ¿Tardaremos mucho en llegar? 
—Serán unos pocos minutos más 
Reza, hija mía -
—Ya he rezado papá –
— ¿Has rezado todas las oraciones que te dieron en la ceremonia? –
—Sí, papá –
—Pues comienza otra vez desde el principio –
—Pesa mucho esto, papá –
— ¡Compórtate como la niña mayor que eres! 
Será sólo un instante 
No te preocupes –
— ¿A dónde iré después de hoy papá? –
— ¿No te lo han explicado en la ceremonia? –
— ¡Sí, papá! 
Me lo explicaron –
— ¡Reza! –


—Debes ir hacia aquél edificio y pulsar el botón –
No lo pulses antes de tiempo 
Recuerda que has de traspasar la guardia y adentrarte lo más cerca posible del tumulto enemigo 
¡Recuerda, sigue rezando! –
—Oh, Dios del Cielo y de la Tierra, acoge en tu seno a esta tu hija, que te ama sobre todas las cosas… 


— ¡Eh, niña! 
 ¡No se puede pasar por aquí 
 ¡No puedes traspasar esta línea! 
 ¿Qué te pasa bonita? 
 ¿Por Qué lloras? 
 ¿Te he asustado? -

— ¡No quiero apretar el botón! 
 ¡No quiero apretar el botón! 
 ¡No quiero! 
 ¡No quiero reunirme con mis abuelos! 
 ¡Quiero volver con mi madre!...

 ¡Pesa mucho este chaleco!... –

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miércoles, 3 de febrero de 2016

Carta a una hija

Respuesta a la carta a una madre de Ana María Pedraza.
"Carta de una hija a una madre"

Carta a una hija:

Mi querida hija, te miro hoy como te miré el día en que te pusieron sobre mi pecho por primera vez, y me mostraron que había nacido de mí una niña. 

Mi niña, mi hija.

En aquél mismo instante, se hicieron visibles cosas que hasta entonces permanecían ocultas a mi entendimiento. Comprendí a mi madre, tu abuela, cuando por protegerme restringía mis ansias de libertad, frenando mis deseos de vivir la calle, o una fiesta después de las nueve de la noche. Lo comprendí todo mi querida hija, al verte sobre mí indefensa, pequeñita, con la boca muy abierta para tomar aire y poder hacer notar tu descontento de sentirte fuera de mis entrañas.

Qué brusco fue para ti el choque de llegar a este medio aeróbico, y por el contrario, que maravilloso momento para mí.

Recuerdo tus pequeñas manos agarradas a mis dedos índices, aferrada para no caerte, no sabías tú, que yo, tu mamá estaba ahí para protegerte. Para eliminar de tu lado todo cuanto fuese capaz de dañarte, y que nada ni nadie pudiese hacerte daño alguno. No podrías caerte, niña mía, porque yo estaba a tu lado entonces, y para siempre.

Recuerdo tus ojos aún cerrados, y el momento en que los abriste por primera vez y comprendí en ese instante, que sentías la misma emoción que yo sentía.

Tus pequeños pies de muñequita, frágil, tan frágil, tan diminuta…

No quise besarte, aunque me moría de ganas por darte un beso, me daba miedo lastimar tu piel con la aspereza de mis labios resecos por los  esfuerzos del parto.

Mi pequeña, mi niña.

Y ahora, pasado el tiempo, me siento tan orgullosa de ti, tan orgullosa de ser tu madre y leer tu carta…

Gracias mi pequeña, mi dulce niña, por hacerme sentir tras la lectura de tus letras, la mamá más especial del mundo. 

Te amo mi hija.

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lunes, 1 de febrero de 2016

Perdone Usted, Gusanito!

Ayer mismo por la tarde,
Cuando mordí una castaña,
Se asomó un gusanito,
Que de este modo gritaba.

— ¿Se puede saber qué haces? –
— ¿Por qué destrozas mi casa? –
— ¿Te gustaría que yo ahora,
destrozase tu terraza? –

— ¡Perdona! –
Le contesté quedándome abochornada.
—Ha ocurrido sin querer. –
—No sabía que ahí estabas. –

Como pude disculpé
mi intromisión en su casa.
Una castaña busqué,
En la bolsa de castañas.
Hermosa, grande y lustrosa,
Digna de ser una casa.

—Quiero reparar mi error. –
—¿Te gustaría gusanito?… -
—¿Mudarte a esta casa? –
Con la cabeza negó
El gusano de castañas.

—En esta casa hay recuerdos. –
—Hay tesoros de mi infancia. –
—De cuando era un huevecillo. –
—Antes de ser una larva. –

Está bien, le respondí,
Y reparé la castaña.
Pegando a su piel un film,

Y la guardé en una caja.

© #AbuelaTeCuentA
Mercedes del Pilar Gil

Entrevistada por María Campra. Mil gracias María

El blog de María Campra Peláez contiene una entrevista muy hermosa para mí. Gracias María.


http://escritoramama.blogspot.com.es/2016/02/otro-mundo.html


Y se disfrazó en invierno....

Y se disfrazó en Invierno... Enero de Primavera.

El invierno huyó del frío 
Mutándose en primavera.
Transmutó las nieves blancas,
En campos de verdes hierbas. 

Confundió a los vinagrillos,
Que ya el campo amarillean,
Alegrando los paisajes 
Como un pintor su paleta.

Contentas, las mariposas,
Las flores revolotean,
Disfrutan los pajarillos,
Sus trinos de amor gorjean.

Se preparan ya los nidos,
Y escenas de amor recrean.
Se apresuran ya las flores,
Margaritas, madreselvas.

Que no se arrepienta enero,
De creerse primavera.

©Mercedes Gil

viernes, 29 de enero de 2016

La vida... Un reloj de arena


El tiempo derrocha vida,
Que grano a grano nos deja.
La vida derrocha el tiempo,
De un bello reloj de arena.
Pulimos, le damos brillo,
Lustramos 
las apariencias.
Gastamos nuestros latidos,
En amores que no llegan.
Con ellos se van suspiros,
Llantos, miedos y más penas.
Ya jamás se nos devuelven,
Los minutos, ni la arena.

© Mercedes Gil #AbuelaTeCuenta
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jueves, 28 de enero de 2016

Te echo de menos

Echo de menos tu piel,
Echo de menos tu pelo. 
Tus besos y tus caricias, 
Tus miradas, mis anhelos.
Por eso, en mi ventana,
Escruto a la lejanía,
De tu amor el regreso.
De tus caricias, pasiones,
De tus dulzuras, jadeos.
Te busco, en la distancia,
Y te hallo en mis deseos.
Te busco, más no te encuentro.
No me alcanzan tus miradas,
No estás aquí, no te veo.
Te vivo en mis recuerdos,
Y te disfruto en mis sueños.

© Mercedes Gil ‪#‎AbuelaTeCuenta‬

Nuevo Cuento de la Abuela



viernes, 15 de enero de 2016

Idilio entre la luna, y el observatorio de San Fernando

Flotaba la luna llena,
Llenando de luz sus rayos.
Llevando luces de hielo,
Al suelo de San Fernando
Luces, blanco de mármol.

Compiten rayos de tierra,
Con la fuerza de sus rayos.
Rayos que el cielo penetran,
Midiendo del tiempo datos.

Datos que son más fríos,
Que los rayos más helados.
Compiten, más ella gana,
Gana en belleza y encanto.

Luce colgada del cielo,
Como  globo grande, y blanco.
Tan blanco como la sal,
Del suelo de San Fernando.

Él la persigue amoroso, 
Haces de luz penetrados...
Ella, se muere de amor,
Por el galán medidor

Y... deciden mezclar rayos.


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miércoles, 6 de enero de 2016

Oh, la Abuela tiene una amiga!!!!



     Hola, ¿Estás sola aquí? –

     ¡Sí, he venido sola! 
         Me apetecía un café 
        Además, me apetecía estirar las piernas durante un rato. –

     ¿Puedo sentarme a tu lado? –


     ¡Claro que sí, me gusta la compañía! 
         ¿Te apetece tomarte un café conmigo? 
         ¡Te llamaré al camarero! –

     ¡Muchas gracias! 
         Eres una persona muy amable 
        ¡Me gustará tu compañía! –

     Tu cara me resulta familiar, es como si te conociese de antes… 
         Es como si fueses alguien a quien he conocido… 
         Alguien a quien he conocido, hace algún tiempo… 
         Aunque… es como si tu rostro… hubiera mutado… 
         Me suena. Sí, me suena mucho tu cara –

     Me suele ocurrir… Suele ocurrir que a quién conozco… Le suene… 
         Le suene Bastante … 
         Hasta hay quien se pasa semanas sonándose mi cara… 
        ¡Perdón! Quise decir… ¡Sonándole! –

     ¿Cómo te llamas amiga? 
         Quizá oyendo tu nombre… 

     Mi nombre es Gripe, Mercedes… y estaré a tu lado por varias semanas. 
         Debes estar contenta, ya no estarás sola. 
         Ten en cuenta, que mi presencia está muy solicitada 


     ¡Sabía que te recordaba! 
      ¡Sabía que me "sonaría"! 
      ¡Sí, Sabía que me sonaba!!!

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domingo, 27 de diciembre de 2015

La Luna de Navidad

La noche de Navidad,
Venía esta vez premiada
Premiada de hermosa luna,
Luna de luces de plata.

Gélida estaba la luna,
Más parecía enamorada,
Le acompañaba una estrella
Que era el lucero del alba.

Vino a alegrarnos la luna
En una noche cerrada
Regalándonos su luz
Luz de destellos de nácar.

Aquella luna que vino,
No era luna vacía,
Era una luna nueva,
Que llena de luna venía.

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sábado, 26 de diciembre de 2015

Formando el Belén

La Navidad le absorbió en cuerpo y alma, la noche anterior, colocó la última figurita en el belén.
Se sentía orgullosa, le había llevado mucho tiempo conseguir que las montañas pareciesen nevadas, que los limos resultasen reales, que las aguas procedentes de las montañas, pareciesen verdaderas cascadas… 
Había estrujado su imaginación a tope, y el resultado final, había merecido la pena del esfuerzo invertido. 
Lo que más le enorgullecía era pensar que  los materiales utilizados, eran tan cotidianos que no hubo de salir a buscar ninguno. La hierba la crió en una maceta bien tupida sembrando semillas de alpiste, después la recortó en diversos tamaños para adaptarla, y la había convertido en... un césped, hierbas altas, o en un ocultador ramaje. 
El agua, fue construida con papel plateado, espejos, y film de envolver. 
Pensó entonces con regusto extremo, en que los diminutos habitantes de aquel belén, con seguridad, estarían encantados de vivir en aquel lugar paradisíaco conseguido por sus manos.
Como todos los años, envió invitaciones a los vecinos para que admirasen su obra de arte.
Debía recoger la casa, no podría haber nada por medio la mañana siguiente, debería quedar todo pulcro y brillante; y... Únicamente dejó por hacer, el lavado de la ropa. 
Abrió la lavadora y guardó todo el montón acumulado durante los días en que se dedicó por entero, a construir el Belén.
Se quedó dormida pronto aquella noche... 
Realmente estaba agotada.
Nada más quedarse dormida, sintió en su cuerpo como si fuese amasada, o como un masaje duro, que la hacía renacer… como si alguien, estuviese interesado en repasar todas sus formas...
¡Durmió!
Durmió, como jamás lo había hecho, desde que era una niña pequeña.
Creyó despertarse temprano, cuando la luz de la mañana llegó a la altura de sus ojos, rebotando en algo sumamente brillante.
Tenía mucha ropa por lavar…
No comprendía qué pasaba…
""¡Debe ser la hora de que lleguen los invitados!"... Pensó...
Pudo oír cómo se abría la puerta… y cómo su marido hablaba con los visitantes…
     ¡Pasad!
   ¡Como veréis, a quedado Precioso!
   ¡Estoy seguro de que os gustará!
   ¡Ella, llegará enseguida!
  No sé qué le ha podido pasar, para que se pierda este momento, después de tanto trabajo. Tiene mucho mérito, pues lo ha hecho sola, sin ayuda de nadie. 
¡ ¡Amelia es, una verdadera artista! 

     ¿Ella?
    ¿Amelia?
    ¿Es que acaso se refiere a mí?
    ¿Por qué habla mi marido como si yo no estuviera?
    ¡Pero si estoy aquí mismo!...

Notó entonces… cómo una mano la agarraba por la cabeza, como una de esas máquinas de feria cuyo extremo termina en garra de recoger objetos…

     ¡Mirad esta lavandera!
     ¿A que parece muy real?

"La niña del vecino de al lado, me sostenía entre sus dedos, mientras mis ojos permanecían cegados por el reflejo del sol en el agua del río, hecho con papel de aluminio que yo misma había construido el día anterior...

Miré en mi derredor y… Quise morir en cuanto que vi el inacabable montón de ropa que aún me quedaba  por lavar"…


     ¡SocOrroOOooooo!
             ¡SocOrroOOooooo!
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lunes, 21 de diciembre de 2015

La Abuela en Creatividad al Piano!

Creatividad al Piano Incluye mis cuentos en su página.
En el apartado de Educación.
Estoy muy emocionada! Mil gracias!

domingo, 20 de diciembre de 2015

La Noche del Veinticuatro de Diciembre

Margarita, permanecía bajo la nieve sin apenas abrigo, viendo gente pasear y comprar a sus hijos cosas superfluas.

Un niño, tiró un caramelo sujeto por un palo. Margarita, deseaba conocer el sabor de aquél dulce y lo recogió del suelo.

-¡Niña!

-¡No se cogen cosas del suelo!

-¡Cochina!

Gritó el padre del niño.

Margarita echó a llorar y quedó dormida junto a un perro callejero, que siempre, le prestaba su calor.


Soñó un árbol luminoso cargado de comida,  ropas de abrigo, el regreso de su amorosa mamá... 

Al despertar, le rodeó toda aquella maravilla, regalo del muy bondadoso Santa Claus


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Santa Claus



Faltaban tres días para la noche navideña, cuando Carlitos preparó su trampa en la chimenea, con intención de dar cazar a Santa Claus.

Esa trampa consistía en una red introducida por la chimenea, obstruyendo la salida, y que sería accionada con el peso del cuerpo de Santa, quedando después, cerrada sobre sí misma. 

Los extremos libertadores, permanecerían ubicados en el exterior del canal de humos, para que una vez atrapado, Santa Claus, no pudiese liberarse.

Carlitos, no dejaría nada al azar. Él mismo se introdujo por la chimenea para comprobar su efectividad, y funcionamiento.

La noche del día veinticuatro llegó, y Carlitos, permanecía desaparecido. 

Santa, le halló tal como había quedado tres días antes; envuelto en la red de su propia trampa. Tras unos segundos de desconcierto, enseguida comprendió para quién estaba destinado tan maño enredo.

Santa, recogió el extraño paquete, envuelto tal cual lo halló, lo depositó bajo el árbol familiar como  regalo único navideño.

--¡Hasta nunca Carlitos! 
Sentenció Santa Claus al traviesísimo infante.


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jueves, 17 de diciembre de 2015

¡Mañana llega la Primavera!


Mi cacao con leche esperaba humeante sobre la mesa de la cocina y mamá presurosa me animaba a darme prisa.
-¡Péinate!
-¡Ponte bien los zapatos!
Miré a mis pies, y les vi más extraños que otras veces, las puntas de mis zapatos, se desviaban hacia los lados externos. Junté mis pies, y… en vez de unirse, parecían repelerse y querer distanciarse por las punteras. las puntas de los zapatos, se alejaban la una de la otra, mientas los talones, permanecían como siempre, juntos y unidos.
¡Qué extraño!
Pensé…
¿Se habrían enfadado mis zapatos, e intentaban apartarse el uno del otro?
Les observé perpleja sin saber qué les podría haber pasado.
Mamá me sacó del ensimismamiento, y también de mis dudas en un instante.
-¡Ana!
-¡Tienes los zapatos del revés!
-¡Pon bien los zapatos, Ana!
Ordenó mamá.
Me alegré de que no les ocurriese nada malo a mis zapatos, no me gustaría… ¡Nada! Que se hubiesen enfadado.
Les regañé por traviesos y cambiarse de pie, aunque enseguida les dije:
-¡No pasa nada! Sé que no lo volveréis a hacer. No quiero veros tristes ¿Vale?
Les perdoné.
Me gusta verles contentos, saltando y corriendo conmigo y también, haciendo resbalones por el pasillo de casa.
Aunque… Recuerdo el primer día que me los puse, no se portaron demasiado bien conmigo, pues me hicieron unas rozaduras muy incómodas y dolorosas en los talones.
Mamá me colocó unas tiritas. Dos en cada pie para proteger mi piel del roce con el zapato.
-¡Ana!
Gritó mamá desde la cocina, con ese grito que conozco tan bien y que quiere decir exactamente esto:
“Me estás hartando Ana, y como grite otra vez… “
Decidí, tras la advertencia, darme toda la prisa posible y hasta la imposible, también.
Me cambié de pie los zapatos en un “pis, pas” y esta vez, vi cómo volvían a unirse en las puntas y cómo volvían a ser amigos. Corrí hacia la cocina a disfrutar de mi leche con cacao que tanto me gusta y que ya había dejado de humear. Se hallaba a esa temperatura calentita, pero no “quemona”.
Ese es el punto de calor que me gusta. ¡Caliente y sin quemar! ¡Bien!
-¡Ana, no te manches, pon atención a lo que estás haciendo!
Como siempre, mamá interrumpió mis pensamientos que se encontraban perdidos en el aire, mientras miraba el tapete de la mesa que había puesto hoy mamá y en el que había dibujada una niña caminando hacia una montaña nevada. Le acompañaba, un lémur de cola anillada al que había subido a su hombro, para que no se cansara. La montaña, estaba tan lejos…
Qué bonito dibujo, siempre que mamá lo extiende en la mesa, pienso que soy yo quien tiene la suerte de ser la amiga preferida de un lémur cola anillada.
-¡Vamos Ana, que ya es tarde!
Corrí a recoger mi mochila del colegio y entonces, me di cuenta de que había dejado sobre mi cama, el libro de Naturales. Volví a correr hacia mi habitación, cogí el libro y lo llevé en mi mano hasta llegar al coche de mamá.
-¡Abróchate el cinturón Ana!
Ordenó mamá.
-¡Ya lo he abrochado mamá!
-¿Sabes Ana? Mañana llega la primavera.
Qué extraño, esta misma mañana, he vuelto a leer mi lección de Naturales y… la señorita ayer, nos habló de que hoy, es el último día de otoño y que mañana llega el invierno…
Creo que mi mamá (aunque es muy lista) no sabe que mañana lo que llega es el invierno.
 -¡Mamá!
-¿Dime Ana?
Casi no me atreví a decir nada…
-¡Mamá!
-Te escucho Ana, dime.
-¿Estás segura de que llega la primavera mañana?
-¡Pues claro!
-¡Mañana iremos a la estación a buscarla!
Me quedé callada.
Miré por la ventanilla en busca de flores, en los jardines por los que pasábamos.
Nos paramos en un semáforo que se había puesto en color rojo, y cuando un semáforo se pone en rojo, hay que parar y esperar a que se vuelva a poner de color verde.
Yo siempre aviso a mamá:
-¡Ya! Mamá, ¡Verde!
Pero esta vez, no le dije nada, busqué con la mirada en la rotonda, que tenía delante de mis ojos por ver si había florecido alguna flor entre las hierbas… No encontré ninguna.
-¡No me has avisado, Ana!
-¿Qué le ocurre a mi niña?
Preguntó mamá
-¡No hay flores! Mamá.
Contesté.
-No pasa nada, cariño. Ya las habrá.
Volví la cabeza y vislumbré una larga fila de árboles calvos, sin un único pelo-hoja con el que guarecerse del frío helado que había convertido en escarcha al rocío.
Pensé en las ganas que tenía de pisar escarcha y escuchar su  ¡CRAS! ¡CRAS! ¡CRAS! Bajo mis zapatos.
Entonces… me invadió otro pensamiento, referente a mis zapatos, pensé en lo felices que se pondrían de poder pisar saltando, y más aún después de haberles reñido esta mañana cuando jugando, se cambiaron de pie.
Enseguida me di cuenta de que se me había ido el pensamiento de lo importante.
Lo importante esta mañana es encontrar a la primavera.

¡No la veo!

¡No soy capaz de ver, nada de primavera!



-¡Buenos días niñas!

-¿Venís despejaditas hoy?

-¿Alguien ha estudiado el tema que toca?

Preguntó la señorita Rosalía y… Todas las niñas levantaron la mano.

-Ana, ¿Tú no has estudiado?

-Sí, señorita. He estudiado la lección que tú dijiste.

-¿Entonces?... ¿Por qué no has levantado la mano como tus compañeras?

-Porque la lección que estudié es la del INVIERNO.

-Muy bien Ana.

-Como todos y todas sabemos, hoy es el último día de otoño, y mañana comienza el invierno.

-¡No, señorita! Mañana viene la PRIMAVERA.

-¡Me lo ha dicho mi mamá!

-No cariño, mañana llega el invierno.

-Como ya hemos hablado ayer, el otoño comienza el día veintiuno de septiembre hasta el día veintiuno de diciembre.

-¿Qué día es hoy?

Preguntó la señorita

-¡Veinte de diciembre! Señorita.

-También hemos estudiado que: El invierno, comienza el día veintiuno de diciembre y durará hasta el día veintiuno de marzo.

-Entonces, y según lo que hemos estudiado.

-¿Qué estación comienza mañana?

-¡El invierno! Señorita.

Contestaron todas mis compañeras.

Mi voz, entre las voces de todas ellas, gritó…

-¡La PRIMAVERA!

-Ana, la primavera no llegará hasta el día veintiuno de marzo y terminará el día veintiuno de junio.

-¡Mañana, comienza el invierno!

No podía contradecir más a la señorita Rosalía, pues en esta última frase, noté que estaba perdiendo la paciencia conmigo y que tenía próximo un castigo si continuaba discutiendo con ella.

A mí me gusta mucho ir al recreo.

Me gusta jugar. Y a mis zapatos también les gusta. Seguro que ellos tienen tantas ganas como yo de salir a saltar y correr y hacer las coreografías inventadas que solemos hacer en el patio.

¡Lloré!

¡Lloré muchísimo!

No estaba muy segura de por qué lloraba, pero tenía que llorar.

No podía decirle más veces a la señorita, que estaba equivocada.

No podía decirle que mi mamá lo sabía todo. Que ella siempre se sabe las lecciones de mi libro, sin tener que leerlo…

¿¡Cómo no va a saber que mañana es primavera!?

¡Si fuese invierno mi mamá lo sabría!

La señorita Rosalía me llevó junto a María, otra señorita, y María me llevó junto a la directora del colegio, que es muy seria y da mucho miedo.

Cuando hacemos travesuras en la clase, la señorita Rosalía, siempre nos dice: ¡Os voy a llevar con la directora! Y… siempre nos asusta muchísimo.

Cuando dejé de llorar, Maribel, (la directora), que resultó no ser tan mala, y me regaló un caramelo y un bombón de tres chocolates. Me preguntó:

-¿Qué te ha pasado Ana?

-Pues que la señorita Rosalía, dice que mañana comienza el invierno.

-¿Y no es así?

-¡Mañana comienza la Primavera!

-¡Me lo ha dicho mi mamá!

-Puede que tu mamá se haya confundido y haya dicho primavera, cuando quería decir invierno…

-¿No crees que pudo haber ocurrido algo así?

Me quedé pensativa… Podría ser que… Después de todo, no había ninguna flor… En ninguno de los jardines…


Hacía mucho frio, y yo salí de casa con un abrigo, unos guantes y un gorro…

-¡Seguro que mamá se confundió!

-¡Eso ha pasado!

-¡Sí!

-Quiso decir invierno y ha dicho primavera.

-Jejejeje

Salimos al recreo, y mis zapatos lo pasaron genial, y yo también con ellos.

Me vino a recoger a la salida del cole mi abuela, mamá tenía visita en casa…

Cuando llegamos al portal, mamá gritó desde arriba.

-¡Sube, Ana!

-¡Ya está aquí mi Prima Vera!                 
 



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lunes, 14 de diciembre de 2015

Se acercan los Reyes



Ya mece María
Al niño en sus brazos
Le mira, le abraza
Estrechan sus lazos.

El niño divino
Hacia el Cielo mira.
Sus manos divinas
Levanta hacia arriba.


Con el Niño en brazos,
Se asoma María,
A ver el milagro,
De la estrella guía.

Turbada, admirada, 
María, hacia el cielo
Alza la mirada,
Lo que el niño indica
Descubre extrañada.

¡El dedo del niño,
Señala la estela,
De una bella estrella.
Que rauda y fugaz,
Hacia el portal se acerca.

Recelan, sus padres celosos
Escrutando los cielos curiosos.
Contemplan dudosos,
La luz que destella,
El cometa estrella.

¡Qué hermosa, qué bella
La fugaz estrella!
¡Qué dulce, qué llana,
La luz que emana!

¡La estrella se posa,
De su suave luz, 
El portal rebosa!
¡Se acercan pastores,
Hacia la luz milagrosa!

Al mundo le advierte,
 Su rayo fulgente.
Su luz de milagro,
¡Que viene orientando,
A los Reyes de Oriente!

Marca  su luz de guía,
Senderos azules, 
De bella alegría.
¡Siluetas que asoman 
En la lejanía!

Coronas doradas y bellas,
Lucen en sus cabezas,
Con dulces destellos. 
¡La nana de luna,
De una la Luna Nueva
Que hoy, viene llena!

Se ven tres camellos,
Grandiosos, esbeltos.
De lomos dorados,
Y muy jorobados.
¡Siluetas de brumas,
Detrás de las dunas!

Se acercan atentos,
Cabalgando el viento.
Montan la luz del rayo,
¡Un paso y un paso, 
y otros mil pasos!

¡Ya vienen llegando, 
se van acercando!
¡Ya besan el suelo,
Bajo la estrella del cielo!

¡Ya al niño veneran!
Le miman, le besan.
¡Besan de sus piececitos,
Sus lindos deditos!

Le dejan ofrendas,
Y divinas prendas,
De Reyes de Oriente,
¡Al Rey de los Reyes!
¡Al niño divino... En el día de Reyes!

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